24 persuasivas palabras con la P

Déjate de pamemas y penseques, y aprende estas palabras para dejar de ser un parlaembalde

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Ilustración Luis Demano
Ilustración Luis Demano

La letra P procede del jeroglífico egipcio que representaba una boca abierta. Los fenicios le dieron el nombre de pe, que significaba boca, y los griegos le pusieron el nombre de pi, de donde pasó a los romanos. Es la decimocuarta letra más frecuente del alfabeto: en un texto cualquiera, 2,51 letras son pes. Eso sí, es la cuarta que más palabras inicia: el 8,5%, unas 7.500. Estas son algunas de las que más nos han gustado.

Pabilo. Mecha que está en el centro de la vela. También, pábilo.

Pasa el viento nocturno y tiemblan y se apagan las velas, que a la noche siguiente otra mano piadosa vuelve a encender si quedan restos de pábilo, o a rayo de sol se calcinan las flores que después la lluvia barre.

José Donoso en EL PAÍS, en 1985.

Palinodia. Retractación pública que alguien hace de lo que ha dicho.

En este país de jactanciosos del monolitismo, yo pertenezco a una rara variedad de sus habitantes, la de los virtuosos de la palinodia.

Pedro Laín Entralgo en Descargo de conciencia.

Paludícola. Que habita en los pantanos.

Pamema. Melindre (delicadeza afectada). Fingimiento (simulación). Hecho o dicho fútil y de poca entidad, a que se ha querido dar importancia.

-Los mozos de hoy tratan con mucha pamema a las mujeres -afirma el señor Mateo-. Demasiada pamema. Más de la que se merecen. Babosean…

Ignacio Aldecoa en Parte de una historia.

Pandiculación. Acción y efecto de estirarse o desperezarse.

Paraselene. Fenómeno luminoso por el que se forman una o varias imágenes de la Luna reflejadas en las nubes y, por lo general, dispuestas simétricamente sobre un halo.

Paraselene. Vdsluys / Wikimedia

Paredaño, ña. Que está pared por medio del lugar a que se alude.

Uno de esos astros nocturnos y traducidos nos hará llegar efectivamente su resplandor dentro de un siglo, como luz por unos labios no dicha (Aleixandre), pero la mayoría de ellos, abroquelados de retroficheros, no harán llegar su onda expansiva mucho más allá del paredaño cuarto de los niños.

Francisco Umbral en EL PAÍS, en 1979.

Parhelio. Fenómeno luminoso poco común, que consiste en la aparición simultánea de varias imágenes del Sol reflejadas en las nubes y por lo general dispuestas simétricamente sobre un halo.

Parhelio. US National Oceanic and Atmospheric Administration

Parlaembalde. Persona que habla mucho y sin sustancia.

Pasagonzalo. Golpe pequeño dado con la mano, y particularmente, en las narices. (Sugerencia de Miguel Sosa Lázaro).

Patarata. Cosa ridícula y despreciable. Expresión, demostración afectada y ridícula de un sentimiento o cuidado, o exceso en cortesías y cumplimientos.

Daban en Madrid, por los fines de julio, las once de la noche en punto, hora menguada para las calles y, por faltar la luna, jurisdicción y término redondo de todo requiebro lechuzo y patarata de la muerte.

Luis Vélez de Guevara, en El diablo cojuelo.

Pelluzgón. Porción de pelo, lana o estopa que se coge de una vez con todos los dedos. Mechón.

Peneque. Embriagado, borracho. Estar, ir, ponerse peneque. Dicho de una persona o de un animal: Que al andar se tambalea.

Penseque. Error nacido de ligereza, descuido o falta de meditación. Viene de la expresión “pensé que”.

“Pensé que el conde…”, dije; y con desprecio

me ataja, replicando: “Don Rodrigo,

¿hombre sois de penseque? Ya no os precio

como hasta aquí. Perdido habéis conmigo

si os disculpáis con el “penseque” necio.

Sírvaos vuestro “penseque” de castigo

y mi amor en el conde gustos trueque

que esto merece amante de “penseque”.

Tirso de Molina en Quien calla otorga.

Perista. Persona que comercia con objetos robados a sabiendas de que lo son.

Perreda. Empleo u ocupación de mucho trabajo.

Pezolada. Porción de hilos sueltos sin tejer que están en los principios y fines de las piezas de paño.

Pluscafé. Copa de licor que se toma después del café. Del francés pousse-café, con influencia de plus.

Plúteo. Cada uno de los cajones o tablas de un estante o armario de libros.

Pravo. Perverso, malvado y de dañadas costumbres.

Precito. Condenado a las penas del infierno, réprobo. Del latín medieval praescitus 'réprobo', 'condenado', y este del latín praescītus 'sabido de antemano'.

Por dármela Abigail, he aborrecido la vida.

¡No la quiero!, ¡no la quiero!,

¡precito estoy! mi voz diga,

si soy el mundo, que el mundo

verá en su postrero día

consumirse en fuego todo,

sin que la mujer más pía

le libre. ¿Quién va? ¿Quién eres?

Pedro Calderón de la Barca en La primer flor del Carmelo.

Pródromo. Malestar que precede a una enfermedad.

Y cuando los cementerios civiles nacieron por exigencia de los tiempos y decisión del Estado se convirtieron desde el principio en algo así como el pródromo de una aciaga suerte en el más allá, por un lado -el católico-, y en desafío y negación de ese más allá, por el otro; pero también se convirtieron en un lugar apartadizo de «malos españoles», que, al renegar de su catolicidad constitutiva o no aceptar la negaban su españolidad igualmente.

José Jiménez Lozano, en EL PAÍS, en 1976.

Protervo. Perverso, obstinado en la maldad.

Que el viejo que con destreza

Se ilumina, tiñe y pinta,

Eche borrones de tinta

Al papel de su cabeza;

Que enmiende a naturaleza

En sus locuras protervo;

Que amanezca negro cuervo,

Durmiendo blanca paloma,

Con su pan se lo coma.

Francisco de Quevedo en la letrilla satírica Con su pan se lo coma.

Purrela. Vino último e inferior de los que se llaman aguapié. Coloquialmente, cosa despreciable, de mala calidad, de poco valor.

Examen sorpresa: la O (¡oh!)

*Texto redactado por Jaime Rubio con aportaciones de Mari Luz Peinado, Héctor Llanos, Gloria Pina, María Sánchez, Pablo Cantó, Anabel Bueno y Lucía González.

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