Hay dos preguntas que (casi) nunca fallan cuando alguien entrevista a un youtuber: ¿cuánto ganas? y ¿esto es un trabajo de verdad? Es comprensible cierta sorpresa inicial al conocer el fenómeno y sentirse identificado con el "flipo" de Carlos Boyero, crítico de cine de El País, cuando Verne le enseñó por primera vez los vídeos de los más famosos youtubers de España.
Pero grabar vídeos en una habitación y conseguir audiencias mejores que muchos programas de prime time en televisión no es solo una mera cuestión de suerte o un pasatiempo al alcance de cualquiera. De ahí el revuelo generado a raíz del tono de la entrevista a Elrubius (el más seguido de España, con 16 millones de suscripciones en YouTube y 5,2 millones de seguidores en Twitter), que publicó el pasado domingo el semanario dominical Papel.
Eso si, no voy a hacer mas entrevistas en mi vida. Total, para que? Si quiero contar algo lo haré en mi canal. Y asi será a partir de hoy.
— elrubius (@Rubiu5) febrero 7, 2016
@Rubiu5 y con razon.... Acabo de ver la entrevista 😑
— LuzuGames (@LuzuGames) febrero 7, 2016
Siento mucho si no es una carrera oficial del estado el ser YouTuber, pero es que a lo mejor habría que sacarse varias para hacerlo bien :P
— JPelirrojo (@JPelirrojo) febrero 9, 2016
La queja de Rubén Doblas (“se dedican a despreciarnos por ser jóvenes, pero luego son ellos los que no pueden dar una entrevista seria") ha llegado en forma de vídeo en su canal y ha provocado una riada de reacciones en redes entre sus millones de seguidores, generando artículos sobre el fenómeno youtuber y convirtiendo una vez más a Elrubius en trending topic.
Intentamos dar respuesta a algunos de los comentarios más habituales sobre el tema de aquellos que no acaban de entender a los youtubers.
"No, pero en serio, ¿cuánto cobra un youtuber?"
A nadie se le pregunta habitualmente por el sueldo, salvo excepciones como los cargos públicos. El sueldo "de YouTube" de alguien como ElRubius viene determinado por las reproducciones que genera, es decir, por el valor que le aporta a la plataforma. Además, cuentan con acuerdos comerciales con marcas, igual que cualquier personaje famoso de otras áreas, desde blogueras de moda a deportistas.
Visto el panorama, no es extraño que Jpelirrojo asegurara que cobraba entre medio millón y un millón de euros al mes y que AdelitaPower dijera que se había comprado un coche, una casa y otra a su madre. Las declaraciones se emitieron como ciertas en Telecinco y era un troleo de ambos a los medios, cansados de verse juzgados con esa pregunta. No se pusieron en duda a pesar de que es relativamente fácil contrastar estos datos.
"Vale, ganan dinero, ¿pero es un trabajo?"
Es cierto que el boom de los youtubers ha pillado a todo el mundo por sorpresa, incluidos los propios youtubers. Pero preguntarle a alguien si lo que hace es un trabajo de verdad es una forma de desprecio. Es como si a un columnista le preguntaran si lo suyo es un empleo de verdad: “Pero si solo escribes cuatro párrafos al día”. O como si a un humorista le reprocharan que solo cuentan chistes. O: “¿Leo Messi? ¿Futbolista? ¿Eso no es darle patadas a una pelota?”.
Se trata de entender lo que ha cambiado el mundo del entretenimiento en los últimos años. Los jóvenes que pasan horas ante YouTube en lugar que frente al televisor ven lo que quieren, cuando quieren y como quieren. Esto le puede resultar raro a un adulto pero, en realidad, igual que a un adolescente el hecho de que le pregunten por qué siguen a youtubers. Ya lo comprobamos cuando asistimos a un encuentro entre youtubers y sus fans: ¿cómo que por qué sigo a youtubers? ¿Por qué NO iba a seguirlos?
"Pero esto es un momento: se graban con la cámara y ya está"
“Creamos nuestro propio contenido, lo producimos, lo realizamos, lo editamos y lo publicamos. No tenemos ningún apoyo detrás, pero tampoco hay ningún filtro”. Esto nos lo explicaba Sr. Cheeto durante la fiesta del décimo aniversario de YouTube.
No parece poca cosa pero, aun así, el trabajo de youtuber no consiste solo en grabar y editar vídeos: hace falta estar pendiente de la actualidad, además de estar en constante desarrollo. En la entrevista de Papel, Elrubius dice: “Algo va a evolucionar, o bien la plataforma, o yo”.
También dedican horas a pensar los vídeos y trabajan con patrocinadores y en eventos: Yellow Mellow nos explicó que se había mudado a Madrid porque había más oportunidades de este tipo que en Barcelona, en lo que es una decisión meditada y puramente profesional.
Y no todos los vídeos son ocurrencias o gameplays. Muchos se especializan, buscando a su público en los ámbitos que les gustan y que les funcionan. Hay sketches y cámaras ocultas, además de los viajes y canciones de Yellow Mellow o los discursos inspiracionales de Luzu. Son contenidos que no tienen que gustar a todos (tal vez no los hicieron pensando en ti) pero que, además de su éxito, tienen detrás un trabajo.
"A mí es que no me hacen gracia"
Muchos de los textos sobre youtubers comienzan con el redactor dejando bien clara su opinión. El propio Risto Mejide saludaba a Elrubius con un: “Yo he visto tus vídeos, no me hacen ni puta gracia”.
