Podía haber empezado un coleccionable. Podía haber comenzado clases de inglés. Pero he optado por el topicazo de septiembre más sufrido: me he apuntado a un gimnasio.
Yo era de los que miraba a la gente que va al gimnasio de la misma forma que a los animales del zoo. Esa sensación se multiplica cuando, además, corren ante una cristalera que se ve perfectamente desde la calle. Pensaba que, como esos animales encerrados, serían más felices en cualquier otro lugar. Ahora soy uno de ellos. Estas son algunas de las cosas que he aprendido en este mes tan poco agradable.
1. No te dejes los cascos: Olvidar los cascos en casa hace del gimnasio una experiencia horrible. Mi primer día me los dejé y me aburrí muchísimo. Miraba a mi alrededor en busca de distracciones, pero todo me deprimía. ¿Me fijo en los que están corriendo justo delante de mí a mucha más velocidad? ¿Miro la pantalla de la máquina en la que no pasa el tiempo?
2. Ojo a los accesorios inútiles: Los modelitos escogidos por las personas que van al gimnasio son muy llamativos. He visto un par de veces a un chico que corre en la cinta con una gorra puesta. Imagino que, al igual que yo me doy la vuelta si me dejo los cascos en casa, él hace lo mismo con la gorra. Sin ella se tropieza.
3. Algunas personas se arreglan muchísimo, tú haz lo que quieras: Y es que la gente va muy guapa. Se maquillan y se ve bastante gomina. Yo llevo camisetas de una empresa de jardinería. Creo que salgo de fondo en varios stories de Instagram.
4. Cuidado con el sudor de los demás: En el gimnasio tocas sudor ajeno. Por muy precavido que seas, tu piel entra en contacto con esa agüita que da repelús. Aunque te seques con tu toalla, no vuelves a ser tú mismo hasta que te duchas.
5. Para divertirte, puedes ver una telenovela en directo: Hay un tonteo intenso en el gimnasio. Si te fijas bien, te das cuenta de que algunas personas se pasean por las máquinas como en las discotecas. Me recuerda a algo que conocemos todos.
6. Se ven muchas camisetas de fútbol: No todo el mundo está tan obsesionado con estar guapo en el gimnasio. Es una pasarela de camisetas de fútbol viejas, de esas que ya solo te pones para sudarlas. He visto varias veces la que hizo que Xabi Alonso se fuera espantado del Real Madrid.
7. No esperes milagros en dos semanas: A los pocos días, me empezaba a notar mejor. Mucho más fuerte. Aguantaba en las máquinas un buen rato. Ese día coincidí con uno de mis mejores amigos, que va al mismo gimnasio. Me miraba desde el otro lado de vez en cuando y me sonreía. Creía que estaba orgulloso, pero escribió esto sobre mí en nuestro grupo de WhatsApp al día siguiente.
8. No te flipes: A partir de aquello intenté apretar. Al rato volví a mi ritmo anterior. Pero porque yo quería, no porque me dolieran las pantorrillas. Ve a tu ritmo.
9. La cinta es peligrosa: Correr en la cinta es más difícil de lo que parece. DE VERDAD. Todavía no me ha pasado, pero sé que me acabaré cayendo y seguro que habrá alguien grabándose un story en ese momento. ¡Ten cuidado!
10. La zona de peso impresiona: En la zona de pesas, la gente tiene brazos como mi cabeza. Me dan miedo, así que no he agarrado ni una mancuerna. No seas tan tonto como yo y prueba, pero pidiendo ayuda.
11. A ver a quién ves en el vestuario: En el vestuario, vivo con otro terror constante. No tengo ningún problema con los desconocidos. Tampoco con mis amigos. Lo que me da mucho miedo es encontrarme con un conocido, un amigo de Facebook que saludaría por la calle levantando la cabeza y soltando un monosílabo. No quiero encontrarme contigo si estoy desnudo. O, peor, si lo estás tú.
12. Cómprate un candado de colorinchis: Para cerrar la taquilla, te tienes que comprar un candado. La mitad del gimnasio hemos tenido la misma idea: lo hemos comprado en el mismo bazar del barrio. El más barato. Y todos somos igual de idiotas. En vez de ponerle una marca, te encuentras con taquillas llenas de candados iguales. Es como perder tu coche en un centro comercial.
13. Resulta que hacer ejercicio está muy bien: Un mes después de empezar en el gimnasio duermo mejor y noto que me canso un poco menos al subir cuestas. Igual todo lo anterior merece la pena.
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