La sobreexposición mediática del fútbol, que todo lo abarca, genera posturas encontradas y mucho rechazo entre los no aficionados. Rechazo que ha vuelto a hacerse evidente con la final de la Champions League. Con dos equipos españoles enfrentados, el partido acaparó durante días la actualidad informativa y era casi monotema en los comentarios y trending topics de las redes sociales.
Tras el partido se hizo especialmente popular en Facebook un vídeo que alternaba fotos de hinchas de fútbol llorando, con imágenes de gente pidiendo en la calle, rebuscando en la basura o haciendo cola frente a una Oficina de Empleo. "Cuando España llora por esto (el fútbol) y no por esto (los problemas sociales), tenemos un problema", decía:
El vídeo ha superado en cinco días los 7 millones de reproducciones, compartido en la página de Facebook El racó d'en Guillem, un blog sobre actualidad educativa. Su responsable, Guillem Ramon, cuenta a Verne que con él quiso expresar su opinión sobre "la falta de educación en valores, espíritu crítico y sentido común de nuestra sociedad".
Guillem, que ejerce como maestro de Educación Física en un colegio de Mallorca, explica que por su trabajo vive muy de cerca cómo los niños, y la sociedad en general, idolatran a los futbolistas y todo lo que rodea a este deporte: "Tras el partido, cuando vi a miles de personas en La Cibeles celebrando el título, pensaba cómo se pueden movilizar por eso y no porque el país se esté yendo al garete en todos los ámbitos: lo económico, lo moral, lo político... Con el vídeo quise canalizar ese sentimiento".
Su vídeo ha suscitado más de 235.000 comentarios y ha generado una discusión sobre si la pasión por el fútbol es compatible o no con la sensibilidad y el activismo social. Este profesor de 32 años entiende a quienes dicen que los conceptos del vídeo no son necesariamente contradictorios, pero agradece que la gente reflexione y se establezca un debate: "Yo defiendo los valores que aporta el deporte, pero no creo que el fútbol esté transmitiendo esos valores, los ha desvirtualizado por completo". Y añade: "El deporte es un juego. Nada más, Pero con el fútbol tengo la sensación de que hemos perdido completamente los papeles".
Guillem también recuerda lo inadvertidos que pasan los logros conseguidos por otros deportistas españoles -como el reciente campeonato de Europa del triatleta Javier Gómez Noya - y cómo los medios de comunicación retroalimentan que solo se hable de fútbol: "Cuando un deporte se hace por pasión, sin tanto dinero e interés de por medio, sí pueden encontrarse unos valores educativos, del mismo modo que una película o una obra artística. La música, el arte tiene un valor incalculable. El fútbol, par mí, sí es calculable", reflexiona.
En la misma línea se expresaba este entrenador, Octavio Pérez, en un vídeo con más de 300.000 reproducciones en Facebook y que ha sido compartido más de 6.000 veces, en el que compara la poca atención durante el fin de semana de final de la Champions a los logros de Gómez Noya o a Kilian Jornet (líder de la Copa Mundial de Skyrunning).
A ese debate se ha unido el pasado 31 de mayo un post publicado en Facebook por el humorista y locutor de radio Edgar Hita. Se titula Perdón por mi pasión y en él se preguntaba por qué está tan mal visto mostrar tu orgullo futbolero, pero no retratarse haciendo cola para acudir a un concierto:
Hoy me gustaría pedir disculpas a la gente mucho más comprometida socialmente, mucho más culta y mucho más preparada para la vida que yo. Porque sí, yo vivo el fútbol.
Las redes sociales son un espejo de la vida real, pero solo un espejo. Facebook en concreto, tiene arreones virales extremos. Ese momento en el que te conectas a la pestaña de inicio y parece que casi todo el mundo comparte lo mismo. Ya sea el vídeo del pollito y la niña que hace los deberes, ya sean los estados de "A partir de ahora Facebook será de pago" o "Quiero comprobar los amigos de verdad que tengo, copia este estado y no compartas". También el concierto de Bruce, ACDC o Coldplay, que te hace llegar a la conclusión de que eres el único que no ha asistido.
Desde hace dos semanas, el tema es el fútbol. Sí, ha podido resultar cansino. Bastante. Hemos enlazado el doblete del Barça con la undécima del Madrid y se suceden los memes repetidos y demás montajes y vídeos en ocasiones poco originales. El pique futbolero de toda la vida, trasladado a las pantallas. Pero en esta ocasión hay una diferencia. Ni Coldplay, ni los estados de "no compartas copia y pega", ni ningún vídeo viral, ha sufrido la ira de los que puede no gustarnos, pero el fútbol sí.
