Cuando unimos los conceptos "primitivo" y "YouTube" a muchos quizá les venga a la cabeza el vídeo de la caída de Edgar o el Charlie bite my finger, dos de los primeros virales en la historia de la plataforma de vídeos. En realidad, se trata de un exitoso subgénero que atrae a millones de espectadores y que muestra cómo se construyen cosas con tecnología propia de la prehistoria.
Rodados en medio de la naturaleza, los protagonistas de estos vídeos hacen fuego y crean herramientas con maderas y piedras. En ellos no hay rastro de la vida moderna a excepción de la paradoja de ser un éxito en el océano de contenidos en streaming que es YouTube.
El australiano John Plant tiene la cuenta más exitosa, titulada Primitive Technology (tecnología primitiva) y con más de 8,6 millones de suscriptores. Uno de sus vídeos, en el que muestra cómo construye una cabaña desde cero, con tejas incluidas, supera los 56 millones de visitas. El más reciente de ellos ya cuenta con más de dos millones en algo más de una semana de publicación.
Aunque sus vídeos pueden durar hasta 15 minutos, Plant no habla en ninguno de ellos. Se limita a construir en silencio cosas como un arco y una flecha en una especie de Bricomanía paleolítico. La única información aparece por escrito, en la descripción del vídeo en YouTube o mediante subtítulos.
Plant explicaba recientemente a BBC que lo suyo no era una profesión, sino una afición que mantiene desde la infancia. Cuando no trabajaba, se marchaba al bosque, hasta que decidió grabarlo y compartirlo en internet. Ahora asegura que puede vivir con las ganancias que le dan sus vídeos y las visitas a su blog, donde explica de un modo más detallado sus aventuras.
Desde Vietnam, Survival Skills Primitive (habilidades de supervivencia primitivas) enseña al espectador a sobrevivir en medio de la naturaleza mostrando cómo obtener agua creando un pozo con sus propias manos, como también lo hace el canal Primitive Skills.
"A las personas nos encanta ver cómo se hacen las cosas, cómo se elabora lo que nos rodea. Somos muy observadores. Nos gusta ver cómo empieza la construcción de algo, imaginar cómo será y comprobar el resultado", contaba a Verne el psicólogo José Elías Fernández sobre vídeos similares centrados en el trabajo de obreros y albañiles.
En el caso de estos vídeos primitivos, cuyos protagonistas están alejados del confort de la civilización y llenan horas de contenido de YouTube en modo Robinson Crusoe, hay un atractivo extra: el de la supervivencia. ¿Por qué gusta tanto al usuario? Art Markman, profesor de psicología de la Universidad de Texas (Estados Unidos), comentaba a BBC las dos razones principales para que estas actividades de supervivencia sean tan atractivas.
Por un lado, nos sentimos reconfortados al comprobar que hay cosas, como herramientas básicas, que puede crear un individuo, "recordándonos que podemos sobrevivir sin depender de otros", explica.
La segunda razón tiene que ver con los tiempos de incertidumbre en los que vivimos: "hemos perdido la fe en gobiernos e instituciones, por lo que deseamos hacer las cosas por nosotros mismos".
En este vídeo, John Plant hace una fragua para mantener viva la hoguera hecha a su vez con palos y piedras.
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