Durante años, el triángulo de la vida fue una técnica que se popularizó en México con el objetivo de salvar vidas durante un terremoto, sobre todo tras el sismo de magnitud 8,1 que se vivió en 1985. Pero esta recomendación ya no es válida, según el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) luego de los terremotos de magnitud 8,2 y 7,1 que se registraron en septiembre de 2017. Carlos Valdés González, titular del Cenapred, indica a Verne que los edificios en México no cumplen con características para que se origine dicho triángulo.
“Está diseñado especialmente para Estados Unidos donde las estructuras y casa son de madera y de uno o hasta tres pisos y donde existe la posibilidad de que haya un escritorio o mesa resistente y se haga un triángulo. Funciona para esas estructuras y casas ligeras de madera o plafones ligeros”, dice vía telefónica. “En México, los daños que hemos visto señalan que las casas son de ladrillo, cemento y concreto y un derrumbe en esos casos no deja espacio”, indica.
Aunque fue muy popular durante varios años, el gobierno de Estados Unidos ha desechado la idea de incluir en sus planes de protección civil la búsqueda del triángulo de la vida. De acuerdo con el Servicio Geológico de Estados Unidos, “es una idea equivocada acerca de la mejor ubicación que una persona debe tratar de ocupar durante un terremoto” y no aplica a las construcciones de Estados Unidos. En México, varias organizaciones lo recomiendan, pero las autoridades de varios países, incluyendo la Secretaría de Gobernación, han descartado su uso.
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— SEGOB México (@SEGOB_mx) September 28, 2017
El Triángulo de la vida no se aplica a realidad de la construcción peruana. Funciona en paredes ligeras (drywall) no en cemento y ladrillo
— Patricio Valderrama (@patriciov) September 21, 2017
Sin embargo, la experiencia del pasado 19 de septiembre muestra que por su origen no todos los sismos otorgan tiempo suficiente para abandonar una casa o un edificio. Según el titular de Cenapred se deben tomar medidas de acuerdo a las estructuras arquitectónicas de México, por lo que compartió a Verne las siguientes recomendaciones:
Ubica la zona de la vida, no solo un triángulo. Tanto en casas habitación, departamentos y edificios de oficinas, los ocupantes habituales deben conocer cuáles son las columnas y muros que soportan la estructura. “Se identifican porque son muy duros, pero cada administración debe dar a conocer el plano estructural del edificio”, indica Valdés. "Cada piso debe conocer cuáles son estas estructuras y estar al lado de ellas cuando inicia un sismo".
Dos tipos de simulacro. Dependiendo del epicentro del terremoto, una persona puede tener hasta 80 segundos para ponerse a resguardo, pero en otros casos tendrá que actuar ya que haya iniciado el sismo. “Se deben de practicar dos tipos de simulacro, uno suponiendo que hay tiempo para evacuar y otro en donde el impacto sea de inmediato y ubicarse en la zona de la vida en el menor tiempo posible”, señala el funcionario.
Identifica muebles que pueden moverse para salir o que pueden caer. La ruta de salida hacia afuera de un inmueble o a las zonas seguras debe estar despejada todo el tiempo. En algunas oficinas, sin embargo, cuando hay mucho mobiliario, puede ser difícil salir. “Si hay escritorios que son ligeros estos pueden moverse fácilmente para salir, pero no se pueden usar para resguardo”, dice Valdés.
Si existen libreros que puedan estorbar el paso en caso de evacuación o peligro por caída de objetos o del mueble mismo, el funcionario recomienda que estén atornillados a la pared. “Los libros o archiveros pueden caerse, por eso se recomienda poner alrededor de ellos un par de hilos de nailon (nylon) para evitar que caigan y entorpezcan el paso. Como estos hilos son transparentes no se ven y no es molesto”, señala.
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