Iván González no hacía ejercicio cuando le diagnosticaron leucemia. Por entonces, en 2015, este asturiano tenía 25 años. Se acababa de casar, ya tenía un hijo y trabajaba como calderero en una industria de Avilés. "Cuando me lo dijeron se me pasaron muchas cosas por la cabeza. Y ninguna buena. No tenía ganas de nada", dice a Verne por teléfono. Hoy su vida es muy diferente pese a que sigue padeciendo leucemia. Acaba de terminar el reto 1.000 kilómetros contra la leucemia, para el que ha recorrido España (de Avilés a Marbella) reclamando donativos para la Fundación Josep Carreras y animando a donar médula ósea
Este domingo 3 de diciembre ha llegado a Marbella, ciudad natal de Pablo Ráez. Las campañas en redes sociales de este joven, fallecido en febrero, impulsaron las donaciones de médula ósea y dieron muchísima visibilidad a la leucemia. "Lo que Pablo Ráez hizo por todos nosotros fue brutal. Le debemos muchísimo. Por eso queríamos terminar el reto en su ciudad". González ha recorrido los últimos 12 kilómetros hasta la meta acompañado por el padre de Pablo, Paco Ráez, que atiende a Verne por teléfono: "No tengo palabras para agradecer lo que ha hecho Iván".
Paco es bombero, así que no le ha costado seguir el ritmo de los corredores. "A ver, hay que tener en cuenta que han llegado cascaos", dice el padre de Pablo. "Todo lo que tiene que ver con Pablo se hace bonito. Que haya tanta gente anónima que se inspire por Pablo es un lujo. Va más allá de donar médula. Es encarar las cosas sin dramatismos y mostrar compromiso", añade. Paco ha entregado una medalla a Iván: "Es de Pablo. Se la dieron cuando era pequeño en una carrera en Ronda (Málaga)".
1.000 kilómetros contra la leucemia empezó el domingo 26 de enero en Avilés. Entonces arrancó un reto cuyo principal objetivo es recaudar fondos para la Fundación Carreras (puedes hacerlo pinchando aquí) y animar a la gente a donar médula ósea. "No he hecho esto por mi ego. Lo he hecho para que la gente se mentalice. Que no esperen a que le pase algo a un familiar cercano para donar", indica González. En la salida en Avilés le acompañaron decenas de personas. Pocos aguantaron las nueve horas y 85 kilómetros hasta el final de etapa en el puerto de Pajares.
El vídeo está en la página de Facebook de Octavio Pérez, un referente en el mundo runner. Es el entrenador de González desde abril, el que le animó para emprender este reto y el que lo ha contado día a día en redes sociales. "Iván es un crack. Se puso en contacto conmigo a partir de un vídeo que subí a Facebook en el que explicaba que iba a donar la recaudación de mi segundo libro a los enfermos de leucemia", dice Pérez a Verne por teléfono.
"Nada más empezar a entrenar con él me di cuenta de que tenía un potencial brutal", indica. González comenzó a participar en competiciones ultra poco tiempo después de que le diagnosticaran leucemia. "Antes ni corría ni hacía nada", dice González, "pero cuando el médico me dijo lo que me pasaba cambié de mentalidad. Me jubilaron en mi trabajo y tenía que llenar el tiempo de alguna forma. Mi familia creía que me había vuelto loco, pero fue lo mejor que podía hacer". Su mayor éxito hasta ahora es la victoria en la Ultra Güeyos del Diablu en septiembre.
¿Pero cómo puede hacer algo así si padece leucemia? Porque es leucemia linfática crónica, no aguda. "Vivo en un estado de constante catarro, pero por lo demás puedo llevar una vida más o menos normal", dice. La Fundación Carreras explica en su página web que "los pacientes en fase inicial no suelen requerir tratamiento durante años y pueden llevar una vida normal, excepto por los periódicos controles a los que están obligados para controlar si la enfermedad progresa o se mantiene estable".
De norte a sur
La segunda etapa, de 90 kilómetros, fue de Villamanín (León) a Gusendo de los Oteros. La tercera, de 109, de Gusendo a Valladolid. "En esos días me quería morir de frío. Vaya semana que hemos elegido para hacer el reto. Según nos hemos ido acercando al sur, mejor", dice González a Verne entre risas. En la capital de Castilla y León le esperaba su mujer: "Ha sido una de las mejores sorpresas del viaje".
El cuarto día llegó a Segovia y el quinto a Alcobendas (Madrid). "Fue espectacular. Recorrí los últimos metros junto a Alba, una niña de cinco años que tiene leucemia. Bueno, con ella y con otras 100 personas", dice. Además de su entrenador, le ha acompañado durante todo el reto el fotógrafo Edu Francés, entre otras personas. No han corrido tanto como él, pero le han acompañado durante varios tramos a pie o en bicicleta.
"Cuando pasamos por ciudades y pueblos hay mucha gente que nos anima, que sabe lo que hemos hecho por los medios de comunicación", añade González. La sexta etapa fue la primera que hizo en bicicleta en vez de correr, de Toledo a Puertollano (Ciudad Real). Es la segunda etapa más larga del recorrido, con 158 kilómetros. La más extensa fue la del sábado, con 246 kilómetros en bici entre Puertollano y Antequera (Málaga).
El plan inicial era terminar la última etapa, de Antequera a Marbella, en el parque de bomberos en el que trabaja el padre de Pablo Ráez, pero han cambiado de plan. Al final han terminado en un pabellón "con más espacio; nos hemos reunido muchas personas". Así han entrado en la ciudad malagueña.
"Estoy muy cansado. No sé cuándo voy a volver a correr", dice González, a modo de resumen. Su entrenador escucha su respuesta y le replica: "Hombre, pues no vas a tardar". "Esto es una experiencia que repetiré alguna vez. No sé cuándo, pero lo voy a hacer", añade González.
El reto de este asturiano es una de las muchas acciones con las que se intenta que se invierta más en la investigación de la leucemia y que crezca el número de donantes. Apuntarse al registro para donar médula es muy sencillo. En Verne lo comprobamos en enero. Tienes toda la información necesaria en la página web de la Fundación Josep Carreras,
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