¡Súbale, lleva lugares! 8 cosas que sólo entienden los que viajan en microbús

Si has tomado un micro en DF sabes lo que es una prueba de paciencia y estrés

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"Súbase, agárrese y cállese", versa el letrero que se encuentra al lado del conductor, quien viene fumando, sin cinturón de seguridad y con mal humor. Si eres de los que ha viajado en microbús, camión o pesero en el DF sabes de lo que estamos hablando.

El segundo medio de transporte más usado en la Ciudad de México es también una batalla a la que se enfrentan los pasajeros, quienes sortean incomodidades y estrés toda la semana. Si eres pasajero de microbús o pesero, seguro que estas ocho situaciones son parte de tu día a día.

1. Hay lugares… pero no hay

El cobrador grita a todo pulmón: ¡Súbale, súbale, lleva lugares! Entras, pagas tu pasaje y sorpresa: el camión no sólo va lleno, sino a reventar. Probablemente tendrás que enfrentarte a empujones, quejidos o incluso viajar en el estribo. Ir de pie e incómodo es el pan de cada día del capitalino.

2. Te sientes como en el casting de Rápido y Furioso

Con frecuencia un ánimo de corredor de Fórmula 1 se apodera del conductor, quien se molesta con la competencia de los compañeros de su misma ruta, intercambian improperios, y al poco tiempo libran una pugna por ver quién llega primero. ¿El resultado? Pasajeros espantados y en riesgo de un accidente.

De acuerdo con el Inegi, en 2014 se reportaron 10.307 percances relacionados con microbuses.

3. Tienes que calcular y hacerte pequeño

A excepción del autobús RTP, los microbuses y los peseros no están diseñados para la comodidad del pasajero. Viajar sentado no es garantía, ya que tienes que calcular el ángulo y sitio que ocuparás en el trayecto, ya que los asientos son pequeños y los espacios reducidos.

4. Estar prevenidos por si hay gresca

Debido a las horas que pasan al volante, los conductores de microbuses tienen la fama de tener personalidades un tanto estresadas, poco pacientes y, a menudo, coléricas. Basta con que se les diga un improperio o se metan en su carril para detonar una pelea con otro conductor o el pasaje mismo.

5. Aprendes la jerga en un solo viaje

Ya sea por la forma de manejar del chofer o su manera de tratar al pasaje, los intercambios verbales comienzan en cosas del tipo “no traes animales”, “oye, ¿sí sabes que llevo prisa?”. Si nadie hace caso, es probable que las palabras suban de tono y la diversidad de vocabulario prepare el ambiente para un intercambio verbal de rango local.

6. Descubrir que las reglas y el tiempo… no existen

El tráfico, las distancias y el paso al que que vas te hacen pensar que el tiempo es relativo, que se esfuma, que es una eternidad, que no existe. Como las reglas, ese olor a tabaco, las puertas abiertas y la música a todo volumen te lo sugiere. Las reglas se hicieron para romperse, es un pensamiento recurrente cuando uno va a bordo de un microbús.

7. Las monedas y los tenis juegan siempre a tu favor

Viajar con cambio en monedas es recomendable, un billete de alta denominación puede generar fricción o mala cara. Prepara también el calzado adecuado, en caso de cualquier enfrenón o acelere. Si traes tacones u otra suela lisa podrías terminar en el suelo.

8. El descenso es la última frontera

El letrero de la parte trasera del microbús dice: “Anticipe su parada”. Nada más temerario, ya que uno tiene que adelantarse a ese anticipo si no se quiere terminar a media calle, en medio del carril o lejos de nuestro origen.

Cerciorarse de que no hay nada personal entre el conductor y nosotros es una precaución recurrente. Muchas veces, al bajar, nos toma la sorpresa del arrancón intempestivo que puede derivar en un accidente.

*Si tu experiencia en transporte colectivo se convierte en una pesadilla, hay dos vías para levantar una queja legal: el teléfono de Locatel 5658 1111, o bien a la Secretaría de Movilidad del DF (Semovi), al 5209 9913.

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