Existen varios montajes y vídeos "suma Me Gustas" en los que asocian que si un sábado por la noche te emocionas por la victoria o derrota de tu equipo, si te gusta el fútbol, si vives, sufres y disfrutas el fútbol, no estás comprometido social o políticamente, incluso utilizando imágenes de gente necesitada buscando en contenedores y seguidamente la de un seguidor de fútbol emocionado.
Yo no he celebrado ningún título en mucho tiempo, por mi elección de equipo (elección de la que estoy orgulloso), pero veo lícito que alguien lo haga y no lo veo reñido con que al día siguiente luchen por lo que es justo. Os aseguro que conozco gente futbolera comprometida y no comprometida con el resto de problemas. Pero hay algo que me parece aún peor, porque no solo han asociado las lágrimas de los futboleros al poco compromiso social, también a la cultura, dando entender, que un "fanata" del fútbol debería estar en el teatro, en la ópera o leyendo a Shakespeare un sábado por la noche.
Y sí, me parece injusto que los futbolistas sean, en su mayoría, unos privilegiados mimados por la sociedad, que cobran en exceso y tienen privilegios que no tiene otro ciudadano por el único hecho de tener unas aptitudes que no tenemos el resto. Pero también sería el caso de Bruce o de la soprano que actuó la semana pasada en el Liceo.
Seguiré luchando por mis derechos y seguiré viviendo el fútbol, como deseo que otros vivan el cine, el teatro, las carreras populares o el concierto de Coldplay. Y lloro por dentro cada vez que veo a alguien buscar comida en un contenedor. Y voy a volver a llorar por el fútbol, os lo aviso. Perdón por mi pasión".
Hita explica a Verne por teléfono que pasa muchas horas en las redes sociales y que, tras el partido, le sorprendió el trato de las personas a las que no les gusta el fútbol hacia quienes manifestaban sus emociones: "La gente te acata por eso, pero no cuando compartes un vídeo chorra o cuentas que te has gastado 150 euros para ver a un grupo de música y te has pasado 20 horas haciendo cola. Eso a mí también me puede parecer desmesurado".
Su reflexión comenzó a moverse más en redes cuando la compartió la página Odio el fútbol moderno y no solo la aprobaban aficionados: "Mucha gente me ha escrito para decirme que aunque no están interesados en este deporte, suscribían mis palabras. Todos estamos de acuerdo en que la atención hacia el fútbol puede llegar a ser muy cansina y que es muy injusto que una persona gane 6 millones de euros. Pero eso no quita que alguien pueda vivir, disfrutar, llorar y emocionarse por un sentimiento que casi siempre tiene un componente familiar o de amistad".
Con varios trabajos como guionista para programas de fútbol, este humorista de 36 años responde también a quienes creen que divertirse con el fútbol está reñido con cumplir con tus obligaciones como ciudadano: "Debe haber tiempo para todo. No creo que el sábado a las 20.45, cuando comenzaba la final de la Champions, estuviese convocada una manifestación para protestar por los recortes laborales. O que no dedicar 90 minutos de tu vida a pensar en los problemas sociales signifique que no te lleguen o no hagas nada por cambiar la situación".
El humorista mencionaba también que muchas peñas y equipos de fútbol son activos socialmente: "Recuerdo, por ejemplo, que en el Rayo Vallecano ayudó a una señora que iba a ser desahuciada o Los Pericos solidarios, las acciones que organiza la afición del Espanyol para recoger alimentos y juguetes, y que tienen muchísimo éxito. Hay aficiones que están muy próximas socialmente y que incluso se significan políticamente hacia el activismo".
Aunque por su texto pueda parecer que Hita apoyaba al Atlético de Madrid, es seguidor del Espanyol, por el que también ha sufrido: "Recuerdo llorar de pequeño, con siete años, cuando perdimos una UEFA, y he llorado también de adulto. En Glasgow, perdimos una final a penaltis contra el Sevilla y cuando acabó el partido mi amigo se puso a llorar. Un señor de 85 años se le acercó y le dijo: No llores. Piensa que tú volverás a ver un partido así y yo no veré más. Ese gesto me pareció maravilloso. Pero como se suele decir: Solo comparte mi locura quien comparte mi pasión".
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