Dulceida celebró el pasado fin de semana su #Dulce30 cumpleaños por todo lo alto. La fiesta fue uno de los eventos recientes que más atención despertó en Instagram: había más de 100 influencers españoles invitados y se compartieron cientos de fotos y vídeos de la celebración. En algunos de estos stories, la catalana aparecía haciéndose selfies mientras vapeaba y utilizaba filtros de Instagram. Además de su foto, aparecía el hashtag #ilikethewayyoublu, que acompaña la promoción de la marca de cigarrillos electrónicos Blu Spain.
“La publicidad [del cigarrillo electrónico] va dirigida a jóvenes y adolescentes. En redes sociales aparece como un producto guay con sabores y olores para que sea atractivo a la gente joven, pero lo que está escondiendo es nicotina”, comenta Andrés Zamorano, presidente del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT).
A pesar de los estudios y datos cada vez más presentes sobre lo perjudiciales que pueden ser los cigarrillos electrónicos para la salud, cada vez más jóvenes los utilizan, principalmente como alternativa para dejar de fumar. Estados Unidos se está planteando su prohibición después de varias muertes y más de 1.000 casos de lesiones pulmonares que han sido relacionadas con los cigarrillos electrónicos.
En España, la Unión de Promotores y Empresarios del Vapeo asegura que hay más de medio millón de personas que vapean. La encuesta Estudes 2016 del Ministerio de Sanidad mostraba que uno de cada cinco menores de entre 14 y 18 años había probado los cigarrillos electrónicos en alguna ocasión. Los datos adelantados por Sanidad sobre la encuesta de 2018 desvelan que esa cifra aumentó a uno de cada dos adolescentes en tan solo dos años.
La Organización Mundial de la Salud afirma que aún no hay evidencias claras de su efectividad para dejar de fumar y recomienda otros tratamientos ya aprobados, como los parches. Por su parte, el Ministerio de Sanidad ha lanzado una campaña muy directa bajo el lema “que no te engañen: el tabaco mata y te mata en todas sus formas”.
La Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) advierte de que los vapers también contienen nicotina, una sustancia altamente adictiva y que puede aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Los productores, por su parte, defienden que los cigarrillos electrónicos son inocuos y lo afirman apoyándose en que los ingredientes y líquidos en Europa están rigurosamente regulados.
Hablamos con cuatro jóvenes sobre su experiencia como vapeadores y las decisiones que tomaron para iniciarse en los cigarrillos electrónicos.
Paloma Pastor, 23 años.
Paloma ya solo usar su vaper cuando sale con sus amigos. “De fiesta me fumo un tanque de estos entero, que creo que tiene 3ml. Lo lleno una vez en toda la noche”. Empezó con el tabaco en 1º de bachillerato por el factor social. “Era la época, todo el mundo en el instituto se ponía a fumar en la puerta. Fumaba dos cajetillas a la semana y uno entero en una noche”. Desde que utiliza el cigarrillo electrónico ha ido reduciendo su consumo poco a poco y hoy en día ya no le añade nicotina.
Ella cree que este aparato se está aceptando mejor entre los jóvenes porque no sabe a tabaco si no se quiere y el olor no molesta. “Creo que es muy accesible para los jóvenes, incluso al comprarlos sin nicotina”. Paloma lo compró en Internet, por lo que no recibió asesoramiento en una tienda especializada. “Me costó 20 euros porque era de colorines. Las resistencias me duran un mes, incluso dos, porque casi no lo uso. En cuanto a los líquidos, ahora me estoy terminando uno que compré en diciembre del año pasado, así que personalmente he ahorrado”.
“A mí siempre me lo han vendido como algo para dejar de fumar. Creo que va más por ese camino. Quitar público al tabaco, para cogerlo ellos”. En febrero hará dos años desde que usa vaper y ya ha conseguido su objetivo: dejar el tabaco. “Antes tenía problemas en la nariz y en la garganta y me ponía enferma cada dos por tres. Pero con esto no”.
Luis Palomares, 22 años.
