Diego, Diana y su hija Jara, de dos años, serían una familia de clase media normal y corriente si no fuera porque el año pasado se liaron la manta a la cabeza y emprendieron un viaje en bicicleta para visitar proyectos de educación alternativa. Visitaron escuelas de Estados Unidos, Alemania, Holanda e Inglaterra, además de España. Desde la Tinkering School de San Francisco hasta dos Waldkindergartens o escuelas al aire libre de Alemania. Crearon la web Estonoesunaescuela.org y, sobre la marcha, filmaron un documental con el que pretenden divulgar formas de educar muy poco conocidas en este país.
Será un éxito, a juzgar por el interés que despierta el tema: Enséñame pero bonito, un documental que visibiliza experiencias educativas diferentes cosechó cerca de 80.000 visitas en sus primeros diez días de vida. “Nunca pensé que pudiera tener ese impacto. Pero ha sido la única difusión que he podido hacer. WhatsApp, redes sociales, email… Ha sido un virus. Estoy abrumada”, señala por teléfono Sara Moreno, su autora, que se prepara para nuevas proyecciones estos días en Barcelona, Salamanca, Cáceres, Valencia o Madrid.
Enséñame pero bonito, realizado con crowfunding (para colaborar pincha aquí) no es el primer documental sobre esta temática que se extiende como la pólvora. Le preceden trabajos como La educación prohibida, una cinta que ha sido vista más de 10 millones de veces en YouTube que incluye entrevistas a más de 90 educadores de propuestas educativas alternativas en ocho países para cuestionar las lógicas de la escolarización moderna y la forma de entender la educación. O Entre Maestros, un proyecto que retrata 12 días de clase reales con un docente que se suelta la melena. Una idea que surgió cuando el productor de la película leyó un libro (se puede descargar aquí gratis) en el que el maestro Carlos González se imagina una clase ideal.
El denominador común de todos ellos es alimentar el debate sobre las bases que sostienen la escuela. “Hay una necesidad global de cambio, y padres deseosos de informarse”, señala Moreno. Y tanto. Recordemos que cuando Salvados, de Jordi Évole, emitió hace cosa de un año Cuestión de Educación, un programa sobre educación, su emisión marcó el mejor dato en la historia del show y se convirtió en la emisión no deportiva más vista en la cadena hasta la fecha.
¿Qué está pasando con la escuela? “Los colegios ignoran las necesidades reales de los niños. El currículo se basa en conceptos del mundo de los adultos. Nuestros niños ganan al principio, pero pierden al final”, dice Alphabet, el último trabajo del reconocido realizador austriaco Erwin Wagenhofer que, entre otras cosas, denuncia cómo el modelo educativo estándar destruye el poder de la imaginación.
“Lo peor es la presión a la que somete, la falta de libertad pedagógica para los maestros. Que tengan que ceñirse a una editorial, y que eso marque la educación en España. Que los maestros no tengan libertad para prescindir de exámenes, libros o deberes”, dice Moreno, psicóloga de profesión. “Lo importante es debatirlo. Nunca se ha hablado seriamente de qué pasa con los deberes, los exámenes, con los profesores que optan por no usar libros de texto”, apunta.
Susana Velasco, responsable de contenidos de la revista pionera Educación 3.0, está de acuerdo. “Muchos niños se mueren de asco en la clase. Las tablas de multiplicar con cantinela de toda la vida, fomentar la memorización para vomitar el contenido en los exámenes… Eso tiene que cambiar”, dice Velasco. “Está bien que tiemblen un poco los cimientos de escuela tradicional, los métodos de toda la vida”. Por eso, señala Velasco, es hora de que salgan a la luz modelos educativos que hasta ahora se consideraban una extravagancia. “El reto es unir metodologías innovadoras y alternativas relegadas a pequeñas escuelas que solo se podían permitir ciertas familias, y que esto pase a escuela pública. Hay escuelas públicas que hacen maravillas pero lamentablemente a iniciativa de profesores apasionados, con gran vocación”, dice Velasco, que cree que estos proyectos son prueba de que la cosa está cambiando. “Es un tema que mueve pasiones, y con razón: es el futuro de tus hijos y de un país”.
Sacar de las sombras esas alternativas fue lo que llevó a la familia rodante de la que hablábamos al principio a coger la bicicleta. “Detectamos un gran desconocimiento sobre otras pedagogías. Cuando hablas de educación alternativa se limita a poco más que Montessori. Y el descubrimiento de que hay otras opciones es un shock”, dicen desde Tenerife, donde viven, Diego Gutiérrez y Diana de Horna.
Ambos pidieron una excedencia en sus trabajos (son técnicos de navegación) y decidieron invertir sus ahorros en esta aventura (“era eso o dar una entrada para una vivienda”, dicen). Mereció la pena: “Venimos cargados de ilusión. Estamos en un momento bueno para buscar otros cauces porque hay un cambio de perspectiva sobre cómo atender a los niños. Esto es algo muy reciente, que se contagia. Es un momento histórico interesante; asistimos a una lucha entre el modelo industrial y otro modelo de producción colaborativo, en el que se intercambian y comparten recursos”.
Un ejemplo de este modelo podrían ser, sin ir más lejos, las redes de personas que acogen a los ciclistas en sus casas, como Warmshowers. “No hemos pisado apenas ningún hotel”, señalan Gutiérrez y de Horna. “Casi siempre dormimos en casas de gente que nos ha abierto sus puertas”. Optaron por las bicicletas, preparadas con remolques, porque buscaban un medio de transporte que se adaptara a su hija Jara. “Nos gusta el ritmo que imprime a un viaje. Nos gustaría que nuestra experiencia sea un proyecto de futuro, que aporte una visión de lo que la sociedad puede llegar a ser. Usar un método de transporte no sostenible no encajaba. Queremos una educación en la que los niños se preocupen del planeta en que vivimos”, apuntan. Mientras prosigue la conversación, vía Skype, Jara parlotea y muestra a la cámara sus juguetes. Su madre interviene: “No hay que perder de vista que la mejor educación no la puede dar nadie más que la familia. Todo da igual, incluido la escuela a la que vaya, si lo que haces en casa no es coherente”.
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