“No vine a ser carne, vine a ser espuma”: tres poemas inéditos del nuevo libro de Gata Cattana

Adelantamos tres obras, una de ellas manuscrita, de 'No vine a ser carne', la antología póstuma de la poeta editada por Aguilar

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La poeta Gata Cattana
La poeta Gata Cattana.

La poeta y rapera Gata Cattana falleció en marzo de 2017 con un único libro publicado: La escala de Mohs. Sin embargo, Ana Isabel García –nombre real de la autora– dejó escrito mucho más. En sus libretas y cajones quedaron decenas de textos inéditos, escritos muchos de ellos en su adolescencia, que este 5 de noviembre verán la luz en un nuevo libro, No vine a ser carne. Está editado por Aguilar, que ha adelantado a Verne tres de los poemas inéditos que pueden leerse en la obra.

El título del libro, No vine a ser carne, pertenece a uno de esos poemas inéditos: “Si pudiera, fundiría mi piel / y mojaría mi pluma. / No vine a ser carne, / vine a ser espuma. / Letra sobre pliego”. Según explica la editorial, estos trabajos de Gata Cattana han sido recopilados “con la inestimable ayuda de la familia” de la rapera, y entre ellos pueden encontrarse desde textos de su adolescencia, anteriores a 2010 –cuando Gata Cattana tenía 19 años– como posteriores. En estos, encontramos a la Gata de siempre: feminista, combativa, que escribe a sus orígenes humildes y a la clase obrera.

Además de poesía, esta nueva antología –con prólogo del músico y poeta Juancho Marqués– recoge varios textos en prosa, entre ellos, el ensayo Acerca del hembrismo y otros delirios, en el que Gata Cattana habla de micromachismos, de la violencia estructural contra las mujeres y de cómo términos como “feminazi” o “hembrista” se utilizan para desacreditar a las feministas. “A las dificultades a las que [las mujeres] se enfrentan ya de entrada, hay que sumarle los reproches y censura de los propios compañeros, el silencio de las instituciones y la pasividad de la sociedad”, escribe. “Si la parte oprimida muestra cierta resistencia y responde con algo de rotundidad, será rápidamente condenada por la opinión pública y tachada de radical, violenta, odia-hombres, hembrista, feminazi y demás delirios”.

A continuación, puedes ver tres de los poemas inéditos que Aguilar ha adelantado a Verne. Uno de ellos, Algo más, aparece en su versión manuscrita por Gata Cattana, que también puede verse en el libro.

Letra sobre pliego

Si pudiera, fundiría mi piel

y mojaría mi pluma.

No vine a ser carne,

vine a ser espuma.

Letra sobre pliego.


Algo más

Para mí nunca nada es suficiente.

Me da igual que me cantes serenatas

o que conquistes ciudades en regiones

bárbaras bajo mi estandarte

o que lleves mi estandarte a Mercurio o a Urano.

Incluso aunque lo clavaras

en el cabecero de tu cama,

seguiría pareciéndome insuficiente.

 

Y haces bien en no regalarme flores.

Haces bien, porque ni las magnolias

ni los claveles ni los tulipanes,

ni siquiera las rosas negras,

me conmueven lo más mínimo

ni me parecen una honda declaración.

 

Ni siquiera los chocolates.

Ni siquiera las noches

en que te muestras elocuente.

Manuscrito del poema Algo más, incluido también en el libro

 

Me despido

Me despido, y no como aquel que se despide

vacío, hueco, no como ese que se relame

ante pareceres dispares, ante adioses que

sólo son hastaluegos.

Me voy como lo que vine, como la antítesis

de lo ario, de lo puro, como aquel susto

que se repite, y no por no prevenirlo, sino

porque siempre es esperado.

Me voy y no sé lo que dejo: ¿amor?, ¿pena?,

¿alegría?, ¿sollozo?, ¿taciturnidad?, ¿apatía?,

¿desazón?, ¿éxtasis?

No sé, ¿vacío?

Dejar, dejo, ¿NO?

 

¿Qué sería de la gloria sin el legado?

Pues eso, que me piro, pero como aquel

que se va sin caminar,

con la sensación de que el camino es corto,

vamos, que me ha sabido a poco;

como aquel que corre como en sueños, sin moverse.

Me voy y no sé lo que dejo,

pero sí lo que me llevo: me llevo ese nosotros, esa identidad

hacia algo que hace que no tenga identidad,

que hace al hacer, que hace deshaciendo.

 

Desde tu masa cubierta de cráneo,

desde lo que queda en ti y sólo en ti,

no extrapolable a otros tú,

sino en tu tú, en se y por se,

quedará un yo, ese yo que sólo aparecerá

con un olor, con una risa, una nota,

un litro, una persona, un ruido, un silencio,

y, lo más importante, un pensamiento.

 

Solo cuando este cúmulo de pareceres

intangibles sea una masa que se simbiotice

con la masa cubierta de tu cráneo, que a su vez

quede simbiotizada con tu cuello,

solo ahí no me habré ido.

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