¿Cómo puede una de las ciudades más frías del mundo acoger unos juegos olímpicos de verano? En Salla –un pequeño municipio de la Laponia finlandesa autoproclamado el más frío del país, en el que las temperaturas llegan a descender hasta los 50 grados bajo cero– lo tienen claro: dejar que los efectos del calentamiento global sigan su curso con el aumento progresivo de las temperaturas que ya está derritiendo sus nevados paisajes y acortando sus inviernos. Así lo explican en la campaña Save Salla (Salvemos Salla), que simula una candidatura para albergar los Juegos Olímpicos de verano de 2032 y en la que ironizan sobre la posibilidad de que, para entonces, el cambio climático habrá convertido esta región al norte de Finlandia en un lugar idóneo para practicar deportes más típicos de climas cálidos.
La campaña se lanzó a finales de enero, ya entonces agencias como Reuters se hacían eco de la noticia sobre esta supuesta candidatura que, como se puede leer al final de su página web, no es oficial. En los últimos días, algunos usuarios de Twitter han compartido de nuevo la campaña bajo el hashtag #Salla2032.
“La nieve será arena, los lagos helados serán playas, las montañas de esquí serán solo para descensos en bicicleta de montaña. Estamos esperando para darte una cálida bienvenida en los Juegos Olímpicos de verano de 2032”, reza el manifiesto de Salla 2032 en su página web, a la que acompaña una infografía de cómo las emisiones de gases de efecto invernadero generadas por los humanos modificarán su territorio, si no se pone remedio, y donde ya no se podrán practicar deportes como el esquí, el patinaje sobre hielo, el curling o el bobsleigh.
También forma parte de esta campaña un video de dos minutos en el que se ve a varios residentes de Salla practicar deportes de verano en un paisaje completamente nevado, entre ellos, al alcalde de la localidad de 3.400 habitantes, Erkki Parkkinen, quien explicaba durante una conferencia de presentación de la campaña por qué se les ocurrió esta idea. “Si no tenemos éxito en detener el cambio climático para ese momento (2032), será demasiado tarde. Queremos mantener a Salla como está, con nuestros inviernos fríos y llenos de nieve”, contaba. “Entonces tuvimos esta loca idea de recibir los Juegos Olímpicos en una de las poblaciones más frías del planeta”.
Parkkinen añadía que el año 2032 será un punto de inflexión para Salla y otras regiones del Ártico porque, si no se hace nada para evitarlo, “dejarán de existir tal y como las conocemos” debido al incremento de las temperaturas y el deshielo.
Se estima que las actividades humanas han causado un calentamiento global de aproximadamente 1°C con respecto a los niveles preindustriales y es probable que llegue a 1,5°C entre 2030 y 2052 si continúa aumentando al ritmo actual, según un informe especial del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés).
El cambio climático acabará con los renos y otras especies
La campaña Save Salla –que cuenta con el respaldo del movimiento Fridays For Future– y la supuesta candidatura tienen incluso una mascota, un reno, como no podía ser de otra forma. El reno es el animal más característico de Laponia, donde su población excede al número de personas (200.000 renos y 180.000 habitantes). Pero la mascota Kesa (que significa verano en finlandés) no parece un reno feliz. A la aparición de fenómenos meteorológicos extremos debido al calentamiento global, se suma la de nuevas especies de mosquitos y otras plagas que pueden dañar al reno y a otras muchas especies, como está ocurriendo ahora con la pandemia de covid19 y los humanos. Las nuevas enfermedades tienen una relación directa con el cambio climático, fruto de nuestra “pésima relación con el Medio Ambiente”, en palabras de la directora de Salud Pública de la Organización Mundial de la Salud (OMS), María Neira.
Para esta supuesta candidatura, sus creadores han añadido una tienda online con varios artículos de merchandising, pero que no se pueden adquirir. Lo que sí proporciona la web es información para tomar conciencia de lo importante que es “la curación del planeta”. Para ello, sugieren diversas formas de actuar contra el cambio climático como evitar el transporte aéreo, conducir vehículos no contaminantes o evitar el desperdicio de agua y alimentos.
En el contexto institucional, los países deben legislar para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. La Comisión Europea, por ejemplo, estableció el pasado septiembre dentro del marco Pacto Verde Europeo que la reducción para 2030 debe ser de al menos el 55% con respecto a las de 1990. Las propuestas legislativas de cada país miembro para llevarlo a cabo tendrán que presentarse como muy tarde en junio de 2021.
Solo así, la UE podrá cumplir con los compromisos pactados en el Acuerdo de París –primer acuerdo universal y jurídicamente vinculante sobre el cambio climático–, de 2015, en el que se estableció un marco global para limitarlo a 1,5 °C.
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