Estados Unidos vive los tres últimos días de esta campaña electoral con la mirada fija en un mapa de colores rojo y azul. Los presentadores de las televisiones hablan de Estados azules y Estados rojos en vez de referirse a los candidatos a suceder a Barack Obama en la Casa Blanca. Y no, el rojo en Estados Unidos no es representativo del partido progresista como es normal en Europa. Aquí, los progresistas van de azul y los conservadores de rojo.
Hace apenas unas décadas que se adoptó esta manera de atribuir el azul a los Estados, condados o ciudades que votan a los candidatos del Partido Demócrata y el rojo para los que votan al Partido Republicano. Las primeras veces que se asociaron al proceso electoral fue en las elecciones de 1972 entre el republicano Richard Nixon y el demócrata George McGovern. La televisión a color era todavía novedad y los canales televisivos del país que hoy es la meca de la industria mediática y del entretenimiento trataban de innovar.
Pero por aquel entonces, no se había estipulado un color para cada facción política. En las elecciones de 1976, algunos canales colorearon de amarillo los Estados que votaron al republicano Gerald Ford, que perdió contra el demócrata Jimmy Carter. En 1980, presentadores de la cadena NBC utilizaron el azul para representar a los republicanos al ilustrar la victoria de Ronald Reagan.
Fue en las elecciones de 1996 cuando comenzó la asociación del rojo con los republicanos y el azul con los demócratas. Y la práctica se consolidó en las elecciones del 2000, entre George Bush y Al Gore, cuando los mapas ilustrativos con los dos colores sirvieron para aclarar la distribución del voto de las elecciones, unas de las más disputadas de la historia estadounidense.
El recuento de votos en el Estado de Florida se prolongó durante 36 días, hasta que el Tribunal Supremo Federal decidió la victoria de George W. Bush. En ese tiempo, algunos periodistas influyentes marcaron tendencia a la hora de adjudicar el rojo a Bush y el azul a Gore.
El televisivo David Letterman sugirió esa distribución de colores y periódicos como The New York Times y USA Today decidieron mostrar por vez primera mapas a color en una época en la que casi todas las páginas se ceñían al blanco y negro. La razón para unir rojo y republicano se fundamentó en que ambas palabras empezaban por la misma letra, explica a Smithsonian Archie Tse, editor gráfico de The New York Times. El azul quedó por descarte reservado a los demócratas, ya que en esos momentos ya estaba establecido el código bicolor azul-rojo para representar a ambos partidos.
Póster de un documental dedicado a las dos Américas, con el elefante republicano y el burro demócrata
Sin embargo, los iconos de los partidos, el burro de los demócratas y el elefante de los republicanos, tienen más historia. La imagen del burro surgió durante la campaña electoral de 1828, cuando los rivales del candidato demócrata Andrew Jackson le llamaron “jackass”, o asno. Jackson, en vez de rechazar la imagen, la incluyó en sus carteles electorales y ganó las elecciones contra el republicano John Quincy Adams.
Thomas Nast, un dibujante de la revista Harper, también incluía otros animales en sus viñetas. Uno de ellos era el elefante. En un dibujo de 1874, Nast que era un fiel republicano, esbozó un elefante de gran tamaño sobre el que se leía “el voto republicano”, que miraba con cara de enfado hacia el burro demócrata. Se presentaba así al elefante, un ser grande e imponente, frente al burro, pequeño y más débil. En las décadas sucesivas, Nast popularizó la imagen de ambos animales como símbolos de los dos grandes partidos del país, que a día de hoy siguen siendo representados con esos iconos.
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