Por qué está bien que moleste el sexismo de las series de los 90

Las críticas a 'Friends', 'Los Simpson' y 'Sexo en Nueva York' han descolocado a muchos, pero esta lectura es positiva

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Netflix llevó este enero a sus espectadores británicos las 10 temporadas de Friends, acercando la serie a un público que no la pudo ver en su momento. Según algunos titulares, la audiencia joven se ha sorprendido al ver en la serie elementos machistas, homófobos y racistas.

“Los millennials que ven Friends en Netflix están impactados por las tramas”, titulaba The Telegraph, haciendo mención a algunos tuits que recogían esta consternación. ¿Aún somos amigos? El problema con las comedias antiguas, en BBC. Y en Cosmopolitan, “11 cosas realmente chocantes que Friends no podría hacer hoy en día”.

¿A qué se refieren? Pues al comportamiento de Joey con las mujeres, a los chistes sobre la posible homosexualidad de Chandler, a cómo trata Ross a Rachel, a la escasa diversidad racial de la serie y a las gracias sobre Monica cuando engorda, entre otras tramas y escenas que ya no hacen tanta gracia como entonces.

No se trata de una crítica aislada: en noviembre se estrenaba un documental sobre Apu, el personaje de Los Simpson, en el que se apuntaba que no era más que un pastiche de estereotipos. Y a Seinfeld se le ha reprochado en más de una ocasión el contenido racista de algunas de sus tramas, como también ha pasado con Sexo en Nueva York.

¿Se han quedado las series de los 90 tan anticuadas como parece a juzgar por estos artículos?

Las sensibilidades cambian

“En los años 90, como ahora, había machismo”, explica María Castejón Leorza, crítica e historiadora. “Pero ahora tenemos más información y estamos en un momento de especial sensibilidad hacia estos temas”. En este contexto, es normal que los espectadores hagan estas lecturas críticas y que se valore positivamente a los productos culturales que tratan estos temas, ya sea Operación Triunfo o El cuento de la criada.

Toni de la Torre, crítico y autor del libro Historia de las series, cree que el hecho de que se hable de los problemas de Friends dice más de los espectadores que de la propia serie. “Esto significa dos cosas, ambas positivas. La primera: que hay cuestiones que hoy están más normalizadas y aceptadas que hace años, lo cual significa que como sociedad hemos avanzado. Y la segunda: que hay una mayor sensibilidad por parte de la audiencia acerca de cómo las series tratan estos temas”.

Estas críticas se dirigen sobre todo hacia comedias, lo cual no es de extrañar, ya que el humor es especialmente sensible a los cambios sociales. Es más fácil tener en cuenta el contexto en un drama costumbrista, por ejemplo, ya que precisamente podemos ver el reflejo o la crítica de una época. En cambio, en una comedia, el objeto de la broma nos puede acabar pareciendo fuera de lugar. El ejemplo clásico es el sketch de “mi marido me pega”, de Martes y 13, del que ha renegado incluso Millán Salcedo. Eso sí, también hay que decir que muchos de los comportamientos que se critican no se presentan como modelo, sino como objeto de sátira. Por ejemplo, nadie puede pensar que George Costanza, de Seinfeld, es alguien a quien imitar. O, al menos, nadie debería pensarlo.

El episodio de Seinfeld 'The cigar store' satiriza la poca idea que tiene un hombre blanco de clase y media acerca del racismo, pero se ha criticado que el personaje de la nativa americana es hipersensible a los comentarios del protagonista

Algunas series envejecen mejor que otras

“No todo puede ser El cuento de la criada, Big little lies o Top of the lake”, dice Castejón Leorza. Pero también recuerda que el hecho de que estas series sean un producto de su tiempo no puede servir para excusarlo todo. Igual que hay series actuales que siguen teniendo dejes machistas, también hay series que han envejecido mejor. Ella menciona Las chicas de oro, que “ya era un producto rompedor en 1985: cuatro señoras mayores protagonistas de una serie, cuidándose las unas de las otras, riéndose de los hombres…”.

“Tenemos que dejar de pensar que antiguo es sinónimo de anticuado”, apunta De la Torre, que al respecto recuerda M*A*S*H y “el feminismo de The Mary Tyler Moore Show”. “Fíjate en The Prisoner, que ya tiene 50 años: no solo su discurso sigue vigente todavía, sino que a nivel formal es más innovadora que muchas series actuales”.

De hecho, uno de los problemas con las series de los 90 es que son relativamente recientes. No estamos hablando de una novela del siglo XIX o de una película de cine negro de los años 40, donde uno da por supuesto un contexto diferente. Friends, por ejemplo, dejó de emitirse en 2004, hace 14 años, que no es tanto.

'Sexo en Nueva York': ¿consumismo, sororidad o ambas cosas?

Estas series siguen teniendo valor

Tanto De la Torre como Castejón Leorza consideran muy positiva esta visión crítica pero recuerdan que muchas series de los 90 siguen teniendo valores que se pueden rescatar: “Por ejemplo -dice la historiadora-, Sexo en Nueva York se puede ver como una petardez en la que las protagonistas son unas víctimas del capitalismo. Pero también podemos fijarnos en cómo se trata la amistad femenina entre mujeres independientes”.

De la Torre recuerda que, en su momento, Friends “trató con normalidad temas como la relación lesbiana, en la que Ross jugaba el papel del personaje al que le cuesta aceptar la nueva realidad. Pero el mundo ha cambiado, así que si se emitiera hoy puede ser que se tratasen algunos temas de forma diferente”.

De hecho, Netflix ha bromeado con la idea, ofreciendo en Twitter posibles tramas para Friends, de rodarse en 2018: Joey come detergente (estrella invitada: Ellen Pompeo); Chandler no deja de comentar lo graciosos que eran sus Vines; un cameo de Ed Sheeran interrumpe la actuación de Phoebe en Central Perk; Ross convence a todo el mundo para invertir en Bitcoins; el de cuando el grupo se da cuenta de sus privilegios.

De la Torre también apunta que el hecho de que estas críticas se hayan difundido tanto se debe en gran medida a esta popularidad: “El titular Friends es homófoba genera muchos clics. El titular Dos hombres y medio es homófoba no tiene el mismo impacto”.

Además de eso, para muchos de quienes la vieron en su momento, Friends no es solo una serie, sino un recuerdo de algunos buenos ratos de juventud. Y cuando pasamos años viendo una serie a menudo se genera la sensación de tener una relación real con los personajes, en lo que se llama "interacción parasocial". Por supuesto, sabemos que esta relación es ilusoria, pero eso no quita que, para muchos seguidores de la serie, oír que Friends es machista tiene un efecto similar a oír que un amigo es machista.

La sociedad sigue siendo machista

No hemos superado la mayor parte de los errores que aún vemos en la ficción de los años 90 y, de hecho, muchas series siguen tratando los mismos temas de forma similar. Castejón Leorza compara Friends con The Big Bang Theory y considera que el paralelismo “es demoledor. Ellos son los protagonistas, Howard era un acosador… ¿Cómo la veremos dentro de 15 años?”.

De la Torre coincide e incluso pone el mismo ejemplo: “No son las bromas sobre la posible homosexualidad de Chandler parecidas a las de la posible homosexualidad de Raj? Y en cuanto a los roles de género, ¿no tiene Penny un papel casi idéntico al que en su día tuvo Rachel?”.

Ha habido, hay y aún habrá sexismo en series, advierte Castejón Leorza: “La clave es que nos demos cuenta. Muchas grandes obras son androcéntricas y patriarcales, pero eso no las invalida aunque, por supuesto, haya que seguir haciendo lecturas críticas”.

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