Mayo ha sido el mes de los discursos de graduación de las universidades estadounidenses, que se han convertido en un género en sí mismos. Políticos, famosos y empresarios dan consejos para los recién graduados que inician su vida de adultos. Algunos son realmente buenos en activar emociones como la euforia, la esperanza, la pasión y el asombro, no solo de los estudiantes. El que dio Steve Jobs, fundador de Apple, en Stanford en 2005 tiene más de 24 millones de reproducciones en Youtube.
La primera promoción que se graduó en Harvard en 1642 ya escuchó a un político, el gobernador de Massachusetts John Winthrop, al recibir sus diplomas. Pero al principio eran sobre todo los alumnos y profesores los que hacían gala de sus dotes de oratoria -en latín, griego y hebreo-, una de las destrezas más importantes en los planes de estudios de la época, como cuenta la revista Time.
Después la oratoria perdió peso y las universidades empezaron a invitar a personalidades, al principio nobles británicos. Y poco a poco se fue abriendo el abanico con políticos, artistas y empresarios. Algunas universidades como Harvard y Standford tienen archivos de sus discursos, pero hay páginas que hacen sus propios rankings. La de la RNP (Radio Pública Nacional de EE UU) tiene 354, que se remontan al año 1774.
Estos son algunas lecciones que se extraen de los más míticos.
El poder que no sabías que tenías
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Cuando os enfrentéis a retos, espero que recordéis que dentro de vosotros tenéis anclada la habilidad de aprender y crecer. No se nace con una cantidad fija de resiliencia. Como un músculo, podéis fortalecerla y tirar de ella cuando la necesitéis. En ese proceso os daréis cuenta de quiénes sois realmente y podréis convertiros en la mejor versión de vosotros mismos.
Nunca os rindáis. Nunca os deis por vencidos. Nunca, nunca, nunca, nunca -en nada, grande o pequeño, de envergadura o insignificante-, nunca cedáis, salvo por las convicciones del honor y del buen sentido.
Nuestros problemas están creados por humanos y por lo tanto, los pueden resolver humanos. Un hombre puede ser lo grande que él quiera. Ningún problema que tenga que ver con el destino de la humanidad está por encima de los seres humanos. La razón y el alma de los hombres a menudo ha resuelto lo que parecía irresoluble, y estoy convencido de que podemos volver a hacerlo.
Convertíos en diosas de la desobediencia... Nos dicen que lo peor que podemos hacer es causar conflicto, incluso cuando es por una buena causa. Antígona acabó presa, Juana de Arco en la hoguera. ¡Y algunos dirán que somos poco femeninas! Al contrario que en otros países, si rompemos el silencio es difícil que acabemos en la cárcel, que nos hagan 'desaparecer' o que nos tiren en una cuneta por la noche. Si alzamos la voz algunos se irritarán, dirán que tenemos mala leche o que somos hipersensibles y molestaremos en algunas cenas. Pero si alzamos la voz permitiremos que otras mujeres hablen hasta que se cambien las leyes, se salven vidas y cambiemos el mundo para siempre.
Si adoráis el dinero y las cosas materiales, si para vosotros están donde sentís el significado real de la vida, entonces nunca tendréis bastante, nunca sentiréis que tenéis bastante. Esa es la verdad. Adorad vuestro cuerpo y vuestra belleza y vuestro atractivo sexual y siempre os sentiréis feos. Y cuando el tiempo y la edad empiecen a dejarse ver, moriréis un millón de muertes antes de que finalmente la sintáis.
El éxito ya no consiste únicamente en conseguir tus objetivos. Se trata de emplear nuestras habilidades y talentos para hacer algo más grande en el mundo. Ese es el nuevo sueño americano.
Recordad que dentro de unas décadas, alguien estará aquí donde yo estoy hoy y le hablará a una nueva promoción de graduados sobre vosotros. Así que contamos con que viváis vuestras vidas de forma que merezca hablar de ellas. Vidas que inspiren a la próxima generación a seguir andando ese camino hacia la justicia y a trabajar para conseguir ese sueño.
Tenéis que encontrar lo que amáis. Y eso es tan válido para el trabajo como para el amor. El trabajo llenará gran parte de vuestras vidas y la única manera de sentirse realmente satisfecho es hacer aquello que creéis que es un gran trabajo. Y la única forma de hacer un gran trabajo es amar lo que se hace. Si todavía no lo habéis encontrado, seguid buscando. No os detengáis. Al igual que con los asuntos del corazón, sabréis cuando lo habéis encontrado.
Asumid riesgos ahora. A medida que nos hacemos mayores nos volvemos más miedosos y menos flexibles. Y lo digo literalmente. Esta semana me he lesionado la rodilla en la cinta de correr esta semana y ni siquiera estaba encendida. Intentad mantener la mente abierta a cualquier posibilidad y la boca cerrada a los temas de los que no tengáis ni idea. Limitad vuestros 'siempre' y vuestros 'nunca'. Seguid compartiendo vuestro corazón con otros incluso si lo tenéis roto.
El éxito es vivir tu vida con integridad y sin sucumbir a las presiones de tu entorno para intentar ser quien no eres. Seguid vuestra pasión, sed fieles a vosotros mismos. Nunca sigáis los pasos de nadie, a no ser que estéis perdidos en el bosque y veáis unas huellas. En ese caso, seguidlas, por lo que más queráis.
Vuestro tiempo tiene límite, así que no lo perdáis viviendo la vida de otra persona. No os dejéis atrapar por dogmas, no viváis con los resultados del pensamiento de otras personas. No permitáis que el ruido de las opiniones ajenas silencie vuestra voz interior.
Steve Jobs, otra vez.
Persigue tus sueños, pero no te quedes dormido
A menudo es más fácil avanzar en sueños megaambiciosos... Como nadie más está lo suficientemente loco para hacerlo, tienes poca competencia.
Los sueños son geniales. Pero son solo sueños. Fugaces, efímeros, bonitos. Pero los sueños no se cumplen simplemente porque los hayáis soñado. Es el trabajo duro lo que los hace reales. Es el trabajo duro el que consigue el cambio.
El fracaso me dio la seguridad interior que nunca había obtenido aprobando exámenes. El fracaso me enseñó cosas sobre mí misma que nunca habría podido aprender de otra forma. Descubrí que tengo fuerza de voluntad y más disciplina de la que jamás había imaginado; también me enseñó que tengo amigos que valen más que cualquier rubí.