El politólogo Jorge Galindo compartía la mañana del lunes este gráfico* que recoge las actitudes globales hacia la homosexualidad, un día después del atentado que acabó con la vida de 50 personas que estaban en la discoteca gay Pulse, de Orlando, en Estados Unidos.
El gráfico recoge datos de este estudio del instituto estadounidense Pew Research. España lideraba en 2013 la actitud positiva respecto a la homosexualidad: solo un 6% de la población la consideraba “moralmente inaceptable”, mientras que el resto la veía o aceptable o como un asunto que no tenía nada que ver con la moral.
Eso no significa que la situación no pueda mejorar: España y Alemania (8%) eran los únicos países de los 39 estudiados en los que este porcentaje estaba debajo del 10%. En Estados Unidos, un 37% de la población aún la consideraba “inaceptable”. En siete países este porcentaje estaba por encima del 90%, incluyendo Egipto e Indonesia.
Además de eso, aún estamos lejos del día en el que preguntar si la homosexualidad es moralmente aceptable suene tan raro como preguntarlo acerca de la heterosexualidad, de ser pelirrojo, o de ser zurdo. Y, evidentemente, lo ocurrido en Orlando muestra que, por mucho que los porcentajes sean cada vez menores, detrás de esos números hay rechazo y odio.
Una brecha global
En otro análisis de 2013, Pew Research hablaba de la “brecha global sobre la homosexualidad”. En este caso, la pregunta era: “¿Debería la sociedad aceptar la homosexualidad?”. Los resultados eran parecidos a los anteriores: España y Alemania lideraban el ranking con un 88% y un 87% de respuestas positivas. Estados Unidos caía al 60%.
El centro de análisis hablaba de “amplia aceptación de la homosexualidad en Norteamérica, la Unión Europea y Latinoamérica”, pero su estudio también mostraba el rechazo que se daba “en los países predominantemente musulmanes y en África, así como en partes de Asia y en Rusia”.
Además, se registraban pocos cambios desde 2007, a excepción de Corea del Sur, Estados Unidos y Canadá, donde el porcentaje de aceptación había crecido en al menos 10 puntos. En Estados Unidos, por ejemplo, desde 2011 hay una mayoría a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo y, de hecho, el estadístico Nate Silver llegó a predecir que en 2020 esta mayoría se podrá encontrar en 44 de los 50 estados.
Según Pew Research, hay opiniones más positivas sobre la homosexualidad “en los países en los que la religión ocupa una posición menos central en la vida de la gente. Estos son también los países más ricos del mundo”. Los datos se invierten en los países pobres y muy religiosos.
Con excepciones: Rusia no es un país muy religioso, pero aun así, solo un 16% de los encuestados creía que la homosexualidad debía aceptarse. Y, al contrario, Brasil (60%) y Filipinas (73%) eran mucho más tolerantes de lo que su religiosidad daba a entender.
También se registraban diferencias por edades: los jóvenes se mostraban más tolerantes y, donde había diferencias por género, las mujeres aceptaban más fácilmente la homosexualidad que los hombres.
La importancia de la visibilidad
Uno de los factores que influye en este nivel de aceptación es la visibilidad, que, como escribe Christian Rudder en Dactaclismo, “crea aceptación”: cuando una sociedad rechaza la homosexualidad, obliga a que estas personas se escondan y este secretismo forzado provoca a su vez que los prejuicios no se cuestionen y sea aún más fácil marginar y discriminar.
Además, hay que tener en cuenta lo que explicaba el doctor Atul Gawanade en The New Yorker: la visibilidad ayuda a que las buenas ideas se difundan más fácilmente. En una entrevista en The Colbert Report, Gawanade explicó cómo afectaba esto a la difusión de ideas como el matrimonio entre personas del mismo sexo. Es muy fácil decir que algo así “es pecado”, por ejemplo, si hablamos en abstracto. Pero cuando nos referimos a nuestros amigos, nuestros vecinos o nuestra familia, la cosa cambia: resulta mucho más difícil decir algo así de alguien a quien conocemos y a quien queremos. ¿Por qué no van a poder hacer lo que les dé la gana, ya sea vivir juntos, casarse o formar una familia, si eso es lo que quieren?
Por eso, a pesar de lo que a veces se puede leer, todavía es importante que haya un Día del Orgullo, que todo el mundo pueda ir de la mano de su pareja por la calle (si le apetece), o que todos dejemos muy claro nuestro rechazo a la barbaridad de Orlando: de otro modo, sus vidas siguen siendo invisibles.
*Actualización (30/6/2017): El tuit está borrado, por lo que hemos insertado el gráfico del estudio de Pew Research.
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