Una entrevista de trabajo es terreno propicio para resbalar. Hemos hablado con varias personas para que nos cuenten sus mejores anécdotas durante entrevistas de trabajo. Al final, añadimos los consejos de expertos para afrontar situaciones como las que describen.
Cristian, 27 años
Una vez metí la pata intentando poner en práctica una teoría que no sé si conoces, la de los tres síes [desde Verne no hemos encontrado rastro de esta teoría]. Consiste en que, si tú le haces tres preguntas al entrevistador y te contesta las tres veces que sí, te cogen seguro. Las preguntas tienen que ser naturales. A mí no me salió así. Le pregunté "¿me puedo sentar aquí?", "¿seguro?", "¿aquí está bien?". El entrevistador me miró con cara rara y al final no me contrataron.
Carmen, 34 años
Tengo unas amigas con muy malas ideas. Estuve con cuatro de ellas tomando algo antes de ir a una entrevista en una tienda de ropa. Cuando fui al baño, aprovecharon para cambiar el fondo de pantalla de mi móvil. Fue una tontería, pusieron una foto de los teletubbies. Lo peor fue que me llamó mi madre en plena entrevista, contesté y al dejar el móvil en la mesa se vio la imagen. A la entrevistadora le entró la risa, pero me contrató igualmente.
Carlos, 29 años
Esta entrevista era para un puesto de comercial. La mujer que me entrevistó, 20 años mayor que yo, había ido a mi colegio, a mi instituto y a mi universidad. Toda una casualidad. Con tanta coincidencia, empezó a preguntarme por profesores de cada sitio. Todos por los que me preguntaba habían muerto. Este murió el año pasado, este murió en un accidente de tráfico… Me sentí como el ángel de la muerte. Se quedó flipando y me dijo que no me iba a hacer más preguntas personales, no fuera a ser que matase a alguien más.
Jorge, 27 años
Cuando iba de camino a una entrevista de trabajo me llamaron de otro proceso de selección para decirme que me habían cogido. Era tarde para no presentarme en la otra. Ya había ido a dos entrevistas para esa empresa y me daba apuro dejarles plantados. De camino vi a una compañera de la universidad que estaba repartiendo currículums de su hermano. Me dio unos pocos.
En la entrevista, a la que solo acudía por educación, me dijeron que me cogían. Imagínate la cara de la entrevistadora cuando le dije que no, que ya me habían seleccionado en otro sitio. Me dio tanta vergüenza que le di el currículum del hermano de mi compañera para compensar, lo que solo empeoró la situación. No le llamaron.
Miriam, 27 años
De pequeña tuve una etapa complicada: no estudiaba y no tenía ganas de trabajar. A los 19 años hice una tontería muy grande con una amiga. Para una entrevista grupal en una Empresa de Trabajo Temporal (ETT) fuimos con unas camisetas del PP que mi padre tenía por casa. Eran grandes, pero daba igual. Lo importante era ver la cara de la gente ante dos candidatas que se presentan con camisetas de un partido a una entrevista. No nos contrataron.
Paula, 33 años
En la entrevista para el trabajo en el que estoy ahora estaba bastante nerviosa. Me preguntaron cuál era mi barrio favorito de Granada, ciudad en la que vivo. Empecé a hablar de uno en concreto, el Albaicín, pero añadiendo que ya no me gustaba tanto porque se ha degradado bastante. El entrevistador empezó a poner caras. Por su reacción, di por hecho que vivía en ese barrio, así que cambié de argumentos, me lie y me pasé cinco minutos diciendo que me parecía una maravilla, no como Los Pajaritos. Entonces me dio la puntilla:
-Pues yo vivo en Los Pajaritos.
Jesús, 31 años
Hice una entrevista para un medio deportivo hace tiempo. Un amigo que llevaba varios meses en la redacción me avisó de que me harían una prueba, una serie de preguntas para evaluar si de verdad sabía de deporte. Las preguntas estaban numeradas y se contestaban con el número en un folio en blanco. Me equivoqué con un número y a la pregunta “¿quién marcó el gol de España en la final de la Eurocopa 2008?” contesté “Florentino Pérez”. Me lo dijeron a carcajadas en mi primer día.
Fran, 24 años
Hice una entrevista para un bar irlandés. Me preguntaron si sabía inglés y dije que sí. Era mentira, no juntaba ni tres palabras. Entonces el entrevistador cambia al inglés y me suelta una parrafada. Yo le miraba con cara de lelo. Iba a contestar, pero entonces hice como que me estaban llamando. Me levanté, pero se me cayó el móvil en la barra del bar. El dueño del bar vio que no me estaban llamando, pero continué con la mentira. Salí del bar a contestar mi no-llamada y me fui a mi casa sin despedirme.
