En México se celebran dos eventos el 21 de marzo: el natalicio de Benito Juárez y el inicio de la primavera. En vísperas de estas fechas es común ver a los niños comprar en las papelerías una monografía de la primavera o los cambios de estación en el año. Tanto en estas ilustraciones como las de los libros de texto, la primavera se representa con un paisaje lleno de árboles, flores y animales, un cielo despejado y niños jugando al aire libre. Aquella imagen, sin embargo, no refleja la variedad de climas del país.
Arón Jazcilevich, investigador del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, explica a Verne qué aspectos del clima mexicano no se reflejan en las típicas ilustraciones de la primavera y los cambios de estación.
La primavera no es igual en el desierto de Chihuahua y en la selva de Tabasco
No hay una sola forma de ilustrar este cambio de estación en México. En gran parte de la península de Baja California y en Chihuahua, no se ven valles verdes con flores, sino desiertos con matorrales y cactáceas con un cielo despejado y un sol abrasante. En el sureste mexicano, el paisaje tendrá flora tropical y lluvias pesadas, como las hay todo el año por tener un clima húmedo. “En México tenemos muchísimos climas: desértico, semidesértico tropical, selva y templado. Cada región del país debería tener su propia ilustración si se quiere ser exacto”, apunta Jazcilevich.
El siguiente mapa del INEGI muestra las variedades de climas en el país que se dividen en cálido y templado, si se toma en cuenta la temperatura; o húmedo, subhúmedo, seco y muy seco, si se considera el nivel de humedad.
En la Ciudad de México se aprecian solo dos estaciones
La capital del país tiene un clima templado, cuyas temperaturas promedio más altas no suelen rebasar los 30 grados centígrados y las más bajas no llegan al límite de los cero grados centígrados. Por esta razón, los cambios de las cuatro estaciones en esta ciudad no son tan notorios como en otras partes de México. “En términos coloquiales existen básicamente dos estaciones: otoño y primavera”, comenta el académico de la UNAM. “Tiene épocas de lluvia que comienzan en mayo y continúan hasta septiembre u octubre y la época seca que se da entre noviembre y febrero o marzo”.
En ocasiones, el tiempo de la CDMX suele percibirse como errático: con días lluviosos y fríos, seguidos de días muy calurosos. Esto no se debe a la estacionalidad, sino a fenómenos como los cambios en la presión atmosférica o la llegada de algún frente frío, como explicó la investigadora Graciela Raga, de la UNAM, a Verne el pasado noviembre.
El inicio de la primavera no es el fin de la nieve como en otros países
En México, las peleas con bolas de nieve en invierno, como las que hacen un grupo de policías en la sierra de Chihuahua en el video de abajo, son algo raro en México. Se pueden hacer en unas cuantas zonas montañosas del norte y centro del país como en el Nevado de Toluca (Estado de México) o en la región de la Sierra Madre Occidental en Durango y Zacatecas. “Los inviernos en México son mucho menos extremosos como los que se ven en Europa o en Estados Unidos”, dice Jazcilevich. “Tal vez estas ilustraciones tienen más que ver con la influencia cultural que tenemos de ambos lugares que con el clima real de México. Es la misma razón por la que las decoraciones de Navidad siempre tienen estas referencias a la nieve”.
Verne buscó a los representantes de Ediciones Bob y Sun Rise, dos empresas que diseñan e imprimen las monografías de la primavera y las estaciones, pero aún no recibe respuesta.
El cambio climático afecta la temperatura y las lluvias en cada estación
Los efectos del cambio climático, ocasionado por actividades humanas, han ocurrido en México en los últimos 50 años, según un reporte de la Secretaría de Medio Ambiente. Las temperaturas promedio a nivel nacional han aumentado, los días frescos se han reducido, la precipitación ha disminuido en el sureste y la desertificación ha aumentado en el norte del país. “Los inviernos seguirán siendo inviernos y los veranos, veranos”, comenta el investigador del Centro de Ciencias de la Atmósfera. “Pero el cambio climático es una realidad y aumenta las probabilidades de eventos extremos (lluvias constantes o sequías)”.
Jazcilevich añade que esto es algo que debe mencionarse cuando se habla de los cambios de estación en las escuelas. “Se deben poner en contexto con lo que ahora conocemos, gracias a los descubrimientos sobre el cambio climático”, apunta. “Estos eventos tienen consecuencias en la agricultura, la economía y la seguridad por los efectos de las inundaciones, por ejemplo. Es necesario que los estudiantes estén conscientes de esto”. A partir del quinto grado de primaria, los libros de texto gratuitos, obligatorios en todas la escuelas incorporadas a la Secretaría de Educación Pública, explican los efectos del cambio climático en la materia de Geografía.
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