“No sabías qué te ibas a encontrar al abrir la puerta y eso echaba para atrás. Ahora, en cambio, es otra cosa”. Esther, cuarentañera, resume así el cambio que han experimentado los sex-shops. Ha acudido a Ssshhh! Tu juguetería erótica, una tienda que tiene, literalmente, la puerta abierta para invitar a pasar y escaparate a la calle en el centro de Málaga, para informarse sobre estimuladores de clítoris. Carlos Gómez, su propietario, cuenta a Verne que “hay una buena parte de las clientas que la primera vez que han entrado en una tienda erótica es a la nuestra. Y es porque ven previamente el interior y se dan cuenta de que es una tienda 'normal”.
“Desde hace 15 años, la tendencia de las nuevas tiendas eróticas ha cambiado. Antiguamente estaban dirigidas a un público mayoritariamente masculino, estaban ocultas en calles pequeñas, solían tener video-cabinas o peepshows [shows en directo en cabinas]. Hoy podemos encontrar estos negocios a la par que otras tiendas de ropa, complementos o perfumerías, situados en centros comerciales o en calles de mucho paso”, nos cuenta Oscar Pierre Fernández, copropietario de Lys Erotic Store, que tiene tres establecimientos en Madrid.
A diferencia de los sex-shops de antaño, hoy el público es mayoritariamente femenino. “El 75% de nuestra clientela son mujeres”, detalla Oscar Fernández. Carlos Gómez añade otro dato: la edad. “Nuestras principales clientas son mujeres entre 40 y 50 años”. Ambos coinciden en que lo que más se vende son los succionadores de clítoris (“es una locura”) y los vibradores.
A pesar de este avance hacia la normalidad en las tiendas, el sexo sigue siendo un tema con prejuicios y hacia el que hay diferentes sensibilidades. Y las tiendas eróticas intentan tenerlo en cuenta. Carlos Gómez nos cuenta que por delante de su tienda malagueña pasan las procesiones de Semana Santa, “así que somos cuidadosos con lo que ponemos en el escaparate. A parte de por una cuestión de buen gusto, no vamos a poner artículos explícitos a la vista de todos. Ponemos libros, máscaras, lubricantes...”. En una ocasión se les ocurrió poner en el escaparate una decoración en la que incluyeron globos de colores. Tuvieron que quitarla porque entraban niños pidiendo globos y la normativa prohíbe la entrada de menores en estos establecimientos.
Más allá de los objetos eróticos
Fruto de este nuevo público y de los nuevos tiempos, también cambian los servicios que se ofrecen. Si antes estos establecimientos acogían espectáculos eróticos protagonizados, mayoritariamente, por mujeres en cabinas, hoy dan talleres de educación sexual para adultos impartidos por sexólogos, psicólogos, fisioterapeutas y otros profesionales. La oferta es variada: felación y masturbación masculina, cunnilingus y masturbación femenina, iniciación al BDSM, claves para hacer sexo anal o cómo adentrarse en el mundo liberal son algunos de los muchos temas que se tratan.
En Lys Erotic Store explican que “desde hace 8 años le hemos dado mucha importancia a la formación y educación sexual. Creemos que nuestra labor no solo es la de vender productos sino también la de contribuir con la sociedad aportando un espacio en el cual puedan disfrutar de nuestros talleres de educación sexual. Por regla general, todos tienen muy buena acogida pero los talleres de masturbación femenina o masculina y el de suelo pélvico funcionan muy bien”. La empresa también ofrece un espacio de coworking gratuito para sexólogos y estudiantes del máster de sexología en uno de sus locales. “Somos los primeros de España en proponer este servicio”, señala Óscar Fernández. También cuentan con un punto de reciclado de juguetes eróticos.
