Estamos muy acostumbrados a conocer testimonios de padres cuyos hijos sufren acoso escolar. Hemos escuchado y leído muchas veces las historias de esas víctimas. Son muchas, como indican los datos de la ONG Save the Children: uno de cada diez alumnos de Secundaria en España reconoce haber sido víctima de acoso. La otra historia, la de los acosadores, no trasciende tan a menudo, ni de cómo lo viven sus familias.
La cuenta de Twitter @2Cronopia compartió este jueves 15 de febrero un relato de bullying desde la perspectiva de la madre de una acosadora. Su hija, bajo el seudónimo de Tiburcia, es una de las compañeras de clase que complica la vida de Erífila, seudónimo de la víctima. @2Cronopia juega con la ambigüedad en su hilo en Twitter. Habla de pequeños gestos, nada que a priori parezca acoso, pero sí que lo es. "Lo peor de todo esto es que en casa de Tiburcia se ha hablado una y mil veces de qué es el bullying, cómo se origina y qué NO se debe hacer para convertirse en una acosadora", dice la autora del hilo, que lleva más de 14000 retuits en un día desde el 15 de febrero. Así empieza la historia, que puedes leer completa al final del artículo.
Mirad cómo es el bullying de discreto, pillo, cabronazo y difícil de detectar:
— Cronopia (@2Cronopia) 15 de febrero de 2018
Dos amigas de toda la vida llegan a 6º de primaria. Ahí empiezan a tener algún roce, nada importante. Cosas de crías.
Una de ellas amplía el círculo de amistades y se van separando, aunque la amistad sigue ahí.
— Cronopia (@2Cronopia) 15 de febrero de 2018
Un día, una de ellas -llamémosle Tiburcia- llega a casa diciendo que ya nunca más quiere ser amiga de la otra -llamémosle Erífila-.
A que os molan mis nombres.
— Cronopia (@2Cronopia) 15 de febrero de 2018
Bien. Tiburcia dice que ya no quiere ser más amiga de Erífila y en su casa le dicen que ningún problema, que ella es muy libre de tener las amistades que quiera.
— Cronopia (@2Cronopia) 15 de febrero de 2018
En otros dos tuits posteriores, visto el éxito de su hilo en Twitter, @2Cronopia reclama que más testimonios parecidos salgan a la luz: "Cada vez que se habla del tema, salen decenas de personas recordando cómo fueron víctimas de bullying en el cole o en el instituto. Pero... ¿y los acosadores?¿Dónde están?¿Por qué nunca se pronuncian? Igual no estaría mal que se atrevieran a dar la cara ahora, de adultos: yo acosé, yo agredí, yo insulté, yo hice la vida imposible a un compañero. ¿O es que ellos nunca toman conciencia de que actuaron mal?".
En su página web, la Fundación de Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo (ANAR) da 10 pautas para padres para prevenir el acoso escolar. No solo habla de cómo identificar a posibles víctimas, también explica cómo intentar evitar que los niños acosen.
- Enséñale que existen límites: Que no se pueden traspasar, ni en casa, ni fuera de ella y que los actos violentos tienen consecuencias para quien los hace. Asegúrate que tiene clara la diferencia entre “ser popular” (por ser agresivo o acosador) y ser aceptado y querido por los demás por su forma sana de relacionarse.
- Indica a tu hijo/a que si existe una situación de violencia en el centro escolar, ha de ser solidario: No defender a un compañero y acallar la situación, también implica formar parte del juego del acoso escolar y fortalecer la posición de poder del agresor. “Si te callas, ante el acoso a otro compañero, te conviertes en cómplice y en agresor pasivo”. Ayúdale a ser empático/a : “ponerse en el lugar de la víctima”. Reflexiona con tu hijo/a ¿Si alguien te acosara, cómo te sentirías.
- Si tu hijo/a muestra actitudes violentas para conseguir algún fin, corrígele: No dejes que esta sea la manera en que logra sus objetivos, y muéstrale también a través de tu ejemplo como padre / madre, que las metas se alcanzan sin necesidad de ser violentos. Aprender a respetar a los demás es básico en cualquier relación de convivencia.
La Fundación ANAR coordina un servicio de ayuda telefónica para víctimas de bullying y familiares. A lo largo del 2016 recibieron 52966 llamadas. 1200 de ellas se identificaron como casos de bullying, el doble que en 2015. "Nuestros teléfonos nunca se toman un respiro. Al otro lado, hay menores en apuros. La mayoría de veces, tan solo necesitan un poco de orientación. Pero, en otras ocasiones, sus llamadas de auxilio te hielan", explicaba en Verne en abril de 2017 una de las orientadoras, Yanire Gutiérrez.
El hilo en Twitter de Cronopia
Mirad cómo es el bullying de discreto, pillo, cabronazo y difícil de detectar:
— Cronopia (@2Cronopia) 15 de febrero de 2018
Dos amigas de toda la vida llegan a 6º de primaria. Ahí empiezan a tener algún roce, nada importante. Cosas de crías.
Una de ellas amplía el círculo de amistades y se van separando, aunque la amistad sigue ahí.
