Su cabeza es azul oscuro con dorado, como los colores de los Pumas de la UNAM. Tiene cuatro pies en forma de ruedas y unos brazos largos y flexibles que pueden pasarte lo que te haga falta. Se llama Justina y es una robot muy servicial que fue creada en la universidad mexicana, y que acaba de ser premiada en un torneo internacional en Japón por su capacidad de reconocer y ejecutar los comandos de voz. El equipo Pumas, integrado por 14 alumnos y profesores, obtuvo el cuarto lugar de su categoría en el RoboCup 2017, celebrado en la ciudad de Nagoya, y un premio al mejor sistema de reconocimiento de voz y comprensión del lenguaje.
Congrats to UNAM's robotic team for winning 1st and 4th place at #Robocup2017 with their service Robot Justina!
— Saiph Savage 🤖 ✨ (@saiphcita) 7 de agosto de 2017
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Felicidades al equipo de robótica de la UNAM por ganar primero y cuarto lugar en el #RoboCup2017 con Justina, su robot de servicio.
En Japón, Justina compitió en la categoría RoboCup@Home, contra otros robots diseñados para prestar servicio a los humanos. Una máquina de su tipo servirá como auxiliar en casas, oficinas, escuelas y hospitales, explicó a Verne Jesús Savage, director del equipo universitario. “Justina te puede hacer un sándwich pero no puede fabricar productos, como los robots manipuladores de las fábricas”, dijo.
Savage narró, vía telefónica, en qué consistió la prueba en la que Justina resultó ganadora. A partir de una instrucción generada de forma aleatoria, el robot debe ejecutar las órdenes. “Por ejemplo: ‘Robot: ve a la cocina, encuentra una naranja y dásela a Pedro, que está en la sala”. El robot tiene que reconocer las palabras, formar una estructura que le permita planear sus movimientos, encontrar el objeto con su sistema de visión y completar el trabajo.
El funcionamiento de Justina se puede apreciar en el siguiente video, que fue el documento enviado a los organizadores del torneo RoboCup para concursar por la calificación. A partir del minuto seis, dos estudiantes de la UNAM piden a Justina una serie de tareas similares a las de la prueba.
“Toma el jugo y entrégaselo a John”, le ordena el joven en inglés. “¿Quiere que le explique el plan?”, pregunta Justina, y ante la respuesta afirmativa procede a hacerlo: “Primero, necesito dirigirme a la mesa, después necesito encontrar el jugo en la mesa, luego necesito tomarlo. Luego necesito encontrar a John y acercarme a él. Finalmente, le entrego el jugo a John”.
Savage contó que Justina fue bautizada a partir de un error de programación conocido como just-in-time debugging, que aparecía continuamente durante el proceso de su construcción. Según el profesor, el equipo de robótica se divierte eligiendo los nombres de sus creaciones. Su primer robot se llamó Tx8, que se lee teporocho y es un coloquialismo mexicano para decir borracho. Otros dos fueron nombrados PAC-ITO y AL-ITA como algunos de sus constructores: Francisco -o Paco- y Alejandra.
El RoboCup de Japón ha sido el quinto torneo consecutivo en el que ha participado Justina y el décimo primero para el equipo de la UNAM. En el de 2007, celebrado en Estados Unidos, Pumas obtuvo el tercer lugar y se convirtió en el primer grupo iberoamericano en subir al podio.
Según Savage, se trata de un certamen ambicioso: “Su objetivo es que en el año 2050, los campeones del mundial de fútbol compitan contra un equipo de robots y que ganen las máquinas”. Ahora parece casi imposible, igual que a medidados del siglo XX nadie imaginaba que un robot podría vencer a un campeón de ajedrez. En 1997, sin embargo, la computadora Deep Blue, de IBM, venció al ajedrecista ruso Gari Kaspárov.
El equipo que lidera Savage planea llevar a Justina a competir en el RoboCup 2018, que se celebrará en Montreal (Canadá). El prototipo creado en la UNAM, además, será replicado por académicos de la Universidad de la República de Uruguay.
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