No más princesas: las niñas rebeldes se van a la cama con historias de mujeres célebres

“Queremos que las niñas sepan que pueden convertirse en cualquier cosa que deseen”, dice una de las autoras a Verne

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En estos cuentos para dormir no hay princesas que esperan a su príncipe azul. Las protagonistas son cien mujeres de todas las épocas, fuertes y extraordinarias, cuyos logros transformaron sus campos profesionales. En Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes (Planeta, 2017) se narran las historias de artistas como Frida Kahlo, de abogadas como Michelle Obama, de científicas como Margaret Hamilton y de cantantes como Nina Simone.

La artista mexicana Frida Kahlo. Cortesía Editorial Planeta
La médico mexicana Matilde Montoya. Cortesía Editorial Planeta
La activista y política zapoteca Eufrosina Cruz. Cortesía Editorial Planeta
La astrónoma estadounidense Jill Tarter. Cortesía Editorial Planeta

En solo cinco meses desde su publicación original en Estados Unidos, el libro ha vendido más de 360.000 copias en el mundo y los derechos para traducirse a 26 idiomas. Las italianas Elena Favilli y Francesca Cavallo están detrás de esta publicación y de Rebel Girls (chicas rebeldes), la página de Facebook que la complementa. Favilli es periodista y Cavallo es directora de teatro y escritora. Ambas fundaron y dirigen Timbuktu Labs, una empresa de medios de comunicación infantiles con sede en Venice (California).

El éxito del concepto de Rebel Girls es anterior a la publicación del libro. Las autoras y empresarias comenzaron a narrar las historias reales de mujeres grandiosas en un boletín digital que enviaban cada semana a los suscriptores de su revista infantil. Pronto se dieron cuenta de la buena recepción que éstas tenían y decidieron editar por sí mismas un libro ilustrado. Para financiar su primera aventura editorial, lanzaron una campaña en Kickstarter y otra en Indiegogo. Su objetivo era recaudar 40.000 dólares y en unos meses rebasaron los 1,28 millones (más de 24,4 millones de pesos), gracias a las donaciones de 30.000 patrocinadores de 75 países.

Para Francesca Cavallo, parte de ese éxito fue impulsado por las elecciones presidenciales en Estados Unidos. “El hecho de tener a la primera candidata en uno de los dos grandes partidos abrió la conversación sobre mujeres líderes”, dice a Verne vía telefónica. En el bando político contrario estaba el hoy presidente Donald Trump, bien conocido por sus comentarios sexistas y sus políticas anti-abortistas.

Pero los temas feministas, según Cavallo, han despertado en el mundo en general. La editorial argentina Sudestada lanzó una iniciativa similar a Rebel Girls: una colección de libros de "antiprincesas" que cuenta historias de mujeres como la cantante chilena Violeta Parra o la  independentista boliviana Juana Azurduy. “Las mujeres quieren hablar, levantar la voz, luchar por sus derechos y construir un futuro mejor para sus hijas”, dice la autora.

Favilli y Cavallo. Cortesía Editorial Planeta

Cleopatra, Coco Chanel, Serena Williams y el resto de las mujeres retratadas en el libro fueron dibujadas por 60 ilustradoras de todo el mundo, contactadas por las autoras gracias a redes como Tumblr e Instagram. Su intención era mostrar la mayor diversidad posible, ya que, según Cavallo, “en los medios hay una representación muy reducida de cómo se ve una mujer”.

También con el criterio de diversidad eligieron a las protagonistas del libro: originarias de los cinco continentes y dedicadas a todo tipo de profesiones. Hay primatólogas como Jane Goodall, pilotos de Fórmula 1 como Lella Lombardi, reinas como Isabel I y escritoras como Maya Angelou e Isabel Allende. También hay astronautas, jueces, periodistas, educadoras, deportistas, tatuadoras y hasta piratas. “Queremos que las niñas sepan que de verdad pueden convertirse en cualquier cosa que deseen”, afirma la italiana.

Uno de los objetivos de este proyecto es que las niñas recuperen la confianza en sí mismas. Un artículo de la revista Science afirma que, a partir de los seis años, las niñas comienzan a verse a sí mismas como inferiores y/o menos talentosas que sus pares del sexo masculino. A esto se suma que en los libros y los programas de televisión infantiles rara vez aparecen mujeres que trabajan.

¿Por qué existe Cenicienta y no Ceniciento?

Los también populares videos de Rebel Girls cuestionan el doble estándar de los libros infantiles. En The ugly truth of children’s books (La horrible verdad de los libros para niños), una madre y una hija llevan a cabo una experimento para revelar esta disparidad. De un estante lleno de libros infantiles retiran aquellos con cero personajes masculinos: solo tres títulos dejan el librero. Después quitan los que no tienen personajes femeninos: salen 76. De los libros restantes, sustraen los títulos en los que las mujeres no hablan: el número asciende a 141. Al final retiran las historias de princesas que esperan la llegada de su príncipe. El estante queda casi vacío.

El video, que regista más de 27 millones de reproducciones en dos meses, está basado en un estudio de la Universidad de Florida, donde se analizaron 6.000 títulos publicados entre los años 1900 y 2000. Solo el 33% de ellos contenía protagonistas femeninas, mientras que los personajes masculinos aparecían en el cien por ciento de los libros. “Queríamos exponer esta realidad de una manera muy visual, que la gente entendiera que no exageramos cuando decimos que faltan libros diferentes para las niñas”, explica Cavallo. Al final del video, la niña que ha removido los libros solicita al librero un título muy específico: “Disculpe, señor: yo quiero ir a Marte, ¿tiene un libro para eso?”

Otro video que expone esta situación es el de Cinderfella (Ceniciento). Aquí se cuenta una versión masculina del personaje clásico del cuento de hadas: un pobre chico, explotado por sus hermanastros y su padrastro, se encuentra con un hado padrino que le concede un traje a la medida para ir al baile. La princesa lo saca a bailar antes de que Cinderfella salga corriendo, olvide su zapatilla de cristal, se case con la princesa y sean felices para siempre. “Esta historia no se la contaríamos a nuestros hijos”, dice un leyenda al final de la animación, que acumula más de 33 millones de reproducciones en un mes. “¿Por qué se la leemos a nuestras hijas?”

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