— Cronopia (@2Cronopia) 15 de febrero de 2018
Un día, una de ellas -llamémosle Tiburcia- llega a casa diciendo que ya nunca más quiere ser amiga de la otra -llamémosle Erífila-.
A que os molan mis nombres.
— Cronopia (@2Cronopia) 15 de febrero de 2018
Bien. Tiburcia dice que ya no quiere ser más amiga de Erífila y en su casa le dicen que ningún problema, que ella es muy libre de tener las amistades que quiera.
— Cronopia (@2Cronopia) 15 de febrero de 2018
Un par de días más tarde, Tiburcia explica en casa que, sin saber por qué, hay más niñas/os que ya no quieren jugar más con Erífila.
— Cronopia (@2Cronopia) 15 de febrero de 2018
La madre de Tiburcia le advierte: "nada de dejar a nadie de lado, eh. Una cosa es no ser amigas, y otra muy distinta hacerle el vacío a alguien", porque en casa de Tiburcia están muy concienciados con el tema del bullying.
— Cronopia (@2Cronopia) 15 de febrero de 2018
Tiburcia explica que no hay problema, que Erífila tiene más amigas y que no está sola.
— Cronopia (@2Cronopia) 15 de febrero de 2018
De vez en cuando explica "hoy a Erífila le han dicho tal cosa", pero nunca es un insulto, siempre son pequeñas frases un pelín desagradables pero aparentemente sin importancia.
Hasta que un día Tiburcia llega a casa explicando que la directora la ha llamado al despacho para saber qué leches está pasando con Erífila.
— Cronopia (@2Cronopia) 15 de febrero de 2018
La madre de Tiburcia nota que hay algo que se le escapa, porque la directora no te llama al despacho sólo porque hayas perdido una amistad, así que decide llamar a la madre de Erífila.
— Cronopia (@2Cronopia) 15 de febrero de 2018
Y la madre de Erífila le explica lo siguiente:
— Cronopia (@2Cronopia) 15 de febrero de 2018
-Que llevan semanas sin dirgirse a su hija más que para hacerle comentarios despectivos.
-Que le sacan CADA DÍA el anorak del perchero y se lo tiran al suelo.
-Que en el comedor le han dicho CADA DÍA que se cambie de mesa.
La madre de Tiburcia pregunta si su pequeña Tiburcita ha tenido algo que ver con toda esta basura y la respuesta es afirmativa.
— Cronopia (@2Cronopia) 15 de febrero de 2018
La buena mujer intenta no montar en cólera pero TIBURCIA VEN AQUÍ AHORA MISMOOOOOOOO QUE TENEMOS QUE HABLAR.
Y entonces interroga a la pequeña Tiburcia:
— Cronopia (@2Cronopia) 15 de febrero de 2018
-¿Tú le has descolgado alguna vez el anorak de Erífila para tirárselo al suelo?
+Hmmmm...no...yo no. Pero he visto quién lo hacía.
-Y cuando has visto que le tiraban el anorak al suelo ¿no has hecho nada para impedirlo?
+No...
-¿Tú alguna vez le has dicho a Erífila que se cambie de mesa en el comedor?
— Cronopia (@2Cronopia) 15 de febrero de 2018
+...Una vez solo, mami. Pero le dije que si quería, que si no quería, no. Los que le dicen que se cambie cada día son "los otros".
-¿Y tú que haces cuando a la que ha sido tantos años tu mejor amiga le dicen que se cambie de mesa?
— Cronopia (@2Cronopia) 15 de febrero de 2018
+[...]
Y así es todo: nadie ha hecho nada en concreto. Una sólo le dijo un día que se cambiara de mesa, Fulanito le tira el anorak al suelo porque se lo ha dicho Agapita, y Tiburcia lo ha visto pero no ha hecho nada.
— Cronopia (@2Cronopia) 15 de febrero de 2018
Nadie ha hecho nada "muy gordo", pero Erífila era una niña que iba al colegio contenta y que tenía muchos amigos y en cuestión de cuatro días se ha convertido en una niña que está sola y que llora todas las tardes.
— Cronopia (@2Cronopia) 15 de febrero de 2018
Nadie ha hecho nada "muy gordo", pero Erífila era una niña que iba al colegio contenta y que tenía muchos amigos y en cuestión de cuatro días se ha convertido en una niña que está sola y que llora todas las tardes.
— Cronopia (@2Cronopia) 15 de febrero de 2018
Lo peor de todo esto es que en casa de Tiburcia se ha hablado una y mil veces de qué es el bullying, cómo se origina y qué NO se debe hacer para convertirse en una acosadora.
— Cronopia (@2Cronopia) 15 de febrero de 2018
Y lo otro peor es que "Tiburcia" no es Tiburcia: es mi hija mayor.
Le he preguntado cómo ha podido hacer algo así y, después de pensar unos segundos, ha dicho: "pasa sin que te des cuenta".
— Cronopia (@2Cronopia) 15 de febrero de 2018
Actualización 17 de febrero: La autora ha borrado el hilo de Twitter, como explica en estos mensajes en la misma red social.
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