El yorkshire de María José Valverde se escapó de su casa el 27 de julio de 2004. La pequeña Chispa, de 17 meses, se escabulló por una puerta mal cerrada y ya no hubo forma de encontrarla. Ahora, 12 años más tarde, la dueña y la perrita se han reencontrado.
Chispa ha perdido un poco de audición, tiene una catarata en un ojo y sus dientes se han deteriorado. Pero no hay duda: es ella. El chip ha permitido identificarla. "Su pelo sigue igual. Además, yo creo que me reconoce. Sé que parece imposible, pero me sigue por la casa y está muy cariñosa. Sí, yo creo que se acuerda de mí", confiesa María José Valverde a Verne en conversación telefónica.
Habían pasado 12 años desde que Chispa se perdió en la playa murciana de Islas Menores. Y, aunque María José se había hecho a la idea de que ya no volvería, tampoco había dejado de pensar en ella. Una prueba: el pasado viernes, un día antes de que la perra reapareciese, María José y su marido se cruzaron en un supermercado con un matrimonio que paseaba a su mascota. "Mira, se parece a Chispa", dijo María José.
En ese momento, no sospechaba que, al día siguiente, Teresa Martínez, veraneante en Los Nietos, se encontraría, mientras paseaba a sus tres perros, a un perrita solitaria en un callejón a medianoche. La escena le resultó extraña, así que tomó a la perrita en sus brazos y preguntó, sin éxito, a la gente que había en la zona.
Como no apareció su dueño, una amiga de Teresa acogió temporalmente a la perrita en su casa. Un día más tarde, el domingo, empapelaron las farolas de Los Nietos con anuncios de su hallazgo. Y dos días después, el martes -el lunes, 15 de agosto, era festivo-, llevaron al animal a un veterinario de Cartagena, donde obtuvieron la pista definitiva: el chip les proporcionó los datos personales de María José Valverde.
A María José le preguntaron entonces: "¿Se te ha perdido un perro?". En el momento en que recibió la llamada, María José pensó en sus otros cuatro perros: dos malteses y dos yorkshires. Había adquirido los cuatro después de que Chispa desapareciese. De hecho, los dos yorkshires le recordaban a Chispa, aunque no habían alcanzado a llenar su vacío. Primero, pues, María José pensó en ellos. Pero no los había perdido, así que, ya con Chispa en la mente, preguntó: "¿Cómo es el perro?".
Se lo explicaron y sí, no había duda, esa era Chispa. Antes de devolvérsela, Teresa y su amiga la llevaron a la peluquería canina Huellas, donde la acicalaron gratuitamente tras conocer su historia. Y ese mismo martes, ya por la tarde, se produjo el reencuentro que María José llevaba doce años esperando.
"María José se emocionó muchísimo", nos cuenta Teresa Martínez, la heroína de esta historia. "Yo una vez perdí a una perrita y no tuve la suerte de encontrarla, así que soy consciente de lo que tuvo que pasar María José". Después del reencuentro, Teresa ha visitado a la perrita y a su dueña y confirma lo que nos contaba María José: "Es alucinante, le sigue a todas partes".
El agradecimiento de María José a Teresa es inmenso. "Es increíble que haya gente tan buena", nos dice María José. Eso sí, no piensa lo mismo de quienes se hicieron cargo de Chispa durante los últimos 12 años. "¿No podían haberla llevado a un veterinario para que la identificaran? Sabían que una persona lo estaba pasando mal por haberla perdido...".
Por que María José está convencida de que Chispa pasó los últimos años a resguardo: "No pesa ni un kilo, es imposible que haya estado tanto tiempo sola", reconoce. "Ojalá pudiera hablar para contarme qué ha hecho en los últimos doce años".
Pero lo que importa ahora es que María José ha podido colocar a Chispa el collar que guardaba desde hace doce años en un cajón. Porque, aunque María José se había hecho a la idea de que Chispa ya no volvería, tampoco había dejado de pensar en ella.
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