La mañana del viernes 4 de agosto quedará grabada en la memoria de Ana Paula Martínez, de 15 años de edad. Ese día, la Comisión Metropolitana de Instituciones Públicas de Educación Media Superior (Comipems) publicó los resultados del examen de concurso de ingreso a educación media superior: con 33 aciertos de 128 preguntas, no alcanzaba lugar en ninguna institución educativa pública en la Ciudad de México. “Yo pensé que había cometido un error al saltarme una pregunta y por eso habían salido mal todos los resultados. Todo ese viernes la pasé muy mal, sentía mucho enojo y frustración conmigo misma de sentir que me había equivocado”, relata la estudiante vía telefónica a Verne.
“Estaba super emocionada por ver los resultados y cuando los vi lo primero que pensé es que era un error, pero luego me sentí muy frustrada” Y en efecto, se trataba de un error: como Ana Paula, otros 11.051 alumnos de la capital habían tenido inconsistencias en sus resultados, por lo que padres de familia y alumnos pidieron una revisión. 3.613 estudiantes también obtuvieron un lugar en alguno de los 13 planteles de educación media superior de la UNAM, luego de que la institución aceptara un error en el proceso de evaluación.
Con casi 16 años, Ana Paula siempre ha sido una alumna de buenas calificaciones y un desempeño escolar magnífico. Egresó de la escuela básica con 9.4 puntos de promedio (de un total de 10) y desde hace tres años forma parte de la selección mexicana de nado sincronizado, por lo que su último año en la escuela secundaria lo realizó en modalidad abierta.
Para el examen, pasó varios meses en cursos en colegios de matemáticas, reforzando las áreas que más trabajo le cuestan. “Estudié en dos cursos y en mi casa con las guías de estudio que nos daban, principalmente en química”, cuenta. Fabiola Martínez, madre de Ana Paula, jugó un papel importante en estos momentos de crisis. “Me quedó claro que se trataba de un error y de inmediato empecé a pensar en opciones para defendernos y llegar hasta el fondo del asunto”, cuenta vía telefónica.
El lunes 7 de agosto, tras un fin de semana de sensaciones encontradas para la estudiante, la Universidad Nacional Autónoma de México reconoció que hubo un desfase entre la hoja de preguntas y la plantilla de respuestas de miles de alumnos, por lo que haría una reasignación de lugares para los alumnos que tuvieran un puntaje aprobatorio.
Ana Paula pasó de tener 33 a 113 aciertos de un total de 128 preguntas en el examen, lo que inmediatamente la colocó en la primera opción que había seleccionado para estudiar. “El lado bueno es que se pudo arreglar que nos dieron los resultados correctos, pero nadie nos quita el mal rato que pasamos, cuando yo fui al centro para solicitar la revisión vi las caras de otros estudiantes decepcionados y frustrados”, dice la nadadora.
Madre e hija pensaron en varias opciones para que la joven siguiera su educación, ya sea en escuelas abiertas o en Estados Unidos, donde reside el padre de la estudiante. “Cuando estábamos en los módulos vi muchas personas cuya preocupación era mayor, pues no contaban con recursos para que sus hijos siguieran estudiando si no tenían lugar en escuela pública, fue muy duro”, relata.
Cada año, alrededor de 250.000 estudiantes egresados de educación básica realizan el examen de concurso de ingreso para las escuelas de nivel medio de la UNAM, el Instituto Politécnico Nacional y El Colegio de Bachilleres en la Ciudad de México. Este año, la UNAM aceptó 33.218 alumnos a sus planteles más otros 3.613 tras la revisión de los exámenes mal evaluados.
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