Fernando, 29 años
Me entrevistaban para un puesto como profesor de español en Letonia. Empezamos la entrevista por Skype, pero daba fallos y pasamos al teléfono. Iba genial. Fue tan natural que el entrevistador incluso empezó a hablarme de otras cosas. Le noté tan receptivo que me relajé. Entonces fue cuando pasó.
-¿Cómo te definirías?
-No sé, pues tonto quizá.
Se quedó callado y yo no sabía qué decir. Pensé que la había cagado, el típico momento en el que se te cae el mundo encima. Y él no ponía de su parte, porque me pregunta: “¿a qué te refieres?”. Intentaba explicarlo, diciendo que era tonto de hacer tonterías, no tonto de tonto.
Mi impresión fue que salió fatal, pero me cogieron. Mi jefe, el que me entrevistó, me ha dicho que aquello le convenció para cogerme, ya que las entrevistas suelen ser aburridas y conmigo se divirtió.
Marta, 25 años
Era una entrevista para una tienda de ropa. Estaba muy, muy, muy nerviosa. Sudaba de una forma que no era normal. Me acuerdo que al levantarme noté que tenía mitad de la espalda empapada en sudor. Al terminar, me fui alejando de espaldas, intentando que no se dieran cuenta. No me tropecé de milagro. Y me cogieron. Después me dijeron que sí habían visto el sudor.
Lorena, 39 años
Hace 20 años hice una entrevista de trabajo para una cadena de supermercados pocos meses después de trabajar en la competencia. Aquel trabajo terminó porque se acabó mi contrato. Nos despedimos en buenos términos y con la posibilidad de que me reincorporase en el futuro. Sin embargo, cuando hice la entrevista para el nuevo trabajo, dije que me habían tratado fatal y que no pensaba volver allí. Pensé que tenía que justificar de alguna forma que no me hubieran renovado el contrato. Creía que la entrevista iba bien y terminé criticando a mi anterior encargado. Manteniendo la sonrisa, la entrevistadora me dejó en el sitio.
-Tu jefe en tu anterior trabajo es mi hermano.
No me contrataron.
Mercedes, 60 años
Fue en mi primera entrevista, hace ya muchos años. Tenía un resfriado impresionante, pero me interesaba mucho el puesto. A mitad de la entrevista me vino uno de esos estornudos incontrolables, que no hay manera de pararlo. No me tapé la boca. Todo el estornudo le fue a la cara. Me disculpé y le di un pañuelo. Me dijo que no me preocupase, que si iba en esas condiciones a la entrevista es que debía tener muchas ganas de trabajar.
¿Qué hacer ante preguntas extrañas?
Aunque el mal trago nadie lo puede pasar por ti, hay algunos consejos para afrontar situaciones como las descritas. Nilton Navarro, social media manager de InfoJobs, y la responsable de Recursos Humanos de Adecco Training, Carolina Mouné, nos dan algunas pistas:
-Ante preguntas extrañas: Se suelen hacer para medir la capacidad de improvisación y de creatividad del candidato. Así que no hay respuestas buenas y malas: lo importante es contestar. "Dentro de lo posible, responde a las preguntas con ejemplos y situaciones profesionales que hayas vivido: así muestras que tienes experiencia y tablas para afrontar cualquier situación". dice Navarro. "Si te preguntan por alguna experiencia negativa, cuéntale lo que has podido aprender de ella", añade Mouné.
-Ante exageración de facultades: Si tienes dudas sobre cuál es tu nivel de inglés, en este otro artículo dimos unas pautas para no meter la pata. Digamos que no tiene mucho sentido decir que sabes hacer algo si no sabes. El CV es tu carta de presentación, el primer filtro para los reclutadores. Todo lo que ahí pongas puede salir a la luz en la entrevista. Por ese motivo, es recomendable ser fiel en el currículum y adaptarlo a cada oferta.
-Ante situaciones de nervios en general: "Hay que preocuparse menos. Cuando un candidato está nervioso en una entrevista está demostrando que le importa ese puesto de trabajo. Si se muestra pasotismo es mucho peor. Lo mejor, si creemos que nuestros nervios están complicando la entrevista, es reconocer que estamos nerviosos. No va a penalizar", opina Mouné. Prepara tus puntos fuertes y tus áreas de mejora, y los argumentos para defenderlos. Olvídate de monosílabos y recuerda mostrar tu entusiasmo por el puesto.
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