A un cementerio también se le puede llamar necrópolis. El término es la unión de las palabras griegas necro (muertos) y polis (ciudad). "Un cementerio es como una ciudad", dice a Verne por teléfono la responsable del cementerio de Bilbao, la concejala Yolanda Díez. Y cuando se llena un cementerio, reacciona como una ciudad masificada.
Lo normal es que, de una forma o de otra, el cementerio crezca. "Hay tres posibilidades", indica el director de cementerios de la funeraria Altima, Joan Ventura, "o se amplía el espacio del cementerio, una circunstancia que se suele dar en los rurales, o se construyen más alturas de nichos, lo normal en ciudades. En núcleos urbanos también es normal construir un cementerio nuevo".
Los cementerios de los pueblos suelen estar alejados del núcleo poblacional. "Normalmente están rodeados de terrenos municipales, así que no hay problema en ampliarlos", indica Ventura. Hay muchos cementerios adscritos a ciudades que también están alejados de las casas, pero otros han acabado rodeados por el crecimiento de la ciudad.
"Si un cementerio no puede ampliar el terreno que tiene alrededor, lo normal es que se construyan más alturas de nichos. Hay cementerios en España de hasta ocho alturas", añade el experto en cementerios. De la misma forma que una ciudad en expansión crece en dimensión y a lo alto, lo mismo sucede en un cementerio. Los nichos del cementerio de Sitges alcanzan esos ocho pisos.
La ampliación es un recurso común. Por ejemplo, el Ayuntamiento de Valencia emprendió una en el cementerio de Cabanyal en abril. "Ese cementerio en concreto necesitaba crecer, pero no se había llenado como tal. No es una necesidad de ninguno de los siete cementerios municipales", indican desde la Concejalía de Cementerios. "Si necesitásemos espacio, tenemos terreno de sobra para ampliar", cuentan desde Bilbao. Otra posibilidad es la construcción de otro cementerio en el término municipal.
Pero ya no se llenan
"Actualmente, en los cementerios municipales gestionados por la Empresa Municipal de Madrid, no se ha dado el caso", responden desde la capital cuando les preguntamos por sus cementerios. "La clave está en las incineraciones", indica Ventura.
Según datos de Panasef, la principal patronal de las funerarias, en 2015 el 35% de los fallecidos en España eran incinerados. "De esa cifra, solo el 30% dejan la urna con las cenizas en el cementerio, que ocupa muy poco espacio. El resto se llevan las cenizas a casa o las esparcen en algún lugar simbólico", añade Ventura.
La tendencia al alza de las incineraciones -"hace 10 años optaban por ellas un 25% de las familias"- casi ha descartado la posibilidad de que los cementerios se llenen: "Algunos cementerios se colapsaron y tuvieron que crecer en los años 80, pero eso ya no pasa"
¿Pero si no deja de fallecer gente, cómo no se van a llenar?
Porque de forma natural, los restos más antiguos ocupan menos espacio. "Es muy normal que en un nicho no solo esté una persona", indica Ventura. "Se suele realizar una reducción de restos, que consiste en depositar esos restos en una urna que se coloca al fondo del nicho", añade.
Para realizar esas reducciones se consulta a las familias. También se habla con ellas cuando finaliza la concesión de las unidades de enterramiento (nichos, sepulturas o columbarios). Funciona como un alquiler. Puede ser por diferentes periodos de tiempo, desde unos pocos años a varias décadas, dependiendo del ayuntamiento. También depende de cada consistorio el canon a pagar. Por ejemplo, el Ayuntamiento de Madrid cobra 2.600 euros por la concesión de un nicho a 75 años.
Pasado ese tiempo, el cementerio llama a los familiares. Puede que la familia se haya extinguido o que los familiares no quieran renovar el alquiler del nicho ni quieran recuperar los restos. "En ese caso, los restos se depositan en el osario común", añade Ventura.
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