Chicos que se depilan y chicas que no: una conversación sobre pelos y presión social

Cuatro jóvenes nos hablan de los comentarios que han escuchado por sus decisiones

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David y Laura, dos de los entrevistados
David y Laura, dos de los entrevistados. Composición: Anabel Bueno

Laura Bellido (25 años, Valencia), David Rodríguez (21 años, Madrid), Andrea Silva (25 años, Madrid) y Alberto Martínez (21 años, Málaga) llevan años enfrentándose a un dilema habitual por el que pasan todos los adolescentes, especialmente ellas: depilarse o no hacerlo. Hace unos años, Laura y Andrea tomaron la decisión de no depilarse, mientras que David y Alberto empezaron a hacerlo. Sus decisiones van a contracorriente de lo comúnmente aceptado por la sociedad, convirtiéndose en un imán para comentarios de desconocidos, bromas de amigos y miradas de sorpresa.

Las razones que les impulsaron no siempre coinciden, pero en sus decisiones hay algo en común: se sienten mejor así, al margen de lo que opinen los demás. Si hace unas semanas publicamos un artículo en el que algunas mujeres contaban la primera vez que se depilaron, en esta ocasión hemos juntado a estos cuatro jóvenes para que reflexionen sobre la depilación, los estereotipos, los géneros y otras cuestiones relacionadas. Tras algunas dificultades técnicas poco a poco se incorporan a la videollamada, se saludan entre ellos y se presentan, algunos con soltura y otros con cierta timidez.

Pregunta: ¿Por qué dejasteis de depilaros o empezasteis a hacerlo?

Laura: Mi hermana pequeña decidió dejar de depilarse mucho antes de que yo me lo planteara y fue la que me influyó. Hablando con ella recapacité y me di cuenta de que era una cuestión estética y de que respondía más a una presión externa que a una decisión propia.

Andrea: Yo me lo empecé a plantear a partir de conversaciones con mis amigas, porque había llegado a un nivel en el que si tenía tres pelos en las piernas me parecía impensable ponerme pantalón corto. Ha sido un proceso lento, pero lo que yo quería es que me diese igual tener pelos o no tenerlos.

Alberto: A mí me da mucha impotencia que esto les ocurra a las mujeres, porque si los hombres no nos depilamos nadie nos dice nada, y eso es una ventaja para nosotros. Tengo un montón de amigas como Andrea que empezaron a obsesionarse, y me da coraje porque yo veo que no tienen pelos. En mi caso nunca lo vi como una obligación, cuando me empezó a crecer el pelo por todos lados dije: "Esto no puede ser". Pero fue una decisión propia. Yo me depilo porque me gusto más cuando no tengo vello.

David: Me pasó igual, me crecía demasiado pelo en las piernas y me dije: "Bueno, esto habrá que quitarlo". Pero lo hice porque yo quería. Es la sociedad la que lo ve así, pero yo creo que también va por gustos y por etapas en las que te da más igual.

Laura Bellido. Imagen cedida (Composición: Anabel Bueno)

Pregunta: ¿Y qué comentarios negativos habéis recibido por vuestra decisión?

David: Sobre todo de gente más mayor, como mi abuelo o mi tío. Me han llegado a decir que recortarse los pelos es de maricas. Pero me da igual, son de otra época, si me preocupase lo que me dijese la gente no haría ciertas cosas.

Laura: Mi tía cada vez que me ve me dice que parezco una alemana de los años ochenta. Al principio mis amigas me decían que me depilase, que parecía que iba desaliñada. Pero es por la calle cuando la gente se queda mirando. Recuerdo una vez que iba con mi hermana y una señora se puso a señalarnos.

Andrea: En mi casa paso más desapercibida, aunque alguna vez mi padre ha comentado: "Podrías depilarte un poco...". Pero donde más me ocurre es con gente nueva donde sí que notas que te miran. Recuerdo una ocasión que se me quedó grabada. Iba en el autobús porque había quedado para cenar con mis amigas y levanté un brazo, se me vieron los pelos de la axila y un señor a mi lado soltó: "Con lo guapa que vas, mira cómo lo jodes todo con esos pelos". Me quedé a cuadros, levanté el otro brazo y dije: "Perdona, que me caigo", para reivindicarme y no dejar que pensase que el comentario me había afectado. Muchas veces incluso me han preguntado si lo hago porque está de moda. Es algo más profundo sobre lo que hay que reflexionar. Pero si hay gente que se apunta por moda y ayuda a quitar barreras, adelante.

David Rodríguez. Foto cedida (Composición: Anabel Bueno)

Pregunta: ¿Creéis que la decisión de depilarse o mostrar el vello tiene un significado añadido según el género?

Laura: Aunque los hombres pueden tener otras cosas por las que se les juzgue, yo creo que suele ser una presión estética más asociada a nosotras que a ellos, empezando porque es algo que tienes que hacer desde muy pequeña. Yo, por ejemplo, no quiero renunciar a esta parte de mi personalidad y cuando tengo una entrevista de trabajo voy a propósito en pantalón corto. Es una presión que está ahí y no puedes controlar. No sé en los chicos, porque no lo vivo, pero como ha dicho antes David, cuando se depilan lo relacionan con ser homosexual o metrosexual, pero en nosotras son comentarios como "eres una guarra", "eres una feminazi", "no eres atractiva" o "vas desarreglada".

