Rajoy, cabeza de cartel: su declaración explicada como el concierto de una vieja gloria del rock

Lo mejor de su actuación: ‘Iba a Génova y veía que había obras’ y ‘Las respuestas tienen que ser gallegas, no van a ser riojanas’

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Ambiente en el festival del caso Gürtel, poco antes de la actuación de Mariano Rajoy
Ambiente en el festival del caso Gürtel, poco antes de la actuación de Mariano Rajoy.

(Por un error, hemos enviado al crítico musical a la declaración de Mariano Rajoy en la Audiencia Nacional. Ni la sección de Cultura ni la de España quieren el texto que ha escrito, pero lo reproducimos en Verne, a pesar de que no se entiende nada).

Mariano Rajoy no es muy dado a los directos: acostumbramos a verle en videoclips o, como mucho, en actuaciones muy esporádicas en otros escenarios más convencionales, como el Congreso. Por eso es comprensible que en las puertas de la Audiencia Nacional, en San Fernando de Henares, hubiera más periodistas que público. Su actuación era la más esperada del festival del juicio del caso Gürtel, sobre todo porque su confirmación como cabeza de cartel llegó tarde y estuvo a punto de cancelarse.

Rajoy no estaba cómodo. Comenzó casi a desgana, con la dejadez propia de grandes genios como Bob Dylan, pero sin el talento para compensar lo que fue un espectáculo más soso que sobrio. Dada su actitud, cualquiera diría que había ido hasta allí obligado.

Por suerte para el público, se fue creciendo y a partir de No me parece un razonamiento muy brillante se mostró más agresivo sobre el escenario. El material nuevo tuvo momentos que agradaron a sus fans, como Las respuestas tienen que ser gallegas, no van a ser riojanas, que muchos de sus seguidores recibieron como un temazo.

Sin embargo, otras intervenciones, como Recibo miles de cartas al día, sonaron autocomplacientes. Y muchos temas eran directamente repetitivos, como Lo siento mucho pero las cosas son como son y a veces no son como a uno le gustaría que fueran. Esta y Si lo recuerdo perfectamente es que sucedió así sonaban, tal vez demasiado, a sus grandes clásicos, como España es una gran nación y los españoles muy españoles y mucho español o Un plato es un plato. Pero para triunfar no basta con repetir fórmulas ya oídas.

Muchos de sus temas nuevos tratan sobre la fragilidad de la memoria. Confieso que lo encaré con ciertas reticencias, al temerme una serie de letras en torno al “no me consta”. De hecho, alguna iba por ahí, como Ni la más remota idea, con absoluta franqueza, además de los (también repetitivos) solos del juez en torno a la frase La pregunta no es pertinente.

Pero hay que reconocer que Rajoy introdujo algunas variantes medianamente novedosas como Jamás me he ocupado de asuntos económicos en el partido y, sobre todo, Iba a Génova y veía que había obras, un melancólico tema con visos de himno acerca de lo limitados que son los efectos de nuestras acciones: uno es presidente del Gobierno y del Partido Popular, pero luego llega a la sede y “ve que hay obras”, obras de las que no sabe nada. ¿Quién las encargó? ¿Cómo se están pagando? ¿Cortarán el agua sin avisar? Son capaces.

En definitiva, da igual lo poderoso que uno sea, al final pasan cosas muy raras sin que uno se entere: obras, sobres, comisiones... El que no estaba era yo, como dijo Rajoy en otro momento del concierto.

El artista no se mostró muy amable con los antiguos miembros de su grupo, llegando en ocasiones al rencor. Por ejemplo, Le encargamos a Esperanza Aguirre que se enterara de qué pasaba en esos municipios es un tema que rezuma resentimiento y que imagino que los seguidores de su grupo recibirán, al menos, con frialdad.

También repasó su No era cierto, salvo alguna cosa, en el que se despedía de Bárcenas, pero lo hizo con un tema más despectivo que de desamor: Uno manda muchos mensajes. No volvió a tocar su Luis, sé fuerte, aunque el público se lo pidió, coreando: “Luis, lo entiendo. ¿Qué es lo que entendía?”.

En resumen, cantar, lo que se dice cantar, Rajoy cantó poco. Es verdad que nadie esperaba una actuación reveladora, pero tras las más de dos horas de concierto, este cronista se quedó algo desencantado: ¿hacía falta extenderse tanto? Al final, su material nuevo es reiterativo y no aporta nada (o casi nada). Es el Me enteré por los medios de comunicación que acaban publicando casi todos los políticos antes de jubilarse. Por citar de nuevo a Rajoy, resulta que es verdad que Hacemos lo que podemos significa que no hicimos nada.

Dos estrellas sobre cinco.

Ya que estás aquí...

... Rajoy ha asegurado en el juicio de Gürtel que desconocía la gestión económica del PP. Ha rechazado que recibiera sobresueldos y donativos opacos.

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