El pasado mes de mayo, la Agencia de Derechos Fundamentales de la Unión Europea (FRA) hizo públicos los datos de la segunda edición de su macroencuesta sobre visibilidad y discriminación en la comunidad LGTBI+. Si la primera edición, publicada en 2012, contaba con 93.000 encuestados, esta actualización recoge las respuestas de 140.000 europeos integrantes de esa comunidad, constituyéndose como una de las encuestas más ambiciosas sobre la materia.
La nueva edición revela detalles como que en España dos de cada diez personas no son visibles ante ningún miembro de su familia, o que seis de cada diez esconden su identidad en cuanto entran por la puerta de la escuela. En estos días en los que se celebra en todo el mundo la Semana del Orgullo, hemos convertido algunas de las respuestas de los 20.180 españoles encuestados en gifs que muestran, de manera muy gráfica, de qué manera la invisibilidad sigue afectando a tantas personas dentro de la comunidad LGTBI+.
Un 24% no se muestra como es ante ningún miembro de su familia
La familia sigue suponiendo un gran reto a la hora de salir del armario. Según los datos de la encuesta, casi uno de cada cuatro españoles LGTBI+ no se atreve a hablar sobre su orientación u identidad sexual con ningún miembro de su familia. En números redondos, 4.643 de los 20.180 españoles encuestados afirmaron no sentirse seguros a la hora de mostrarse tal y como son con sus parientes.
Un 64% esconde su identidad en la escuela
En 2018 se presentó Pau, una guía en formato cómic protagonizada por una adolescente trans y dirigida a estudiantes de Secundaria, docentes y familias, cuyo objetivo era la promoción de escuelas más inclusivas. En aquella presentación, Paris Espinosa, una mujer trans, resumió su etapa escolar en una frase: "Es inimaginable la pesadilla, la falta de comprensión y la necesidad de información que existe en los centros educativos". Según la encuesta recién publicada, un 64% de los adolescentes LGTBI+ españoles de 15 a 17 años prefieren esconder su orientación en su centro de estudio a arriesgarse a ser insultados y marginados hasta terminar el curso. Esta cifra supone una mejora de dos puntos porcentuales con respecto a los de la macroencuesta de 2012, cuando el porcentaje se situaba en el 66%, pero sigue siendo una mayoría de jóvenes para quienes el silencio se ha convertido en su día a día en los pasillos del instituto. Es uno de los porcentajes más altos a nivel europeo, ya que solo es superado por cinco países: Rumanía (65%), Irlanda (65%), Bélgica (65%), Chipre (71%) y Grecia (76%).
Un 20% esconde su orientación en el trabajo
Y cuando terminan con el sistema educativo, llega entonces la oficina. Volver al armario al cruzar la puerta de su puesto de trabajo es una realidad para dos de cada diez españoles LGTBI+ que evitan hablar sobre sus parejas, como lo hace el resto de la plantilla, por temor a que su identidad sexual acabe perjudicando su carrera laboral. La proporción de mujeres y hombres trans crece en este caso hasta el 30%, aunque hace ocho años este último porcentaje superaba el 40%.
Un 20% de personas trans evitan habitualmente revelar su género por miedo a que les agredan o amenacen
Como hemos visto en la pregunta anterior, la macroencuesta realizada por la FRA permite conocer cuestiones específicamente referidas a las personas trans. ¿Por qué? Porque se encuentra mucho más invisibilizada que otros miembros del colectivo. Sus derechos son fundamentales tanto para la ONU, como para el Parlamento Europeo, el Consejo de Europa y están recogidos en el pacto de Gobierno del actual Ejecutivo pero, según la Federación Estatal LGTBI+, más del 40% de personas trans sufrieron amenazas o maltrato psicológico en 2018. Esto llevó a dos de cada diez a evitar habitualmente revelar su identidad por miedo a una agresión.
Un 32% evita dar la mano a su pareja en público casi siempre
Hace ocho años, la primera edición de esta encuesta preguntaba a los españoles cómo era de común ver a parejas del mismo sexo paseando de la mano en lugares públicos. Un 43% de los encuestados respondía que no era algo que se viera muy a menudo. En esta ocasión, la encuesta ya no se centra en percepciones sino en experiencias para preguntar directamente a los encuestados en cuántas ocasiones han evitado ir de la mano por la calle, a lo que casi un tercio han respondido que casi siempre prefieren ir separados.
Un 47% no se ha mostrado como es en alguna ocasión en espacios públicos por miedo a ser agredido
En 2019, el Observatorio contra la Homofobia atendió un total de 160 agresiones físicas y verbales contra el colectivo LGTBI+, lo que implica un aumento del 41% respecto al año anterior. Y esas solo son las que se hacen públicas. En esta edición, la FRA ha decidido añadir una nueva pregunta con múltiples respuestas sobre la visibilidad LGTBI+ en espacios públicos como parques, plazas, aparcamientos y otros lugares. El resultado es que casi la mitad de los españoles encuestados ha evitado mostrar abiertamente su identidad sexual en alguna ocacsión por miedo a ser agredidos. El porcentaje es del 40% en el transporte público y más de un tercio no se muestra como es en bares, restaurantes o discotecas.
Un 32% ha evitado en más de una ocasión lugares donde se sienten inseguros
Ya hemos visto que gran parte del colectivo esconde su identidad sexual en aquellos espacios públicos que no consideran seguros. Pero hay más en esta nueva pregunta de la encuesta: un tercio de las personas LGTBI+ españolas confiesa que ha evitado en numerosas ocasiones acudir a un lugar público por temor a agresiones o insultos, cifra que se acerca a la de otros países europeos como Hungría, Grecia o Bélgica.
Un 35% de las personas LGTBI que vivieron una discriminación no la denunciaron porque pensaron que no serviría para nada
La preocupación por ser agredido va de la mano con el miedo a denunciar. Hace dos años, el Observatorio Redes Contra el Odio informó que hasta un 80% de las agresiones al colectivo no se denunciaban. Tanto en esta versión como en la publicada en 2012, tres de cada diez españoles víctimas de una agresión de odio confesaron que no denunciaron porque "no iba a servir para nada". Dos de cada diez prefirieron dejarlo pasar porque consideraron que no merecía la pena, ya que "es algo que pasa siempre".
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