Durante las primeras horas de la investigación por el asesinato de Laura Luelmo, se extendió la idea de que la profesora había salido a correr cuando fue agredida. En su posterior declaración ante la Policía, el asesino confeso Bernardo Montoya explicó que se encontró con la mujer cuando ella le preguntó cómo encontrar un supermercado por la zona, así que todavía no ha quedado claro el contexto del asesinato.
La posibilidad no confirmada por la investigación policial de que hubiera ocurrido mientras Luelmo hacía deporte ha generado un debate sobre si las mujeres pueden disfrutar de su derecho a hacer deporte solas y seguras.
Hoy también salgo a correr. Y quiero hacerlo sin miedo.
— Almudena Ariza (@almuariza) 18 de diciembre de 2018
Sube una foto y comparte. #corrersinmiedo#correrenlibertad #LauraSomosTodas pic.twitter.com/JcEmydJ6tx
Parimos hijas. Las queremos fuertes para que corran, sueñen y besen cuando ellas quieran. Viven en un mundo en el que, al correr, besar o soñar, pueden arriesgar la vida. Las queremos libres. Sentimos orgullo y a veces miedo cuando lo son. Hoy, querría abrazar a la madre de Laura
— Yayo Herrero (@yayo_herrero) 18 de diciembre de 2018
Llevo años corriendo de noche o madrugada, en parques, en monte, caminos donde no me cruzo con nadie. Mi mayor preocupación han sido siempre los perros sueltos y quedarme sin agua. Pero los hombres no tenemos privilegios y la violencia contra las mujeres es histeria feminista...
— Isaac Rosa (@_isaacrosa) 17 de diciembre de 2018
También se han convocado varias quedadas runner para este fin de semana en varios puntos de España en homenaje a Laura Luelmo.
En Verne preguntamos el martes por la tarde en Instagram y en Twitter a las mujeres si han cambiado sus rutinas a la hora de hacer deporte por no sentirse seguras.
Estamos preguntando también en nuestro IG Stories (https://t.co/U7K9FpRiWr):
— verne (@verne) 18 de diciembre de 2018
¿Has cambiado tu rutina al salir a correr sola porque no te sientes segura? Cuéntanos. #CuandoCorro pic.twitter.com/oufqupJFVi
Estas han sido algunas de las respuestas.
- "Solo salgo a correr acompañada o con el perro. Si no, voy al gimnasio. Tras alguna experiencia desagradable, no me atrevo a ir sola. ¡Por no hablar del volver a casa por la noche! Acompañante o taxi. Así estamos"
- "Pues yo iba a andar por un parque precioso pero ya no me atrevo".
- "Nunca salgo a correr sola porque me da miedo. Siempre he querido hacerlo, pero me siento desprotegida y expuesta. No es justo que si vamos solas a la calle pasemos esta clase de terror".
- "Yo no corro, pero una amiga mía, cuando teníamos unos 19 años, fue sorprendida por un hombre en el parque que le tapó la boca y la sujetó tras un árbol. Tuvo suerte porque venía una pareja paseando y la soltó".
- “No corro a cualquier hora ni por cualquier sitio y, si lo hago, prefiero hacerlo en bicicleta. Cuando salgo a pasear pasadas las 8 o 9 ahora en invierno para despejarme del estudio, hago que voy hablando por teléfono mientras en realidad escucho música".
- "Un tipo me seguía por el barrio y me preguntaba cosas raras cuando tenía 17 y, desde entonces, tengo esa paranoia. A mí mejor amiga la intentaron agredir este verano en su portal. Esto es real, aunque nos resistamos a creerlo".
- "Solía ir a correr a las afueras del pueblo. Cuando lo supo mi abuela, empezó a seguirme con el coche para asegurarse de que no me pasaba nada".
- "Me encantaba correr sola por la dehesa. Pero a los 16 años un hombre me siguió por el camino, me adelantó, se puso enfrente, se bajo los pantalones y empezó a masturbarse. Desde entonces solo corro en el gimnasio".
- "Solía ir a correr y de noche después de llegar de la oficina, me parecía la mejor manera de desestresarme de un día cargado, nunca salía sola, sacaba al perro o pedía compañía de alguna amiga... pero ahora ni eso, tuve que inscribirme en el gimnasio. Hacer deporte rodeada de gente me das más seguridad que en la calle".
- "Hacía una ruta hasta que un señor en una furgoneta decidió esperar a que pasase por su lado para gritarme por la ventanilla. Era una pasarela de madera sin salida".
- "Cuando corro, tengo que andarme con cuidado de qué me pongo por si enseño de más, lección tristemente aprendida después de aguantar comentarios desagradables o incluso persecuciones para hacerse los machitos".
- "En Salamanca, un domingo 11 de la mañana, fui a correr a las instalaciones de la universidad. En la primera vuelta, me encontré a un tío masturbándose al otro lado de la valla mientras me miraba. A pecho descubierto, sin arbustos ni árboles de por medio... Me piré para casa".
- "Dejé de ir a correr sola al paseo del río cuando me di cuenta de que un hombre se masturbaba en una esquina. Dejé de volver a casa sola cuando sufrí una agresión sexual".
- "Yo ahora solamente salgo a correr por determinados sitios y a determinadas horas. Es frustrante. Sobre todo porque a veces necesito estar sola para pensar en mis cosas y despejar la mente".
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