Un recorrido específico por las pinturas firmadas por mujeres que están expuestas en el Prado resulta bastante rápido. Sofonisba Anguissola, Clara Peeters, Artemisia Gentileschi y ahora Rosa Bonheur, que llega por petición popular, son las cuatro pintoras en el museo español. Algunas expusieron en vida en las salas más importantes del mundo o retrataron a reyes. Pero la historia las fue olvidando y su camino hasta llegar a las salas de los grandes espacios artísticos actuales no ha sido fácil.
Su presencia se traduce en tan solo nueve cuadros de entre los más de 1.700 que pueden verse en la colección permanente, a los que se suma una décima obra: la escultura de Cristina Iglesias situada en el acceso al edificio de la ampliación de Moneo de 2007. Las hemos localizado en el mapa oficial del Prado, a partir de los datos facilitados por el propio museo, para que puedas orientarte si quieres completar su ruta de artistas femeninas.
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Sala 63A: Rosa Bonheur
El Cid convierte a la francesa Rosa Bonheur (Burdeos, 1822-Thomery, 1899) en la cuarta mujer incluida en la actual colección del Prado. El cuadro salió de las sombras tras ocupar un espacio en sus salas de exposición en el verano de 2017. Fue de forma temporal, cuando el retrato de este león formó parte de la muestra La mirada del otro. Escenarios para la diferencia. Con esta selección de obras se celebraba el Orgullo Gay de aquel año y Bonheur formaba parte de ella, como artista lesbiana que no conoció armarios a pesar de ser mujer en el siglo XIX.
El diseñador gráfico Luis Pastor vio un vídeo sobre la exposición y se quedó pensando en el cuadro. ¿Era un préstamo? Si era propiedad del Prado, ¿por qué no podía verse en su colección permanente? Cuando descubrió que llevaba 140 años guardado en un almacén del museo español, inició en ese 2017 una campaña en redes sociales. Empezó a publicar hilos que recordaban la trayectoria de la pintora junto a la etiqueta #UnaRosaParaElPrado.
Cuadros suyos en esta sala:
- El Cid (1879).
Sala 55: Sofonisba Anguissola
El viaje de la italiana Sofonisba Anguissola (Cremona, 1535-Palermo, 1625) hasta contar con tres de sus obras en la sala 55 de la pinacoteca española tampoco ha sido sencillo. Durante siglos, se consideró su retrato de Felipe II como una obra de Juan Pantoja de la Cruz.
Y no fue hasta 2018 que se retiró el "atribuido a" de la cartela de su Isabel de Valois sosteniendo un retrato de Felipe II. Con los datos técnicos e históricos en la mano, se elimina la sospecha sobre la autoría de sus cuadros. El 22 de octubre se inaugura una muestra conjunta Historia de dos pintoras: Sofonisba Anguissola y Lavinia Fontana.
Cuadros suyos en esta sala:
- Felipe II (1565).
- Isabel de Valois sosteniendo un retrato de Felipe II (1561-1565).
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Sala 7: Artemisia Gentileschi
También tenía prohibido cualquier tipo de aprendizaje la italiana Artemisia Gentileschi (Roma, 1593-Nápoles, cerca de 1654). Comenzó a pintar en el estudio de su padre, Orazio Gentileschi, que vio en ella un talento que no tenían sus hermanos varones. Le asignó un preceptor privado para que le enseñara el oficio, Agostino Tassi, que violó a la joven. El asunto llegó al tribunal papal. El artista fue declarado culpable, pero nunca dejó de tener éxito gracias a sus contactos. Ella tampoco dejó de pintar.
La figura de Gentileschi lleva años siendo reivindicada por los museos internacionales. En los siglos posteriores a su muerte, también se dudó su capacidad artística. Los expertos adjudicaron sus obras a su padre u otros artistas masculinos y, los que se atribuían a ella, guardaban polvo en almacenes. Es una de las mujeres que resucita la fundación florentina Advancing Women Artists (AWA), encargada de localizar, restaurar y recolocar en las salas de exposición obras olvidadas de pintoras.
Cuadros suyos en esta sala:
- Nacimiento de san Juan Bautista (1635).
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Sala 82: Clara Peeters
Poco se sabe de la vida de la pintora flamenca Clara Peeters (Amberes, cerca de 1594-cerca de 1640). Ni siquiera sus fechas exactas de nacimiento y muerte. Pero sí se sabe de su obra, que cuenta con cuatro de sus bodegones en la sala 82 del Prado. Vivió en un momento en el que las mujeres tenían prohibidio recibir formación como la anatomía, que obligaba a ver cuerpos desnudos, así que fue pionera en el género de la naturaleza muerta. Aunque era un área menor de la pintura, supo darle una nueva visión.
También discurrió la forma de darse su propio lugar en la historia: coló su propio reflejo en varios de los objetos que pintó. El Prado le dedicó una pequeña exposición en solitario en 2016, con quince de sus obras.
Cuadros suyos en esta sala:
- Mesa con mantel, salero, taza dorada, pastel, jarra, plato de porcelana con aceitunas y aves asadas (Hacia 1611).
Edificio de los Jerónimos
Puerta de acceso: Cristina Iglesias
Portón - Pasaje (2007) es una obra de la escultora, nacida en San Sebastián en 1956, creada por encargo para la ampliación del Museo Nacional del Prado (Rafael Moneo, 2001-2007). Funciona como acceso ceremonial y como escultura autónoma.
Las pintoras todavía olvidadas por el Prado
No son solo cuatro las mujeres que forman parte de la colección del Museo del Prado. La pinacoteca española posee más de 8.000 cuadros, pero solo algo más de 1.700 son los que permanecen expuestos. El resto de obras se encuentran en almacenes o cedidas a otros museos, para formar parte de exposiciones temporales.
Entre tanto cuadro en la sombra hay varios de pintoras. Está Rosario Weiss (Madrid, 1814 - Madrid, 1843), discípula de Goya (se sospecha que incluso fue su hija no reconocida) y cuyo Los duques de San Fernando de Quiroga (1835) puede verse en la web del Prado.
De igual forma, el catálogo virtual del museo es la única forma de ver las dos obras de la pintora flamenca Catharina Ykens (Amberes, 1659-cerca de 1737) o el trabajo de Mariana de la Cueva y Barradas, artista española de mediados del siglo XVII.
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