Pensemos en una previa de un Barça-Madrid que comenzara con: “Que quede claro que a mí el fútbol me aburre, pero en fin, tengo que pagar el alquiler”. O: “Políticos. Qué asco, ¿verdad? Son todos iguales. Dicho lo cual, Mariano Rajoy se reunirá con Pedro Sánchez…”.
Por otro lado, es normal que no te guste lo mismo que a tus sobrinos o a tus hijos, del mismo modo que a tu padre no le gustaba lo mismo que a ti cuando eras adolescente.
"De todas formas, todo esto al final es publicidad para Elrubius"
En realidad, los youtubers no necesitan a la prensa. De hecho, Elrubius explica en su último vídeo que accedió a la entrevista -cuando su madre se lo propuso- porque le gustaba la idea de salir en portada de una revista de tirada nacional. Pero una vez visto el resultado, ha afirmado que es bastante probable que no vuelva a conceder una entrevista. Y su mejor argumento es, precisamente, que no le hace falta.
Músicos, actores y escritores buscan la complicidad de los medios cuando publican una novedad, les guste o no la tarea de promoción. Los seguidores de ElRubius (y del resto de youtubers) no están pendientes de la prensa ni de la televisión. Les basta con suscribirse al canal o a sus redes. Tampoco necesitan leer o escuchar lo que piensan sus ídolos: lo tienen en sus vídeos. Como, por ejemplo, “50 cosas sobre mí”.
Tanto es así, que de YouTube no solo sale gente: ahora también están llegando. Chenoa se ha hecho youtuber, igual que Miguel Ángel Revilla, presidente de Cantabria, y la actriz Carmina Barrios. Incluso hay señoras anónimas que se entretienen colgando vídeos en YouTube con su compra del Mercadona. Es un canal de comunicación que permite conectar con el público de forma directa. Se ahorran los intermediarios. Y disgustos como los de esta entrevista.
"¿No dicen lo primero que se les ocurre y ya está?"
El pasado noviembre, con motivo del décimo aniversario de YouTube, se celebró una fiesta en Madrid que juntó a muchísimos youtubers españoles. En vísperas de las elecciones, algunos como Sr. Cheeto, Mangel y Adelita Power hablaron con Verne acerca lo conscientes que son de la influencia que ejercen entre sus seguidores adolescentes. Tres temas que procuran no tocar para no herir sensibilidades: ni política, ni fútbol, ni religión.
“Tenemos que tener mucho cuidado porque sabemos que nos ve mucha gente joven y se toman las cosas al pie de la letra -nos decía Adelita Power-. Yo hago el tonto en los vídeos, pero siempre intento hacerlo todo desde el respeto”.
Esto no quiere decir que no estén politizados o que no aprovechen su posición de liderazgo entre jóvenes para concienciar de otros temas, como los relacionados con ecología o animales, colaborando con campañas de reciclaje o los animales. Con la adopción de perros están especialmente vinculados otros dos youtubers, Ro en la Red y J Pelirrojo. Este, además, es de los pocos que se ha mojado en terrenos políticos, llamando a las urnas a sus seguidores, mientras que Ro en la Red nos contó cómo las propias ONG se les acercan para pedir colaboración.
"¿Y esto pasa en todo el mundo o solo en España?"
28 personas en todo el mundo tienen el Diamante de YouTube, que es un premio que la plataforma otorga a los que superan los 10 millones de seguidores. En España hay dos: ElRubius y Vegetta777.
No hay un único tipo de youtuber estrella, pero se trata de un fenómeno global. El sueco PewDiePie (Felix Kjellberg), que comenzó hablando de videojuegos, es uno de los más populares a nivel global. Con 42 millones de suscriptores en YouTube tiene su propio videojuego y protagonizará la primera serie para la nueva plataforma de Video On Demand que va a lanzar YouTube.
En Francia, Cyprien tiene 8,5 millones de suscriptores en su canal principal, especializado en vídeos sobre asuntos cotidianos en clave de humor y más de 5 millones en Twitter, donde le sigue hasta François Hollande. Tiene un cómic ilustrado por él mismo, una línea de camisetas que también diseña él y, desde hace un año, rueda cortometrajes como Technophobe, que acumula 18 millones de reproducciones.
La mexicana Yuya cuenta con más de 13 millones de suscriptores, con vídeos centrados en moda y belleza. Su vídeo con 5 peinados para escuela/trabajo lleva 35 millones de reproducciones en YouTube.
"¿Se va a quedar esto aquí?"
No, en España hay mucho camino por andar. Basta echar un ojo a la destreza que están mostrando los políticos de EEUU a la hora de relacionarse con los jóvenes fenómenos nacidos de redes como YouTube, Tumblr o Vine.
Obama, pionero memécrata, y la primera dama estadounidense han incorporado a sus agendas colaboraciones con este tipo de prescriptores de millennials, en busca de repercusión en cierto espectro de la población que no van a conseguir a través de los medios tradicionales. Hace un par de años, el presidente estadounidense ya se reunía con youtubers y en octubre de 2015 con Viners, incluyendo a Lele Pons, la más seguida en todo el mundo, con 9,7 millones de suscriptores.
Además, los esfuerzos de los candidatos a la presidencia estadounidense por acercarse a los millenials también son notorios. Y no es solo YouTube: Hillary Clinton fue de las primeras en hacer campaña en SnapChat.
Ahora hay niños que quieren ser youtubers cuando sean mayores. Alguno quizás se lleve las manos a la cabeza pensando en que esta profesión esté compitiendo con las de astronauta y bombero pero, antes de juzgar, no estaría mal recordar que las profesiones menos valoradas por los españoles -los adultos, a los que pregunta el CIS- son periodista y juez. Y la confianza en la política anda en mínimos. Hay cosas peor vistas con las que ganarse la vida.
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