Cuando Jonathan Sánchez supo que era uno de los seleccionados para participar en un concurso y programa educativo de la NASA, decidió organizar una rifa de su vocho modelo 1973 para poder costearse el viaje. Con el dinero que reunió, más algunos apoyos institucionales, el joven mexiquense de 19 años viajó a Houston (Texas), donde participó en el Air and Space International Program. El pasado 4 de noviembre, Sánchez regresó a casa con un premio de segundo lugar otorgado por la Agencia Espacial estadounidense.
El estudiante de ingeniería aeronáutica en la Universidad Politécnica Metropolitana de Hidalgo fue reconocido por un proyecto que propone el establecimiento de un hábitat en Europa, una de las 69 lunas de Júpiter. Sánchez aclaró, en entrevista telefónica con Verne, que ese era el tema del concurso y explicó de manera general las bases de su planteamiento. Al ser Europa un cuerpo celeste donde abunda el hielo, él propuso generar energía mediante un proceso químico llamado electrólisis.
"Con este proceso se puede separar el hidrógeno, que al combinarse con energía nuclear serviría para alimentar a los rovers de exploración y para el funcionamiento de una colonia con nuestros primeros astronautas", afirma Sánchez. Durante su estancia de siete días en la NASA, el estudiante de tercer semestre también trabajó con un equipo en el posible establecimiento de un sistema que permitiría a la Tierra comunicarse con dicha colonia. Además calcularon cómo trazar la ruta a Europa y reducir el costo del combustible.
La propuesta de Sánchez podría ser el argumento de una película de ciencia ficción, sobre todo si se considera que el viaje a Marte aún está lejos de ser una realidad. Según los cálculos de compañías como SpaceX, de Elon Musk, la primera travesía al planeta rojo tripulada por personas podría hacerse en 2024, y tendría una duración de entre seis y nueve meses.
Sánchez asegura, sin embargo, que hay tecnologías en desarrollo para crear cohetes que reducirían enormemente el tiempo del viaje a Júpiter. El estudiante cita el proyecto del exastronauta costarricense Franklin Chang Díaz, fundador de la empresa Ad Astra Rocket, quien actualmente trabaja en alianza con la NASA en la creación de un motor de plasma. Cuando esta herramienta exista, dice el mexiquense, la travesía hacia el planeta más grande del sistema solar podría ser factible.
La propuesta del mexicano obtuvo el segundo premio en el concurso de la NASA, donde participaron 45 estudiantes de todo el mundo. Además de trabajar en su proyecto con la supervisión de los científicos de la agencia, los participantes escucharon conferencias, hicieron talleres y experimentaron por unos días cómo es el entrenamiento de los astronautas. Sánchez cuenta que una de sus actividades preferidas fue pilotear una avioneta sobre Houston, lo que hizo con la supervisión de un instructor.
Sánchez dice que desde muy pequeño sintió una curiosidad particular por las estrellas. En sus cumpleaños pedía que le regalaran telescopios y siempre quería ver documentales sobre el espacio. En la secundaria participó en un concurso de robótica y en la preparatoria ganó el primer lugar en un concurso estatal de física. "Eso me motivó y me dio esa hambre por seguir un camino en la ciencia", dice el joven.
Lo que más disfrutó de su experiencia en Houston, asegura, fue la posibilidad de "explotar el conocimiento al máximo". Sánchez cuenta que regresó a México con muchos proyectos en mente, y una invitación para unirse a un equipo del Instituto Politécnico Nacional que diseñará un satélite pequeño. El joven tiene claro que quiere continuar sus estudios de maestría y doctorado en manufactura aeronáutica, y dice que una de las posibilidades que ha contemplado es hacerlo en Rusia.
Pero su sueño más grande es llegar a establecer una agencia espacial en México que diseñe y fabrique su propia infraestructura espacial. "Me gustaría que nuestro país no solo comprara los satélites, sino que también aquí los diseñemos, los construyamos y los pongamos en órbita", dice.
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