Este chiste ya no es divertido: la comedia mexicana que no quiere burlarse de las minorías

Guionistas y ‘standuperos’ cuentan cómo evoluciona el humor para incluir a mujeres, la comunidad LGTB+ y otros sectores

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Ilustración: Adriana Kong
Ilustración: Adriana Kong

Se dice que los mexicanos se ríen de todo. Lo mismo hacen memes después de un evento tan traumático como un sismo que hacen chistes de política y de fútbol. Pero al mismo tiempo que la comedia mexicana hace uso de recursos como el albur (o el doble sentido) también se difunden rutinas con bromas relacionadas a la misoginia, la violencia hacia las mujeres o con alusiones abiertamente racistas.

En días pasados, la cadena HBO Latinoamérica decidió suspender indefinidamente el programa del comediante y youtuber Chumel Torres, luego de la polémica desatada en redes sociales por comentarios del chihuahuense ligados al racismo. Posteriormente, un debate realizado entre Torres y un grupo de activistas reavivó la discusión sobre el tipo de comedia que se hace en México.

Algunos de los comediantes más famosos en el país, hacen uso de apelativos racistas como ‘indio’, se burlan de las personas de bajos ingresos y de su color de piel, mientras que algunas páginas citan a los humoristas como “un toque humorístico de misoginia”. Tan solo uno de estos videos supera los tres millones de vistas en YouTube.

Eugenio Derbez, un comediante con décadas de carrera en el país, declaró a finales de 2019 en una entrevista con Reporte Índigo que los mexicanos tienen una “doble moral”, y que el feminismo “ha perjudicado la comedia porque ya no puedes hacer chistes de nada, porque ya no puedo saber a quién ofendo”, dijo.

Para Andrea Ortega-Lee, escritora y protagonista del género humorístico en México, la comedia es un recurso tan poderoso como el discurso político. “Lo peligroso de la comedia que es machista, racista, homófoba y clasista, es que sí da risa y es aceptada, pero al mismo tiempo vulnera y es violenta”, dice en entrevista con Verne.

El objeto de la burla

“Están un gringo, un chino y un mexicano en un bar…”, una fórmula de broma que se repite en reuniones y en varias páginas de redes sociales. Casi siempre el mexicano es el astuto y el chino, indio o negro, es el que usualmente se lleva la peor parte, dependiendo quién cuente el chiste. “Hace cinco años, decir que soy homosexual, resultaba incómodo para muchas personas, hoy puedo hablar de esto y burlarme de eso”, dice a Verne Ray Contreras, standupero y colaborador de la serie Zona Rosa, estrenada en 2019 en Netflix. Para Contreras, lo importante de la comedia es empezar por burlarse de sí mismo, aunque se toquen temas tan sensibles para la sociedad mexicana, como la homosexualidad.

Alex Fernández decidió poner el centro del humor de su rutina de stand up en su experiencia personal en el especial El mejor comediante del mundo, donde hace bromas sobre su hermano enfermo de cáncer. “Siempre va a haber personas a las que no les va a gustar lo que dices y que se hacen más visibles con las redes sociales”, dice a Verne el comediante de 34 años. “Creo que hay contenidos que dan visibilidad a otros grupos discriminados, pero faltan más propuestas como parte de la maduración del gremio de la comedia”, indica.

La comedia incluyente no a todos divierte

Las plataformas de video como YouTube o Netflix constituyen un espacio relativamente nuevo para otros tipos de comedia. “De lo que nos reímos no cambia, pero hay más canales para otro estilo de humor, el que tiene cabida en redes sociales más que en la televisión”, dice a Verne Renato Guillén, quien ha colaborado en proyectos tan virales como el sketch “Harina”, con más de 51 millones de vistas y distribuido por Backdoor en YouTube y el canal de televisión Comedy Central.

La diversidad sexual y el feminismo son algunos de los temas que han ganado terreno en el discurso cómico en el país. “Es como la música, no a todos nos gusta lo mismo, pero la diversidad es la clave”, dice Ana Julia, comediante de stand up  y que se ha declarado abiertamente homosexual. “Si yo hago un chiste sobre veganos, el tema no son los veganos, sino la discriminación que se hace a lo que se siente diferente como la homosexualidad”, dice la standupera a Verne.

Para Ortega-Lee, la oportunidad de hacer sátira está abierta, sin la necesidad de oprimir a minorías. “Hacer humor de estereotipos a la mujer o por el color de piel de las personas no tiene nada de transgresor, al contrario, es repetitivo”, comenta.

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