¿Debemos dejar de cantar 'La Ingrata' de Café Tacvba?

“Tenemos que empezar a tomar decisiones más drásticas para erradicar la violencia en general”

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La banda mexicana Café Tacvba
La banda mexicana Café Tacvba.

“Por eso ahora tendré que obsequiarte un par de balazos pa’ que te duela y aunque estoy triste por ya no tenerte, voy a estar contigo en tu funeral”. Esta es la última estrofa de ‘La ingrata’, tema emblemático de Café Tacvba que probablemente no volveremos a escuchar en sus conciertos. Esta semana, varios medios retomaron una entrevista de 2016 en donde el grupo expresaba su decisión de evaluar si seguirían tocando la canción por aludir a la violencia machista y al feminicidio.

Un representante de la agrupación dijo a Verne a través de un correo electrónico que por el momento el grupo no está realizando comentarios. Sin embargo, la banda publicó en su página de Facebook que para ellos “las mujeres siempre son dignas de mucho respeto, amor y cuidado” y en sus últimas presentaciones no han tocado la canción. La reacción de los seguidores ha sido diversa, algunos celebran la decisión y otros la lamentan, lo que nos lleva a pensar: más allá de que Café Tacvba saque el tema de su repertorio, ¿es necesario dejar de cantar 'La ingrata’?

Luis Pérez, programador y locutor de la estación de radio mexicana Reactor, señala que definitivamente los seguidores de la banda van a extrañar la canción, pero es necesario hacerlo. “Tenemos que empezar a tomar decisiones más drásticas para erradicar la violencia en general”, dice a Verne en entrevista telefónica. “Para los que entendemos el contexto en el que se grabó, la canción no tiene ningún problema, pero a la gente ajena a Café Tacvba sí le puede dar un chispazo en la cabeza y ese tal vez no es el mensaje adecuado en estos momentos”.

Pérez explica que los seguidores de Café Tacvba saben que ‘La ingrata era una canción que ejemplificaba el disco Re. “Era una canción chistosa que formaba parte de un disco lleno de fusiones. La banda estaba intentando transmitir a nivel internacional un género musical (el corrido norteño) que se hacía en México”, dice. “Los que sabemos esto sí la vamos a extrañar, pero no es lo único que tiene la banda. Podemos sobrellevarlo”.

Denys Ávila, psicóloga en la Asociación para el desarrollo integral de personas violadas A.C (ADIVAC) opina que el primer paso ya lo dio la banda. “Al dejar de tocar la canción, ayudan a visibilizar la violencia en forma de micromachismos (manifestaciones sutiles de violencia que se normalizan en un contexto social)”, comenta a Verne vía telefónica. “El siguiente paso no solo es dejar de cantar la canción, hay que dejar de pensar que las canciones reflejan una verdad absoluta. Se debe reinventar la percepción que se tiene de ser hombre y mujer. Se debe construir una nueva perspectiva desde la equidad de género y no desde la desigualdad”.

Para el doctor Rubén Ibarra, director del Instituto Vamiha, centro especializado en psicoterapia humanista y de sexualidad, no solo se debe dejar de cantar la canción de Café Tacvba, se deben dejar de cantar muchos otros temas. “Mucha música mexicana, sin importar el género, alude a la violencia explícita”, dice a Verne. “Lo que hizo Café Tacvba nos habla de que hay esperanza y que ya hay una necesidad de transmitir un mensaje de desacuerdo y una intención de no perpetuar la violencia. Valdría la pena escuchar canciones en donde se hablara de relaciones respetuosas y amorosas”.

Para los tres entrevistados el camino para erradicar la violencia machista es largo, pero ya hay cosas que podemos hacer. Pérez opina: “Sería bueno dejar de hacer otras cosas como dejar de violentarnos a través de redes sociales en partidos de fútbol o en el transporte público”, señala. “Hay que dejar de desacreditar los que ni nos va ni nos viene”.

Ibarra dice que es necesario replantear la educación del país. “Debemos fomentar la igualdad y la solidaridad”. Ávila agrega que es necesario eliminar las formas sutiles de violencia: "Hay que dejar de decirle a los niños No llores porque pareces vieja, Gritas como niña o El hombre llega hasta donde la mujer quiere", comenta. “Se deben hacer cambios mucho más profundos, pero visibilizar las microformas de violencia es un paso importante, pues lo que no se nombra, no existe”.

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