Para Gonzalo Torres, de 23 años, los videojuegos no solo sirven para entretener, son una forma de arte que pueden ayudar a comunicar lo que sucede en el mundo. Torres es originario de Nueva York, estudia arte en la Universidad Lamar ubicada en Texas y es hijo de padres mexicanos. Este fue el detonante para que en 2016 decidiera utilizar sus conocimientos en ilustración y diseño para crear Borders (Fronteras), un juego que pretende poner a las personas en los zapatos de un inmigrante indocumentado.
“No solo quería crear juegos como una forma de arte sino como un vehículo para comunicar lo que está pasando”, dice a Verne a través de un correo electrónico. “Realmente me duele ver cómo los inmigrantes experimentan tanto odio desde el año pasado. Quería hacer algo que generará empatía y creara más conciencia alrededor de lo que viven cuando deciden venir a Estados Unidos”.
Con esto en mente, a finales del año pasado, Torres hizo un boceto del proyecto y viajó a Nueva York para participar IndiCade (Festival internacional de juegos independientes). Ahí conoció a Genaro Vallejo Reyes y Jon DiGiacomo, los programadores que ayudaron a que sus dibujos se hicieran realidad. “Participamos en un concurso de videojuegos y lo terminamos en siete días”.
En Borders, el jugador intenta cruzar la frontera mientras evita a las patrullas fronterizas y se mantiene hidratado. El personaje principal, y el juego en general, se creó usando un estilo de arte píxel. De acuerdo con Torres, la ambigüedad que este estilo produce permite que no te enfoques en quién es el personaje y que te introduzcas de lleno en ese mundo. “El personaje solo es un contenedor. Quiero que sientan que el juego es difícil y que entiendan las batallas en la vida real son peores”, dice.
El jugador gana si logra cruzar la frontera. Si lo hace podrá colocar su nombre en una tabla de ganadores como un testimonio de sobrevivencia. En caso de que no logré atravesar el muro, el jugador muere y su esqueleto queda en el lugar exacto en donde libró su última batalla. “Si vuelves a jugar verás tu esqueleto y el de los todos los que han jugado antes que tú”, señala Torres. “En este momento hay más de 700 esqueletos. Esta permanencia busca simular y mostrar cuántos esqueletos sin nombres pertenecientes a mexicanos hay en el desierto”.
El estudiante de arte no ha firmado con ninguna firma, pues asegura que no tiene planes de distribuirlo comercialmente. “El juego es gratis y se puede descargar de mi web. El objetivo es que vivan la experiencia”, comenta. Además, Torres creó una instalación de arte en el departamento de la Universidad Lamar y los visitantes pueden jugar Borders en una cabina tipo arcade. La idea es que a través de donaciones, el juego se pueda mover a otras galerías.
Sobre las políticas de inmigración del actual presidente de Estados Unidos, Torres opina: “Las personas que no están de acuerdo con que los inmigrantes vivan en este país necesitan darse cuenta de que estos benefician al país de muchas maneras”, indica. “Yo soy hijo de inmigrantes y planeo hacer grandes cosas aquí. Afortunadamente nadie de mi familia ha sido afectada directamente, pero sí conozco personas cuyas familias han sido separado y me duele mucho ver esto”.
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