Este estudiante de Ciencias Ambientales empezó a fumar tabaco con 16 años, como el resto de sus amigos. A los 21 se cambió al vaper porque quería dejar de fumar y lo consideraba una alternativa más sana. “Veía que estaba aumentando mucho los cigarros que me echaba al día. Vapeaba con lo mínimo de nicotina”. Sin embargo, el chico volvió al tabaco durante este verano. “No sé si fue paranoia mía, pero usando vaper notaba que los pulmones no se me terminaban de llenar al respirar”.
Según la Sociedad Americana Torácica (ATS) los cigarrillos electrónicos pueden producir, entre otros problemas, una disminución de la capacidad pulmonar, aumentando la falta de aliento igual que ocurre con el tabaco convencional.
El joven aprendió a usar su vaper gracias a YouTube donde hay gran variedad de vídeos explicativos. Jóvenes youtubers dan consejos de los mejores vapeadores, explican métodos de limpieza y muestran accesorios diferentes. More Than Vapers, Ivax o El Mono Vapeador son algunos de los más conocidos, este último acumula casi 500.000 seguidores en su canal y tiene vídeos que superan los dos millones de visualizaciones.
Para Luis, la principal ventaja es poder dar una sola calada y dejarlo, mientras que los cigarros convencionales tenía que fumárselos enteros. “Creo que disminuí la frecuencia. Cuando vapeaba, podía estar un día entero sin cogerlo y no me pasaba nada. También recuperé el olfato”. Ahora está pensando en volver a fumar cigarrillos electrónicos para conseguir dejar de fumar de forma definitiva.
Ainhoa Moreno, 18 años.
Ainhoa fuma tabaco cada día desde los 17 años. Al poco de comenzar también probó el vaper. “Yo no tengo uno propio. Empecé a vapear porque mis amigos tenían y me dejaron probarlo”. La chica no tiene intención de usarlo para dejar de fumar. Solo fuma cuando alguno de su grupo de amigos lleva un cigarrillo electrónico encima, ellos suelen utilizarlo para fumar menos tabaco: “Ahora mismo llevo como un mes sin fumar vaper”.
La joven estudiante de Psicología recuerda que muchos jóvenes lo usan por postureo: “Hubo una época en la que cuando alguien fumaba vaper parecía que significaba: “Guau, mira cuánto humo sale. Mira qué guay soy”. La glamurización de su consumo es uno de los aspectos que más preocupan a las organizaciones de la salud. Es la idea de “producto guay” que comentaba Andrés Zamorano.
Ainhoa admite que el sabor es mejor. Pero no tiene pensado comprar uno. “Si dejo el tabaco, lo dejaré de forma definitiva, no me voy a poner a fumar otra cosa. Al final, fumo tabaco que es igual de malo”.
Álvaro Berrocal, 22 años.
Álvaro lleva más de un año vapeando. Aunque empezó a fumar tabaco tradicional a los 18, decidió cambiar a algo que veía más saludable. “Mis amigos cercanos no lo consumen, pero la gente del trabajo sí. De hecho, empecé sobre todo por eso: me dejaron probarlo, vi que estaba bastante bien, que no era por combustión y parecía mejor que el tabaco”.
Sus hábitos han variado bastante desde que usa el cigarrillo electrónico. Cuando empezó la universidad fumaba todo lo que podía en los 5 minutos de descanso para aguantar las siguientes horas. “Hay veces que fumas aunque no te apetece. Ves a la gente fumando y te entran ganas”.
Ahora lo utiliza menos y dice que lo usa por placer, mientras ve una película en casa o está charlando con sus compañeros de trabajo. “Ahora le pongo el mínimo de nicotina y fumo mucho menos. En poco tiempo no me ha supuesto demasiado esfuerzo ir dejándolo”. Álvaro cree que la clave es que han sabido venderlo bien como dispositivo para dejar de fumar. También la posibilidad de probar diferentes sabores, aunque recuerda que no sacia tanto y “como puedes vapear cuando te da la gana, también vapeas más”.
La CNPT defiende que no es una solución sino más bien un problema. “No es una puerta de salida como nos quieren hacer creer, sino más bien una de entrada a la nicotina”, comenta Zamorano.
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