Si nunca te has equivocado al mandar un email o has metido la pata con algún amigo al decir algo en redes sociales, nuestro más sincero reconocimiento.
Si te ha pasado, que sepas que no estás solo. Esta es la historia de lo que significa cometer un error en tiempos de las redes sociales. De un error viral.
Hace un par de años, un joven director de cine español publicó en el Facebook de su productora la respuesta intencionadamente irónica a un currículum. El texto le hizo convertirse en el responsable de titulares como "Humillado públicamente por una empresa tras enviar su curriculum". Además de viralizarse en redes sociales acabó siendo recogido por Yahoo!, de ahí llegó al popular agredor Menéame y saltó a otras muchas publicaciones.
Nicolás Alcalá pasó a ser blanco de críticas y de acoso. Y eso justo cuando acababa de lograr uno de los mayores éxitos de crowdfunding en España para su película El Cosmonauta.
Pocas personas han vivido tan intensamente lo que representa internet hoy en día. De hacer un proyecto realidad gracias a la colaboración de anónimos a ser acosado por su error en redes sociales.
"En este viaje de montaña rusa he sido capaz de entender mucho mejor a los seres humanos. De lo que son capaces tanto cuando les motivas y les haces sentir que forman parte de algo hermoso como cuando les permites escudarse en el anonimato y en la sensación un poco justiciera que da la masa", explica Alcalá a Verne en respuesta a un cuestionario.
Ahora habla de lo aprendido, de la lección que puede transmitir tras haber asimilado la tormenta. Recibió "decenas de miles de insultos" y amenazas de muerte. "Hubo personas que incluso me animaron a suicidarme", explicaba hace unos días en sus redes sociales, tras colgar en internet una charla TED que dio hace un año. Además, algunas de sus cuentas fueron hackeadas y se publicaron datos personales de sus familiares. Ciertas relacciones laborales también se resintieron por la polémica.
Alcalá no tardó en reconocer que fue "un error", pero en internet las disculpas casi nunca llegan a tiempo. Porque las hubo, especialmente con el aludido. Le mandó un email a Carlos, el otro protagonista de la historia, para preguntar si podía llamarle. El propio Carlos le llamó. "Le agradezco infinito cómo se portó conmigo. Aceptar mis disculpas, hablar conmigo, tratarme así. Se merece muchos aplausos y mi gratitud eterna. Aunque la tormenta online y en el mundo real seguía, me quedé con mucha sensación de paz tras hablar con él y comprendí que a veces necesitamos escuchar, mirar, sentir o tocar a las personas para poder activar nuestras neuronas espejo y nuestra empatía, cosa que internet no siempre permite", recuerda.
El director de El Cosmonauta, que ahora tiene en mente proyectos relacionados con realidad virtual y el próximo lanzamiento de Oculus Rift, entre otros proyectos transmedia, escribe para Verne ciertas pautas sobre cómo actuar si alguna vez metemos la pata en internet. Son estas:
Lista del pánico para emergencias en internet, por Nicolás Alcalá
- Primero, no caigas en el efecto Streisand. Publica una disculpa, si procede, lo más honesta posible, y no vuelvas a escribir nada más. No respondas a los comentarios. No des entrevistas. No hables del tema. Hasta que pase. En caliente es imposible que nada de lo que hagas sirva para algo. Por frustrante que sea.
- Segundo: desconecta. Es tentador leerlo todo. Lo bueno y lo malo. Pero no sirve absolutamente para nada más que para destruirte. Si puedes, desaparece durante un tiempo. Vete de vacaciones. No entres en internet. Es difícil, casi imposible, pero es de las pocas cosas que te hará pasar el mal trago. Después ya tendrás tiempo de pensar cómo solucionar el problema, con tiempo y distancia.
- Tercero: antes de irte, blíndate. Dependiendo de lo grave que sea el ciberbullying... prepárate para lo peor. Te hackearán, colgarán tus fotos, tus teléfonos, tu dirección. Protégete cuanto puedas. Cambia tus contraseñas por contraseñas seguras, limita tus perfiles en redes sociales, activa la doble verificación allá donde puedas e intenta retirar la información pública sensible que tengas online.
- Cuarto: nada es tan tan grave. Todo pasa. Y el mundo sigue funcionando. Tus amigos te seguirán queriendo (la mayoría). Tu familia seguirá estando ahí. Intenta tener esto en mente para, pasado un tiempo, pensar en cómo hacer que esta experiencia te sirva para cambiar, para mejorar o para algo positivo y afecte, en lo negativo, lo menos posible a tu vida. En definitiva: aprende todo lo que puedas. Pocas experiencias son tan valiosas como aquellas que te llevan a tus límites.
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