Se cumplen dos años de la desaparición de 43 estudiantes normalistas en Iguala, después que estos fueron atacados por fuerzas policiales. Las circunstancias, los autores intelectuales y las motivaciones detrás de los ataques y las desapariciones siguen siendo un misterio. A pesar de la ardua investigación de un comité independiente de expertos, existen muchas preguntas sin respuesta. Antes de concluir su periodo de investigación, el comité aseguró que su trabajo se vio obstaculizado por el mismo Gobierno que los contrató para encontrar la verdad sobre el caso.
Desde el 26 de septiembre de 2014, miles de personas han exigido a las autoridades dar con el paradero de los estudiantes y encontrar a los culpables de su desaparición pero la movilización disminuye con el paso de los años, asegura Jorge Muñoz, uno de los administradores de las cuentas de Facebook, Twitter e Instagram Ayotzinapa Vive, dedicadas a difundir información y denuncias sobre este caso. “En dos años ha disminuido mucho el movimiento”, comenta vía telefónica. “Creo que se debe a que se nos olvidan las cosas con muchas facilidad y nos volvemos apáticos, sobre todo porque creemos que este caso no tiene nada que ver con nosotros, pero no es así”.
Muñoz, el periodista Tryno Maldonado y la académica de la Universidad Iberoamericana de Puebla Ana Lydia Flores han participado en la divulgación del caso desde septiembre de 2014, tanto en las calles como en las redes sociales. Les preguntamos qué puede hacer el ciudadano promedio para evitar que el caso se olvide. Estas son sus recomendaciones.
1. Buscar información más allá de tu timeline
Antes de unirse a las protestas por Ayotzinapa, los ciudadanos deben hacer un esfuerzo por conocer bien el caso, dice a Verne Maldonado, periodista y autor de Ayotzinapa: El rostro de los desaparecidos. “Hay que informarnos abrevando de otras fuentes, no creyendo todo lo que internet dice, generando una inteligencia colectiva y volviéndonos críticos”.
Para lograr eso, añade, hay que salir de nuestras cuentas en redes. “La redes nos permiten construir una plaza pública inmensa, sí, pero montada casi siempre a nuestro modo: bloqueamos o seguimos generalmente a medios o personas afines a nuestra ideología e intereses. Lo que refleja nuestro timeline no es necesariamente el termómetro más fidedigno de lo que ocurre en el país”.
Uno de los objetivos de las cuentas de Ayotzinapa Vive, asegura Muñoz, su administrador, es precisamente recopilar y divulgar información del mayor número de fuentes confiables y al mismo tiempo servir como un foro para los familiares de los desaparecidos y los estudiantes normalistas que sobrevivieron al ataque de 2014. “Nos siguen muchas personas que viven fuera de México y nos han agradecido por crear este espacio en el que pueden informarse de forma detallada de lo que sucede en relación al caso”.
2. Unirse a las protestas tanto en las redes como en las calles
Ana Lydia Flores, profesora de Comunicación de la Ibero Puebla, asegura que las redes sociales han contribuido a que el caso Ayotzinapa se mantenga vigente entre los mexicanos. “Ha habido casos muy dolorosos como la matanza de Acteal (Chiapas) que no obtuvieron la suficiente difusión porque cuando sucedieron no contábamos con las redes sociales. No es posible equiparar, pero creo que en este caso la grandes movilizaciones en el país por Ayotzinapa se han logrado gracias a internet”.
Maldonado concuerda: “Si no tuviéramos redes sociales y sólo un canal monopólico aliado al poder, como ocurrió en la masacre de estudiantes en Tlatelolco, para los medios de comunicación el día 26 de septiembre de 2014 hubiera sido otro día soleado, como declaró en su tiempo Jacobo Zabludovsky respecto a la matanza del 68”.
El escritor advierte que el activismo en redes no es suficiente. “No me gustaría que los mexicanos del futuro dijeran que nos quedamos tuiteando desde la comodidad de nuestros sillones para apaciguar nuestra conciencia. Dar un paso adelante es muy fácil. Construir redes humanas en el ámbito comunitario en vez de meras redes virtuales, mirarnos a la cara, reconocernos. Organizarnos y luchar. Salir a la calle”.
La cuenta Ayotzinapa Vive informa sobre las marchas y eventos que se organizan en distintas ciudades dentro y fuera de México por Ayotzinapa. En la cuenta de Facebook de la Ibero Puebla también se pueden consultar fechas de eventos y foros de discusión sobre el caso en su campus y en el de la Ciudad de México.
3. Exigir constantemente avances de la investigación
Flores es parte de un comité de académicos de la Ibero que desde septiembre de 2014 han organizado foros de discusión, exhibiciones y otros eventos de conmemoración a la desaparición de los 43 normalistas bajo el lema: Estos también son nuestros estudiantes.
En todas la acciones que realizan sobre Ayotzinapa, opina la académica, es necesario difundir lo que se sabe con certeza del caso y recordar al público de todas las preguntas que aún no tienen respuesta. “No podemos darnos el lujo de la desmemoria. Las acciones de protesta son importantes, pero también hay que seguir insistiendo para saber qué es lo que realmente le pasó a estos chicos, porque han pasado dos años y aún no lo sabemos”.
En la web del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes se pueden consultar sus informes y materiales sobre los resultados de su investigación, así como las partes del caso aún por resolverse.
4. Actuar bajo los principios que exigimos del Gobierno
Durante su investigación sobre las desapariciones de los 43 estudiantes, Maldonado encontró que algunos ciudadanos de Iguala se negaron a darle refugio a los normalistas si estos no les daban dinero. “¿Qué puede esperarse de una sociedad tan mezquina como esa? Actuar en consecuencia en nuestra comunidad de forma ética sería un gran inicio para que las cosas cambien", comenta el autor. "Ayotzinapa es el ejemplo más doloroso de la profunda simbiosis de crimen organizado con el Estado mexicano; pero esa simbiosis corrupta tiene su simiente en acciones de corrupción e impunidad bastante cotidianas”.
5. Involucrarse en cualquier causa social
Muñoz, de Ayotzinapa Vive, espera sacar provecho de la red de más de 15.000 seguidores en estas cuentas para ayudar a otros jóvenes en situaciones similares a los de la Escuela Normal Rural Isidro Burgos, donde estudiaban los 43. “La intención es crear una fundación para apoyar a estudiantes de escasos recursos para que continúen su formación. Creemos que la educación es la única forma de crear una sociedad más crítica, que cuestione al Gobierno y exija sus derechos. Queremos hacer ese esfuerzo colectivo en el futuro con la comunidad que hemos creado en nuestras redes”.
Para el también publicista de 34 años, lo mejor que pueden hacer los mexicanos para evitar que Ayotzinapa se olvide es sacudirse la apatía. “No podemos seguir viviendo como vegetales, lo más importante es participar en cualquier acción que busque la mejora social, no importa cuál sea, pero que nos motive a ser proactivos. Hay muchas iniciativas para transformar al país y si todos nos unieramos a una de ellas, será muy difícil que el Gobierno pueda darle carpetazo al caso Ayotzinapa o a cualquier otro”.
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