David: Totalmente de acuerdo, yo creo que esos estereotipos, como de Ken y Barbie, se han incrustado mucho en la sociedad y hay que quitarlos. Son muy habituales los comentarios de que si te depilas eres gay o incluso un egocéntrico. De hecho, yo vengo de equipos de fútbol y he visto pelos en todos lados. Pero en ese ambiente reina mucho el vacile y suele haber comentarios como "hombre lobo". El caso parece que es denigrar a la otra persona. En el mundo del fútbol, por desgracia, esos prototipos sí que están muy arraigados.

Andrea: Cuando yo iba a natación no me chocaba tanto porque todo el mundo se depilaba, era indiferente que fueras chico o chica. En ese momento no me lo planteaba, pero cuando empiezas a salir de esos círculos y a conocer gente nueva te empiezas a dar cuenta de que hay una presión diferente.

Alberto: En mi caso, al principio, a la hora de intimar con otros chicos -entre los 17 y 19 años- sí que tenía más complejos, porque sentía que me tenía que depilar entero para cumplir con ese estereotipo de homosexual. Creo que en ese caso hay más presión que entre la gente hetero, siempre está ese prototipo de activo más "varonil" donde da igual si va depilado o no, y el pasivo tiene que parecer un Ken. Ahora me da un poco igual porque me he dado cuenta de que si le gusto a una persona debo gustarle con o sin pelo. Y si no, no merece la pena.

Andrea Silva. Foto cedida (Composición: Anabel Bueno)

Pregunta: ¿Habéis encontrado referentes gracias a los medios de comunicación o las redes sociales que hayan influido en vuestras decisiones?

Laura: Yo creo que los anuncios sobre la depilación siguen estancados. Si están vendiendo una cosa que quita el vello y ni siquiera muestran pelo real, están haciendo algo mal.

Alberto: Además, que para poner pelos en un anuncio tienen que hacerlos por ordenador.

Laura: En mi caso la mayor referencia ha sido mi hermana, pero Mar Armengol es una fotógrafa de Barcelona que tiene una cuenta en Instagram, @_pelillosalamar_, donde muestra mujeres variadas sin depilar y es súper feminista. Ella sí puede ser un referente para mí. Veo sus fotos y digo: "Si esta tía es capaz de hacerlo, yo también". Es como que te anima a ver que no eres la única.

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Andrea: Yo también la sigo y es muy guay. Al final empiezas entrando en ese tipo de cuentas y acabas encontrando una comunidad en la que te sientes más cómoda contigo misma. Igualmente yo siempre me he volcado más en mis amigos, que nos hemos ido deconstruyendo poco a poco.

David: Yo más que referentes para depilarme o no, me he guiado por mi propia personalidad, en el sentido de que quiero hacer lo que yo quiero y me gusta. Es algo que el cantante de trap, Kidd Keo, me ha inspirado un poco a hacer.

Alberto: En mi caso es un poco al contrario. En las redes sociales ves fotos de otras personas, empiezas a compararte y al final te creas inseguridades o complejos. Así que decides depilarte y acarreas con las consecuencias de picores y sarpullidos. Lo que yo he visto mucho en redes sociales es que el pelo da igual si tienes un cuerpo normativo, si no ya surgen más críticas.

Alberto Martínez. Foto cedida (Composición: Anabel Bueno)

Pregunta: ¿Discutís con amigos o conocidos si hacen comentarios negativos sobre chicas que no van depiladas?

David: En su momento yo a mis amigos les recalqué que una chica debía gustarles con sus virtudes y defectos. Al final la gente así, tarde o temprano, se encuentra con la realidad, y es que las mujeres también tienen pelo en todo el cuerpo.

Laura: Eso me ha pasado a mí, pero con mis amigas criticando a chicos a los que les salen cuatro pelos en la espalda.

Alberto: Yo por suerte no me he encontrado con gente así, pero les diría lo mismo que me digo a mí mismo y que ha comentado David: si me preocupa que alguien tenga o no pelos es que realmente no me gusta.

Andrea: Yo he tenido algunos encontronazos con gente de mi carrera, Ingeniería Forestal. Algunas veces intentas reflexionar con las personas por si puedes abrirles un poco la mente pero en otras, prefieres no meterte en problemas.

Pregunta: ¿Creéis que está habiendo un cambio en vuestra generación o en gente más jóven?

Laura: Yo creo que lo importante para que las nuevas generaciones se conciencien es que tengan una representación, el no sentirse solas haciéndolo. Ahora veo muchas chiquillas en Tik Tok que no se depilan y me parece admirable. Veo que realmente se están sintiendo representadas por otras chicas, se sienten cómodas e inician un proceso de reflexión. Así que yo creo que sí que están cambiando las cosas para que básicamente cada uno haga lo que quiera sin sentirse presionada por lo que van a decir de ti o por los cánones impuestos en la sociedad.

El resto de los entrevistados asiente para mostrar su acuerdo con Laura. Durante la entrevista los jóvenes se han reído ante las ocurrencias de cada uno e incluso se han sorprendido de las experiencias que han tenido que vivir por sus decisiones. Llega el momento de despedirse. Uno a uno, los cuatro se van desconectando de la llamada grupal por Hangouts.

El papel de las redes

S. M.

Las personas mayores suelen tener una concepción negativa de la juventud y de los efectos de la tecnología en ella, pero algunos datos demuestran que la realidad de los jóvenes no es tan catastrofista. Los adolescentes que están muy satisfechos con su vida han pasado de ser un 28% a ser un 44% desde 2002, se leía en este artículo de El País. Y, como explica Laura, quizás las redes sociales ayuden a que los más jóvenes encuentren una representación que sus mayores nunca tuvieron.

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