Shane Kimbrough es uno de los muchos estadounidenses que ya ha votado, adelantándose a las elecciones presidenciales de este martes (y que puedes seguir en el especial de EL PAÍS). En su caso, porque vive muy lejos. Concretamente, en la Estación Espacial Internacional. Su misión de cuatro meses concluirá en febrero y para cuando vuelva, la nueva (o el nuevo) presidente habrá jurado su cargo en la ceremonia de inauguración que tendrá lugar el 20 de enero.
Antes de Kimbrough y en estas mismas elecciones ya había votado Kate Rubins, que explicaba en este vídeo de la NASA que en el formulario de voto por correo, su dirección es “órbita baja terrestre” (a partir del minuto 1:40). Rubins adelantó su voto a septiembre, en cuanto confirmó que no podría volver a la Tierra a tiempo, tras haberse retrasado su reemplazo.
Tal y como explica la NASA en un post publicado este lunes en su cuenta de Tumblr, los astronautas pueden votar desde 1997, gracias a una iniciativa que surgió a propuesta del astronauta John Blaha y que impulsaron los legisladores de Texas (la mayoría de los astronautas residen en Houston).
El proceso es largo: un año antes de partir tienen que elegir las elecciones en las que quieren votar desde el espacio, que pueden ser tanto locales, como estatales o federales. Tal y como recoge The Atlantic, a los astronautas se les envía el mismo formulario para votar por correo que usa todo el mundo, pero en un correo electrónico encriptado. Un funcionario autorizado recibe de vuelta este pdf, “copia a mano su selección y envía una papeleta estándar en representación de la original”.
El primero en aprovechar esta iniciativa fue David Wolf, que votó en 1997 desde la estación espacial rusa Mir. Según apuntaba la web de la radio pública estadounidense NPR, se trataba de unas elecciones locales y el astronauta “ni siquiera recuerda quiénes eran los candidatos”.
* También puedes seguirnos en Instagram y Flipboard. ¡No te pierdas lo mejor de Verne!