Los universitarios suelen denominar la carrera de Periodismo el "pinta, corta y colorea" de la vida académica, por la escasa dificultad que, dicen, exige a los que la hemos estudiado. El esfuerzo intelectual está sobrevalorado, al menos en según qué circunstancias. Lo vamos a demostrar, como buenos periodistas, reduciendo esa famosa expresión al mínimo. Nada de pintar y cortar; con colorear ya vamos servidos. Los libros para adultos que se centran en el asunto, además de ser bonitos de ver, tienen alguna que otra ventaja para quien dedica parte de su tiempo en esta magna tarea [haz click sobre la imagen para ver el vídeo].
Colorear rellenando espacios delimitados supone un buen ejercicio de concentración y relajación, aunque no conlleve necesariamente una expresión artística, nos contaba en su día la psicóloga Amaya Terrón. En definitiva, enfocarse en esta actividad que relacionamos con la infancia ayuda a desconectar de otros pensamientos intrusivos o que generan ansiedad. El libro Coloreando el indie nacional, de la editorial Ondas del Espacio, propone reinventar a tu antojo las portadas de discos míticos de la música independiente española. Da muy buen rollo.
Un periodista que colabora con Verne nos contó en primera persona si servía de algo el asunto de regresar al papel y las pinturas, como en los tiempos de la guardería -recordemos que en nuestro caso son tiempos universitarios-. Para él era una nueva forma de enfrentar la ansiedad, condición por otro lado nada rara para quienes hemos ejercido la profesión como autónomos. Concluyó que los ratos en los que logró ausentarse de sí mismo y del universo a base de colorear seres fantásticos y mitológicos fueron bastantes útiles para su salud mental. Aquí va una de sus obras.
Los diseños suelen ser más complicados que los de los libros para niños y los conceptos también. Si el objetivo es relajarse, no tengo muy claro que se consiga con la selección de imágenes del libro de colorear del artista Amanita. Se titula The Russian Alphabet Colouring Book e invita a darle color a imágenes de Lenin y de la carrera espacial de los años de la Guerra Fría.
Los motivos de estos libros no tienen por qué ser necesariamente felices. El inquietante Chuck Palahniuk, el tipo que concibió novelas como El club de la lucha y Asfixia, lanzó hace unos meses el suyo propio. Los dibujos son bastante fieles al universo creativo del autor y a su vez sirven para ilustrar uno de sus relatos cortos. Se organizó un concurso entre sus lectores y algunos de los ganadores lo hicieron realmente bien.
Ya puestos, sería curioso poder colorear también la imagen de Brad Pitt y Edward Norton ensangrentados, de cuando protagonizaron la adaptación cinematográfica de la novela de Palahniuk. Ryan Gosling les lleva ventaja. Hace ya tiempo que las publicaciones de la británica Mel Elliott, tituladas Colour me good, recrean en blanco y negro las poses y cazadoras más estéticas del protagonista de Drive.
Benedict Cumberbatch, Eddie Redmayne y Tom Hiddleston engrosan la lista de mitos eróticos para urbanitas de esta colección. También recopila los selfis en la cama que nos regala James Franco en sus redes sociales para darles un toque personal. Va a ser verdad eso de que estos libros te ayudan a dejar de pensar.
El mundo digital se ha sumado a la tendencia, que lleva creciendo desde hace años. Existen apps como Colorfy, en la que se puede prescindir del lápiz de pintar y hacerlo todo con el dedo, y webs como Supercoloring, que reúne una selección de obras de arte listas para imprimir.
Este Hipster o Homeless? invita a marcar la diferencia con pinturas de colores entre un moderno y un vagabundo. La propuesta protagonizó algún que otro debate en Reddit. Está claro que los libros de colorear no son siempre cosas de niños.
Selección del contenido y redacción de la carta: Héctor Llanos Martínez @HLMartinez2010
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