“En Madrid se organizan talleres que yo todavía no me planteo realizar en nuestra tienda”, comenta Carlos Gómez, que también ofrece charlas educativas en su establecimiento malagueño. “Un taller de felación o uno de squirt no tengo claro cómo serían recibidos. Podría hacer difusión en privado, a nuestros clientes y no habría problema, pero no creo que fuera conveniente hacer una publicidad más amplia. Ya tuve que anular un taller de fotografía erótica porque apareció en una revista y nos acusaron de cosificar a la mujer”.
Al súper de los juguetes eróticos
La empresa madrileña también fue pionera, hace 10 años, cuando abrió el primer supermercado erótico de España, en San Sebastián de los Reyes (Madrid). Hoy tienen tres. “Todos nuestros locales tienen más de 210 m2 y contamos, en cada tienda, con un mínimo de 4.000 referencias diferentes y, de media, con 9.000 productos por tienda”.
Entrar en un supermercado erótico no difiere mucho a entrar a otra tienda de gran tamaño: pasillos anchos y luminosos con estanterías a rebosar de productos, bien ordenados por tipo y etiquetados con el precio. La única diferencia es la temática y, por eso mismo, que solo se ven clientes mayores de edad (“si tenemos dudas pedimos el DNI”, nos cuentan desde Lys Erotic Store). Si alguien quiere perderse por sus pasillos, pasará un buen rato descubriendo la riqueza de la erótica porque igual encontrará oferta de libros, lencería, disfraces, vibradores, huevos masturbadores, geles y lubricantes como de trajes de látex, zapatos de tacón y accesorios de todo tipo para prácticas menos populares.
Óscar Fernández lo explica así: “Queríamos ofrecer a nuestros clientes la misma experiencia de compra que podían encontrar en un supermercado, es decir, nuestros productos se encuentran en lineales, ordenados por secciones y pueden ser manipulados sin necesidad de que un vendedor venga a abrirte un vitrina. De esta forma, si un cliente sabe lo que quiere, solo tiene que coger su producto y pasar por la caja. Por supuesto, si necesita ayuda, nuestro equipo de asesoras está ahí para aclarar cualquier duda que pueda tener”
No todas las tiendas pueden ser eróticas
¿De los supermercados eróticos pasaremos a comprar juguetes sexuales en el súper de toda la vida? No parece posible. La normativa que regula la venta de estos productos (una ley antigua, del año 1982) especifica que “aquellos objetos que, teniendo relación con el sexo, sean contrarios a la moral o a las buenas costumbres, únicamente podrán venderse en establecimientos dedicados a la venta de dichos objetos”. Y aunque la norma deja abierta a la interpretación (¿qué es contrario a la moral o a las buenas costumbres?), ha habido ya algunas polémicas por la comercialización fuera de sex shops. Hace unos años hubo críticas por la venta de productos eróticos en máquinas expendedoras en Ferrol y por encontrarlos en bazares en Granada.
Donde sí hay una competencia importante es en la venta on line. Además de las ventajas habituales de comodidad y precio, hay que sumar la del anonimato. “Hay gente con cierta vergüenza a entrar en sex-shops. Curiosamente, aunque es una generalidad, los hombres suelen ser más vergonzosos que las mujeres”, nos cuentan desde la tienda malagueña, que también dispone de venta on line a través de su página web. Aunque, en su caso, el 99% de su negocio es presencial.
Como en cualquier otro producto, la presencialidad sobrevive aportando valor añadido. “En nuestra tienda”, continúa Carlos Gómez, “el cliente puede tocar el producto para notar el tacto (tenemos un tester de cada aparato), puede sentir como vibra, ve el tamaño real del vibrador, se le asesora sobre el funcionamiento, se le recomienda sobre el lubricante que mejor le va y se puede llevar el producto en ese mismo instante para usarlo en cuanto llegue a casa”.
Esther asiente con la cabeza mientras se lleva, envuelto, el succionador de clítoris. “Es un regalo para mi hermana”. Los tiempos cambian, parece, hacia una mayor naturalidad, apertura y luminosidad.
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