Brenda Natalia Pérez ya supera (por mucho) al promedio de los estudiantes en México. A sus 23 años cuenta con dos títulos: uno en ingeniería aeroespacial y uno más en mecánica. En 2016, de acuerdo con datos de la OCDE, solo 16% de los adultos en México contaba con estudios superiores, mientras que esta joven ha realizado dos carreras de forma simultánea.
Este esfuerzo le ha valido que la NASA la haya aceptado para una estancia de investigación en el Ames Research Center para refinar sus conocimientos en aeromecánica. “Yo no me considero una persona excepcional, tengo mucha pasión por lo que hago y le dedico mucho tiempo porque me encanta”, dice Pérez a Verne vía telefónica.
La noticia, dada conocer por la Agencia Espacial Mexicana, fue replicada por varios medios de comunicación y compartida cientos de veces en redes sociales. Además de ser de las pocas personas en México que concluyen dos carreras universitarias, es también de las pocas mujeres que deciden estudiar ingeniería, ya que según el INEGI, solo 2 de cada 10 ingenieros son mujeres. “Es muy común que en un salón lleno de hombres solo estemos tres mujeres”, relata la chihuahuense.
La participación de las mujeres en disciplinas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (conocidas como STEM, por sus siglas en inglés), según esta profesionista, es algo que ya está cambiando y que acabará por superarse. “Cada vez veo que hay más mujeres. [Las mayorías de hombres] es algo que va a desaparecer, la verdad es que es un mundo increíble”, dice.
Nacida en una familia de pilotos, Pérez supo desde temprana edad que se quería dedicar a la ingeniería aeronáutica. Su estancia en la NASA, la cual comenzará en unos días y concluirá en diciembre de este año, está enfocada a mejorar las habilidades de los ingenieros en aeromecánica de helicópteros y otros vehículos. “Los humanos tenemos la capacidad de crear cosas increíbles y creo que en un futuro podemos mejorar”, comenta.
Pero no sólo se trata de que haya más mujeres en ciencia, sino que haya mayor apoyo a los mexicanos que luchan por destacar en estas área a través de instituciones como la Agencia Espacial Mexicana. “Hay mucho talento en México; los alumnos que han estudiado conmigo en Estados Unidos son siempre los más destacados, lo que se necesita es que se les apoye un poco más”, indica.
Una vez que concluya sus estudios de posgrado, Pérez quiere dedicarse a la investigación y la docencia en alguna institución educativa. Ella sabe que esto no es fácil en México, por los pocos recursos que se designan a la materia. Según estadísticas del Banco Mundial, el país designa 0,5% del Producto Interno Bruto (PIB) a investigación y desarrollo, mientras que en España esta cifra crece a 1,2% y en países como Corea esta cifra asciende a 4,2% del PIB.
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