Todo lo que Disney enseñó (mal) a las niñas, en un poema

"Me enseñaste a ver a otras chicas como enemigas, a qué hacer para contentar a un hombre, a elegir entre sumisa o bruja"

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Este verso de la poeta valenciana Marta Fornes es muy irónico: "Qué gran maestro fuiste, Walt Disney".

Forma parte de un poema que la artista de 26 años recitó el sábado 27 de enero en el Kaf Café de Valencia. Fue una de las actuaciones con las que ganó el poetry slam -concurso de poesía en directo- que se celebró en la capital valenciana. El vídeo que abre este artículo son sus tres minutos de críticas a las enseñanzas machistas de las películas clásicas de Disney. "A no ser que te hayas criado en medio del bosque, has sido educada de una forma machista. Algunos nos damos cuenta y otros no", dice a Verne por teléfono.

El vídeo de Fornes recitando el poema Se acabó tu historia ha captado bastante atención en Facebook. La página del concurso en el que participaba lo compartió el 30 de enero. Sus vídeos no suelen pasar de unos pocos cientos de reproducciones, pero el poema de Fornes supera los 100.000 en nueve días. La página Spanish Revolution lo difundió el 2 de febrero y suma 1,4 millones de visualizaciones y 38.000 compartidos en una semana.

Así empieza el poema de Fornes: "Tú me enseñaste a odiar, a ver a las otras chicas como enemigas. Me enseñaste a rivalizar incluso con mis hermanas. Tú me enseñaste qué hacer para contentar a un hombre porque el amor, así con mayúsculas, es a lo máximo a lo que aspiro. Tú me enseñaste que las mujeres debemos elegir entre sumisa o bruja". Puedes leer el texto completo al final del artículo.

"Este poema", explica Fornés a Verne, "ha sido fruto de mucho tiempo dándole vueltas. Quería entrar a las princesas Disney, como he visto hacer a tanta gente últimamente". Hay muchos ejemplos: de las conversaciones que tendrían hoy en día Ariel, Cenicienta y compañía si tuvieran un grupo de WhatsApp a reinterpretar cómo se deberían haber comportado los príncipes si fueran feministas.

La poeta, maestra de Primaria en un colegio de Valencia, vio muchas películas de princesas cuando era pequeña, pero hasta hace poco no se percató de sus mensajes machistas: "Siendo sincera, Disney me encantaba. Me sé los diálogos de las películas de princesas de pe a pa. Cuando creces te das cuentas de algunos detalles que son muy fuertes". Fornés, que firma sus poemas como Mississippi, se refiere, por ejemplo, a que Ariel renunciase a sus piernas para irse con un hombre o que el príncipe de La bella durmiente besase a Aurora estando dormida.

"Estoy supercontenta por toda la atención que está recibiendo el poema", dice Fornés. Asegura que la mayor parte del feedback que está recibiendo es positivo, pero algunas personas la han criticado con mensajes machistas. "Las películas están inspiradas en cuentos antiguos con los que nos hemos criado muchas personas. Estaban pensados por una sociedad machista. Aún vivimos con patrones machistas, pero afortunadamente vamos a mejor", dice la poeta.

Fornés cree que las nuevas películas de Disney cambian el relato machista que se contaba en el siglo XX: "Un buen ejemplo es Brave, la historia de una chica que no quiere casarse y no pasa nada. Estuve cerca de añadirla al poema". La poeta asegura que muchas personas no han entendido que hable de Mulan en su poema. Explica sus razones: "Mulan no entra en el mismo género que el resto de princesas, pero se tenía que vestir como un hombre para poder luchar. Hay que darse cuenta de esos detalles".

Se acabó tu historia

Marta Fornes

Tú me enseñaste a odiar,

a ver a las otras chicas como enemigas.

Me enseñaste a rivalizar incluso con mis hermanas.

Tú me enseñaste qué hacer para contentar a un hombre

porque el amor, así con mayúsculas,

es a lo máximo a lo que aspiro.

Tú me enseñaste que las mujeres debemos elegir

entre sumisa o bruja.

Me enseñaste el placer

de la necrofilia, sí, sí,

el romaticismo de besar a un cadáver.

Me enseñaste, también, ¿recuerdas? a abusar de una chica

que se queda dormida, no importa si está cansada o drogada, si está maldita o pinchada por una rueca.

Qué gran maestro fuiste, Walt Disney.

En cambio a ellos,

Ay, ¡cómo los pusiste a ellos!

Les enseñaste a ser valientes,

a abatir dragones, a trepar montañas,

a vencer temores y a empuñar espadas.

Les enseñaste a ser el rey león de la manada,

a ser HOMBRES

fuertes como Tarzán,

listos, musculados, con medallas.

¡Como Hércules, que llega y gana!

Pero a nosotras

nos diste el amor

como única opción.

Ni siquiera teníamos amigos humanos como ellos.

Solo hablábamos con tacitas y animalitos.

Así que niña, espera sentada.

¡Qué coño! Mejor espera tumbada

o dormida o muerta.

Qué importa, porque él siempre llega.

Tú estáte a la espera de que

te lleve en su alfombra a un mundo ideal.

Nos convertiste en madrastras

que explotan a esclavas,

en brujas que envenan

para ser la más guapa.

Oh, niña, abandona a tu familia

por unas nuevas piernas.

Qué más da si te quedas sin voz:

"Admirada tú serás si callada siempre

estás, sujeta bien tu lengua y triunfarás, Ariel"

Ay, niña, date cuenta de que no eres suficiente contigo misma.

Necesitas un hombre

que te diga lo que vales,

un príncipe azul que te salve,

un John Smith que te diga:

“si no lo conocieras…“

tu vida sería una mierda.

Ay, pequeña, y si por alguna de aquellas

quieres triunfar, córtate el pelo como Mulán.

Nos enseñaste a fabricar pociones

para mantenernos jóvenes

en el país de Nunca Jamás

convertidas de mayores

en cremas antiedad.

Por suerte, Walt, tu historia está terminando

porque había una vez

niñas que escaparon de sus torres,

brujas que rompieron cadenas,

princesas que dejaron de hacerse la cera

y unas a otras nos quitamos la venda.

Y empezamos a liberar el pájaro de la jaula, a aullar, a salir de noche

sin miedo a pasar de las doce,

a volar sin escobas y a liderar dragones.

Así que nosotras, las gordas, las flacas,

las que no se depilan,

las solteronas, las de las tetas caídas, las que no saben cocinar,

las que calzan bambas y no zapatos de cristal,

nosotras, las del rímmel corrido, las que no se peinan,

las que tienen novia, las que no quieren hijos,

las promiscuas, las malfolladas, las viejas arrugadas,

todas, nosotras, aquí, tenemos un lugar

donde viviremos felices y comeremos lo que nos salga de los ovarios, querido Walt.

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