Esther Mamadou-Blanco no incorpora una foto a su currículum. Y, a veces, no escribe su nombre completo, sino Esther Blanco o Esther M. Blanco, ocultando el apellido centroafricano de su padre. "Lo he hecho para que la persona que se ocupa de la selección de personal no tenga ningún prejuicio", declara esta jurista valenciana a Verne.
Dos de cada diez nacidos en España tienen al menos un progenitor extranjero, según datos del INE de la última década analizados por Verne. Sus identidades mixtas les permiten gozar de las ventajas de mantener vínculos con la cultura de sus padres y conocer las lenguas de ambos países, según el estudio Crecer en España, la integración de los hijos de inmigrantes, publicado en 2014 por la Fundación La Caixa.
Pero eso no les salva de que lo tengan más difícil si quieren acceder a un puesto de trabajo y ascender en él después. El Observatorio Español del Racismo y la Xenofobia (OBERAX), dependiente del Ministerio de Trabajo, señala en un informe de 2018 titulado "La integración de los hijos de inmigrantes en el mercado laboral" que, aunque la precariedad es común para todos los jóvenes, los hijos de migrantes parten en desventaja con respecto a los autóctonos.
Rosa Aparicio, coautora de la investigación, explica a Verne que el mercado laboral concede demasiada importancia al origen de los aspirantes a un empleo. "Hay preferencia por los nacionales", declara. "Se envían currículums parecidos donde la única diferencia es la del inmigrante y el nativo y, efectivamente, aparece cierta discriminación: hay más veces que no se considera el currículum del hijo del inmigrante".
Isabel Murieda fue testigo de una situación que ilustra esta discriminación. Una chica negra llegó a la zapatería en la que ella trabajaba para una entrevista de trabajo. Al entrar, una de las compañeras de Isabel le dijo a la joven que ya habían encontrado a otra persona para el puesto. "A la media hora llegó una chica blanca y le hicieron la entrevista". Aquella situación le llevó a presentar una reclamación ante la Inspección de Trabajo en julio de 2018.
Algunas caras de la discriminación: el velo, los estereotipos y el fenotipo
Llevar velo es uno de los motivos de discriminación más claros en el mundo laboral, según pudo comprobar la propia Rosa Aparicio durante la elaboración del informe para el Observatorio Español del Racismo y la Xenofobia. Fátima Bourhim, de 23 años, también lo sabe y comparte con Verne su preocupación por su futuro laboral. Estudia fisioterapia en la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid) y, según cuenta, una paciente la cuestionó durante sus prácticas por llevar velo.
La tuitera y periodista Laila Serroukh lanzó una campaña en redes con el hashtag #UnaPersonaComoYo después de ser rechazada en una entrevista de trabajo porque, según argumentaron sus posibles empleadores, "los clientes no querían tratar con una persona como yo" por llevar velo. Su objetivo era "crear conciencia y que las empresas puedan escuchar y ver que somos aptos para cualquier tipo de trabajo".
Os animo a denunciar vuestras experiencias discriminatorias en el mercado laboral con el hashtag #UnaPersonaComoYo
— Laila Serroukh (@Laileix) 26 de junio de 2018
El primer paso para el cambio es contarlo.
Las entrevistas de trabajo, precisamente, son un terreno donde salen a flote los prejuicios. Lo atestigua Baraa K, estudiante de grado en Ingeniería de la Energía en la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), que fue preguntado por su religión durante una entrevista y acabó siendo rechazado para el puesto.
Efraín Rodríguez, actor de origen mexicano con doble nacionalidad, lamenta que le hayan rechazado de los castings por "ser extranjero, con cara de extranjero y tener acento extranjero". "Los personajes latinoamericanos son narcotraficantes o un tío alto, guapo y cachas como un galán de telenovela", detalla el joven en referencia a los estereotipos para los que solicitan su presencia. Rodríguez en la actualidad se encuentra ensayando la obra Impulsos (BPM), que se representará a partir de febrero en el Teatro María Guerrero, donde interpreta varios personajes. Ante estos estereotipos explica que no puede "hacer de español ni de latino" porque no cumple con ninguno.
A su parecer, los estereotipos fomentan que las personas racializadas no puedan acceder a los puestos de mando en el mundo laboral. "El latinoamericano no puede acceder a un puesto de poder porque es latino: no es que esa persona no tenga la capacidad sino que está tan dentro del imaginario colectivo [que no es capaz] que no se le da la oportunidad. El estereotipo termina convirtiéndose en realidad", explica.
"Tenemos un doble techo de cristal", declara Fátima A, de 23 años, nacida en España y con padres marroquíes. "Por ser mujer y ser racializada", señala esta joven estudiante de una FP de auxiliar de enfermería. "Si se supone que ya es una opresión ser mujer, imagínate ser mujer y racializada", afirma.
