Guía para entender el conflicto de los grupos de choque en la UNAM

Los ‘porros’ adquirieron su nombre en la década de 1950 y suelen actuar en momentos puntuales de la vida política de México

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Miles de estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México se han manifestado esta semana ante las agresiones de grupos de choque -conocidos como “porros”-, que agredieron a estudiantes de bachillerato este lunes. La protesta fue apoyada por otras instituciones educativas y se ha colocado como tendencia en redes sociales bajo los hashtags #FueraPorrosUNAM y #UNAMsinViolencia y se han colocado como trending topic a lo largo de la semana.

Estos grupos de choque son casi tan antiguos como la UNAM y una de sus principales funciones es sembrar miedo y terror entre la comunidad estudiantil mediante la agresión como ocurrió el pasado lunes en Ciudad Universitaria, dice a Verne Hugo Sánchez Gudiño, académico de la Facultad de Estudios Superiores Aragón. “Estos grupos tienen casi 80 años en la universidad y desde entonces se han ido reproduciendo en cada generación”, explica.

“Su función entonces era el control político de las escuelas y facultades a través de la violencia, pero después fueron buscados y patrocinados por partidos políticos y miembros del Gobierno, quienes los utilizan en momentos coyunturales específicos”, precisa el autor del libro Génesis, desarrollo y consolidación de los grupos estudiantiles de choque en la UNAM.

El primer grupo “porril” fue identificado en la década de 1920. Conocido como “Los Gorilas”, que inició como un colectivo de prefectos y estudiantes al que posteriormente se le unieron miembros ajenos a la universidad y que actuaban de modo violento contra los estudiantes. Se les bautizó como “porros” en la década de 1950 debido a los grupos que asistían al estadio universitario a apoyar al equipo de fútbol americano de los Pumas y que posteriormente protagonizaron eventos violentos. 

Los “Porros” de 2018

Históricamente, los grupos de choque han actuado de modo agresivo, aunque sus motivaciones responden a diferentes intereses de acuerdo con las circunstancias, indica Sánchez Gudiño. El ataque perpetrado este lunes a los estudiantes del Colegio de Ciencias y Humanidades, plantel Azcapotzalco, tiene tres posibles hipótesis, según el investigador.

La primera de ellas se basa en que el próximo año la Junta de Gobierno de la UNAM elegirá a un nuevo rector o, en su caso, ratificará a Enrique Graue, quien fue elegido en 2015 para dirigir la máxima casa de estudios de México. “Este proceso podría desatar una lucha interna en los grupos de poder de la universidad, quienes buscarían que Graue no repita gestión”, señala Sánchez.

En segundo lugar, la universidad se encuentra a pocos días del 50 aniversario de la masacre de estudiantes en la plaza de Tlatelolco, el 2 de octubre. Esto motivaría a los grupos a crear confusión en la comunidad. Finalmente la tercera teoría incluye el inicio de la presidencia de Andrés Manuel López Obrador el próximo 1 de diciembre. “Si escala la violencia, puede ser una piedra en el zapato para el siguiente presidente”, dice Sánchez.

Tanto el presidente electo como varios miembros de su gabinete son egresados de la UNAM, lo que ha colocado a la institución como el “alma máter” de la nueva élite burocrática mexicana. “Estos grupos se disputan quién controla la UNAM, que ahora vuelve a ser un espacio con gran relevancia política”, comenta el profesor.

La diferencia con otras intervenciones de “porros”

La manifestación de este miércoles es una de las más grandes desde la huelga que inició en 1999, donde también hubo participación de grupos de choque. Sin embargo, el investigador de Aragón considera que no existe punto de comparación con el movimiento de este año o de 1968, ya que se trata de circunstancias políticas y universitarias muy distintas.

En 1999, los grupos de choque buscaron combatir a los estudiantes huelguistas que mantuvieron el control de la universidad sin ser necesariamente “porros”. “Se creó confusión por el largo tiempo que duró este movimiento”, dice Sánchez. “Mientras que en 1968, después del 2 de octubre la universidad vivió una época negra pero dorada para los porros que fueron fortalecidos por el Gobierno”, detalla.

La UNAM informó de la expulsión de 18 estudiantes, pertenecientes a grupos conocidos como Treinta y dos, del CCH Azcapotzalco; 3 de marzo, del CCH Vallejo y la Federación de Estudiantes de Naucalpan, quienes según la institución se encuentran “al servicio de intereses externos a la universidad”.

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