María Roldán no pudo ser azafata de vuelo por una medida estricta que aplicó el director de la escuela en la que estudiaba: los tatuajes no estaban permitidos. Nacida en Málaga en 1994, Roldán decidió que, ya que ella no iba a tener la ocasión de viajar por todo el mundo, que fueran sus obras las que lo hicieran. Para ello se sirvió de un lienzo cotidiano: un billete.
Estos trozos de papel se convirtieron en pinturas que homenajean grandes obras de la historia del arte: las musas de Klimt, el colorido Van Gogh, el revolucionario Banksy o el surrealista Dalí. Comenzó el proyecto el pasado diciembre, cuando tenía 3.000 seguidores en Instagram, tras más de dos meses y casi 20 billetes, la cifra ha subido a 16.000.
En los comentarios a las fotografías de sus trabajos, algunos incrédulos comentarios le preguntan si es dinero falso. Pero no lo es. El primer billete que pintó era de 10 euros, un boceto de líneas hechas con bolígrafo. “No sabía si me lo iban a aceptar, por eso lo hice a tinta” cuenta la joven. Pagó un café con él y ahí comenzó el viaje. Desde entonces, utiliza otros materiales para sus obras, tales como pintura acrílica u óleo.
Cada pieza lleva su tiempo. “Si es una imagen con mucho detalle, tardo mucho. Me puedo tirar un día entero” relata la autora. “Además, el papel de los billetes es raro, hay que ponerle muchas capas. Primero hago un boceto en un folio y pruebo, ya que al trabajar con dimensiones pequeñas no todos los diseños quedan bien. Nunca tapo el número para que no me digan que es falso”.
Al principio solo pintaba billetes con valor de 5 a 20 euros, hasta que lo hizo con uno de 100. “Fue como una especie de reto. Cuando vi que me los admitían, solo quería seguir pintando más”. Los usa para el día el día, desde pequeños locales de barrio a las grandes cadenas comerciales. Solo en una ocasión a su madre le preguntaron si se trataba de una fotocopia.
Roldán también se interesa por plasmar su inspiración en la moda. Estuvo viviendo en Londres durante un año, donde vio que muchos diseñadores vendían ropa customizada. “Pensé que yo era capaz de hacerme mis propias prendas y empecé a decorar los vaqueros que tenía”. Entre sus proyectos futuros se plantea pintar sobre objetos como carcasas o instrumentos musicales.
Espera poder dedicarse profesionalmente al mundo del arte. De momento confía en que, dentro de unos años, alguien le devuelva uno de sus billetes, con la pintura gastada de haber recorrido miles de kilómetros lejos de ella.
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