Instagram alcanzó sus primeros 100 millones de usuarios en 2012 cuando Facebook la compró. Ese año, la fiebre de las fotos cuadradas contagió a la familia Zavala Barajas en Guadalajara (México) y María Barajas, su matriarca, no entendía la razón. “Yo criticaba tanto a mi hijas, porque que en vez de hacer lo que yo hacía—tejer, pintar, leer, escribir—ellas se la pasaban con el dedito en la pantalla”, comenta a Verne vía telefónica.
En el verano de ese año, Donají, una de sus hijas y usuaria frecuente de Instagram, le abrió una cuenta. “Me dijo, mami, nos criticas porque no sabes que ahí puedes ver fotos de lugares y personas de todo el mundo”, cuenta Barajas. Cuatro años después y con casi 80 años (los cumplirá en diciembre de 2016), Barajas publica en Instagram por lo menos cuatro de las 50 imágenes que captura diario en promedio. “Todo el día estoy tomando fotos y me siento muy feliz, como que he rejuvenecido”, dice. “Ahora mis hijas son las que me dicen, ¿cómo vas con ese dedito?”
Su cuenta, marybrjs, tiene más de 4.900 publicaciones y 5.000 seguidores a principios de abril de 2016, cuatro años después de haber abierto su cuenta. La primera foto que publicó, el 1 de junio de 2012, fue de una serpiente devorando a un pez en el Lago Chapala en Jalisco. Con esa publicación recibió sus primeros 34 me gusta. “Me fascina cuando pasa eso y cuando me hacen mención, es un estímulo para seguir tomando fotos”.
Conforme los comentarios y los corazones fueron aumentando, Barajas se impuso la misión de perfeccionar su fotografía. En 2013 reemplazó la cámara de su teléfono móvil por una Nikon semiprofesional. Desde mediados de 2014 hasta 2015 tomó un curso de fotografía. “Quería volverme a inscribir, pero el profesor me dijo que ya no tengo que volver a tomar el curso. Yo quiero seguir aprendiendo”, comenta.
A Barajas lo que más le gusta fotografiar son los paisajes naturales. “Me encanta retratar todo lo que sea natural. Estoy obsesionada con la luna, tengo selenofilia”, bromea la tapatía. “Aunque también tengo una fijación por los vochos (Volkswagen Sedan), desde muy joven".
Barajas mostró interés por la fotografía mucho antes de Instagram. Obtuvo su primera cámara a los 19 años, un año antes de casarse. “Mi cuñado había tirado su cámara a la basura porque decía que no servía, yo la rescaté y comencé a tomar fotos, pero casi todas eran de mis hijos, de mi familia, tal vez uno que otro paisaje”, cuenta Barajas, quien tiene siete hijos, 16 nietos y 2 bisnietos. “Me encantaba mandar a imprimir los rollitos. Ahí comenzó mi gusto por la fotografía”.
A ella no sólo le gusta capturar imágenes también observarlas. “Por eso me encanta Instagram, es una forma de conocer tantos lugares hermosos en el mundo a los que a veces no hay posibilidad de visitar. Así como yo he descubierto tantos lugares, quiero que la gente conozca México a través de mis fotografías”. La galería de Barajas también incluye imágenes de Guadalajara, Vallarta y Tequila, en Jalisco. "Mis hijas me llevan de viaje, pero en Guadalajara me muevo sola en camión", dice. "Todavía me siento con muchas fuerzas y procuro cuidarme para poder seguir tomando fotos".
Aunque Instagram es el reino de la selfies, Barajas opina que no es la mejor forma de aprovechar esa red social. “Debería usarse para descubrir lugares, fotografías hermosas y no es fácil tomar una buena foto, requiere mucho esfuerzo. Por eso, cuando alguien me sigue y veo que en su cuenta hay puras fotos de ellos sacando la lengua, pues no los sigo”, comenta.
Barajas sabe que la mayoría de los usuarios de Instagram no tiene su rango de edad. “Creo que los adultos mayores, mientras estemos lúcidos, no tenemos limitantes para estar en redes sociales. También tenemos los mismos derechos que los jóvenes para estar en ellas”, dice la mujer de 79 años. "Me siento muy halagada de la atención que recibo, de los comentarios, que los jóvenes tomen en cuenta el trabajo de una persona mayor es muy halagador", comenta.
Su hija Donají ha notado los beneficios del nuevo pasatiempo de su madre. “A mí me encanta esté tan metida en la fotografía, y ver los comentarios que le escriben”, dice. “Ha vivido tantas cosas y tiene mucho que expresar, ella lo hace a través de sus fotografías. Eso mantente su cerebro alerta”.
Todos los días, salvo cuando sale de vacaciones, Barajas sube a la azotea de su casa en Zapopan, en el oeste del área metropolitana de Guadalajara, para capturar el amanecer, el atardecer y la luna. Pronto ella y su esposo deberán mudarse a una casa más pequeña. “Esta casa tiene muchos desniveles y ya me cansa, necesito una de un piso”; explica. “Lo único que me mortifica es que no tenga una buena vista”.
Sigue a Verne México en Facebook, Twitter e Instagram y no te pierdas tu ración diaria de maravillas de Internet.