Y, una vez entras en el mercado laboral, también "es bastante frecuente sufrir discriminación racial", tal y como explica Isabelle Mamadou, la primera española seleccionada en el Programa de las Naciones Unidas para Afrodescendientes. "Muchas veces se tratan de discriminaciones pasivas: no son intimidaciones o acoso, sino bromas o tocamientos en el pelo. Eso también es racismo".
En esta situación de un posible "racismo pasivo" se ha visto envuelta Noelia Tejedor, de 36 años. Trabaja para la administración pública y, en ocasiones, siente que algunas personas se dirigen a ella como si no trabajase allí. En una ocasión, además, un policía le pidió su documentación a la entrada de su trabajo, cosa que no ocurrió con el resto de empleados blancos. "Algunos no quisieron calificar el incidente como racista sino que le restaron importancia, como si fuese algo anécdotico y yo estuviese exagerando", nos cuenta.
Ocupan menos puestos cualificados
El grueso de la población migrante en España se concentra entre gente joven y adulta en edad de trabajar y sólo un 5% está envejecida, tal y como reflejan los datos poblacionales del Instituto Nacional de Estadística de 2018. Sin embargo, los jóvenes hijos de los migrantes parten en desventaja con respecto a los hijos de los autóctonos en cuatro aspectos: "En la proporción de desempleados, en el tiempo empleado en encontrar empleo, en los canales utilizados para obtenerlo y en los tipos de ocupación", según el informe del Observatorio Español del Racismo y la Xenofobia.
Según los datos recabados en 7.000 entrevistas, los hijos de migrantes con estudios universitarios ocupaban un 7,1% de trabajos cualificados (trabajos administrativos, técnicos y directivos) frente a un 21,3% de los hijos de nativos.
"Una proporción significativamente mayor de los hijos de nativos ocupa ya posiciones administrativas de cuello blanco y profesionales que los hijos de inmigrantes", decían también la investigación Longitudinal de la Segunda Generación en España publicado en 2017 de la Fundación La Caixa. Mientras tanto, según este documento, los hijos de esta segunda generación de migrantes son relegados a trabajar como camareros, dependientes de tiendas y repartidores a domicilio.
"En general, las personas de origen inmigrante tienen un acceso al mercado laboral peor que los autóctonos", explica Héctor Cebolla, sociólogo e investigador de la UNED. Lo demuestran, por ejemplo, los datos de paro del tercer trimestre de 2018, en los que los extranjeros acumulaban una tasa de paro de 20,64%, mientras que la de los españoles se mantenía en 13,70%. Aunque Héctor Cebolla precisa que "a las segundas generaciones [nacidas en el año 2000] no les ha dado tiempo de acceder al mercado laboral y no podemos saber aún su desempeño".
Lanzaderas de empleo
Frente a las barreras del mercado laboral, que también calan en otros ámbitos sociales, Yeison García, de origen colombiano y con doble nacionalidad, ha decidido dar el salto a la política presentándose a las primarias de Podemos al Congreso. "Muchas personas [racializadas o migrantes] intentan acceder a los espacios políticos y siempre se nos dan los mismos puestos: los últimos o se nos ponen en un puesto de relleno", declara. En la actualidad, solo una mujer negra forma parte del hemiciclo del Congreso de los diputados, Rita Bosaho Gori, de origen ecuatoguineano.
En el ámbito audiovisual el actor Armando Buike creó, junto a su socia Pilar Pardo, The Black View dedicada a promover la visibilidad en la ficción de actores y actrices negros. "Si un niño de diez años no ve un actor negro en televisión ejerciendo de abogado o de policía, él realmente no cree que pueda serlo".
Por su parte, Yasmín Salem creó una pequeña lanzadera de empleo para mujeres musulmanas llamada 'MasturahJob". Su proyecto nació mientras trabajaba en una peluquería que atendía a clientas musulmanas. "Vi que todas tenían unas titulaciones tremendas pero que no las aceptaban en puestos de trabajo, donde les decían directamente que era por el velo", cuenta. Su proyecto, junto a otras 70 propuestas, se encuentra en plena fase de desarrollo en el espacio de innovación urbana La Nave de Madrid: "Las empresas realmente necesitan de nuestra diversidad y nuestras capacidades y ahora ya existe la manera de contactar con nosotros", asegura.
Reunión inicial del equipo.... Iniciamos nuestra aventura de emprendimiento, nuestra semilla-sueño, Masturah Job, una experiencia empresarial de impacto social, para el #empoderamiento de las #mujeresmusulmanas programa de aceleración @LaNaveMadrid pic.twitter.com/AMjES5gbYs
— Masturahjob (@masturahjob) 14 de diciembre de 2018
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