Álbum de recuerdos de mi primer 8M

Diez personas que el año pasado participaron en su primera marcha recuerdan sus experiencias

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El 2018 será recordado como el año de las mujeres, especialmente por aquel 8 de marzo, Día de la Mujer, en el que países como España celebraron su primera huelga feminista general y parcial, secundada por más de cinco millones de trabajadoras, según datos sindicales.

Al mediodía y por la tarde, cientos de miles de personas se lanzaron a las calles de 120 ciudades para reivindicar una igualdad real de género en una movilización sin precedentes que situó al país a la vanguardia del feminismo mundial, como señalaron algunos de los principales medios internacionales.

Un año después, Verne ha hablado con varias personas que nunca habían acudido antes a una manifestación del 8 de marzo. Alegría, rabia, unión y, sobre todo, mucho orgullo es lo que recuerdan.

Bego (48 años), Celia (14) y Gabriela (9). Madrid

Bego: "Recuerdo que iba agobiada por la cantidad de gente, pero también emocionada por ir con mi hija Celia, de 13 años. La rabia que tenía por dentro no podía quedarse en casa. El caso de la manada me había desbordado y era el momento de que estuviésemos unidas. Y fue un éxito. Quería que mi hija viera que mucha gente puede protestar unida contra una injusticia y que las luchas sociales valen la pena, que hay que luchar por un mundo mejor y por tener los mismos derechos. Ella tiene un sentido alto de la justicia y volvimos muy emocionadas a casa. El orgullo es el sentimiento que más intensamente recuerdo de aquel día".

Celia: "Yo tenía muchas ganas de ir y estaba muy emocionada. Recuerdo que había mucha gente. El tren que nos llevó desde Torrelodones a Madrid ya estaba hasta arriba. Me sorprendió ver a personas muy diferentes yendo al mismo lugar, todos y todas vestidas con ropa morada. Una vez allí, me sentí muy feliz por hacer algo tan importante junto a personas importantes para mí, mi madre y otras dos amigas".

Gabriela: "Me gustó mucho: me gustaron las canciones, eran todo chicas y sentía que era importante".

Ángela Sacristán, 39 años. Valladolid

"Fui a la manifestación con mi cuñada y mis suegros, mientras mi marido se quedaba con nuestro hijo. Lo recuerdo como uno de los momentos más emocionantes que he vivido. Y lo que más me tocó fue ver la cantidad de jóvenes (chicos y chicas) que habían acudido. Este año, volveré a hacer huelga y a dejarme la garganta en la manifestación, con la esperanza de que toda esa rabia remueva un milímetro de conciencia de quienes siguen diciendo que esto del feminismo es innecesario".

Ilenia Piñera, 20 años. Gijón

"Fui a la manifestación con mi madre y con una amiga suya. Recuerdo que estaba lleno de mujeres de todas las edades. Me sentí muy emocionada y orgullosa al ver que cada vez se une más gente en la lucha por los derechos de las mujeres. Fui porque me parece que hay que salir a la calle a gritar que no nos merecemos lo que nos están haciendo y para acabar con el patriarcado".

Sara Cobo, 36 años. Madrid

"Había asistido a otro tipo de manifestaciones, pero nunca a la del 8 de marzo. Quizá por falta de información, por pereza o simplemente porque pensaba que no era tan necesario. Pero el año pasado fue diferente. Hubo una llamada de atención general a la que mucha gente respondimos saliendo a la calle. No podía imaginar lo grande que iba a ser y cómo teñimos las calles de color violeta y gritos de protesta. La tarde de la manifestación mis amigas y yo nos organizamos para ir. Al llegar, se notaba un ambiente festivo, batucadas, gritos, pancartas y mucha emoción. Fue un no parar de encontrarnos con amigas y conocidas, de abrazos de verdad y de muchas sonrisas. Se me saltaron las lágrimas varias veces al ver esa unión de tantas mujeres, chicas, niñas, de diferentes generaciones, ideologías y lugares, todas gritando juntas en contra del machismo, luchando por un mundo más justo para nosotras. Nos queda mucho por conseguir, pero poco a poco y con este sentimiento de sororidad podemos cambiar nuestro presente y nuestro futuro. Este 8 de marzo nos volvemos a ver en las calles".

Cristina Martínez, 18 años. Hellín

"Nosotras nos manifestamos pensando que, aun siendo un pueblo, podíamos hacernos oír. La mayor parte de las mujeres, sobre todo adultas, no se lo tomaron suficientemente en serio, por decirlo de alguna forma, por lo que decidimos salir las chicas jóvenes. Fue algo raro porque creíamos que no iba a haber nadie, pero se movió gente. Salió incluso en El Faro de Hellín, el periódico de aquí, con una la foto que decía Las nuevas generaciones".

Pablo Barrios, 31 años. Madrid

"La mañana de la manifestación, Alejandra, mi compañera de piso, tenía la agenda ocupadísima. No recuerdo a cuántas cosas iba con su familia y amigas. Yo me fui a la cooperativa en la que participa un amigo, que ese día lo dedicaban a apoyar a las mujeres. Allí se preparaba la comida y se cuidaba de los hijos e hijas de las mujeres que hacían huelga. Cuando llegó la hora de la manifestación, salimos con las caras pintadas por las niñas y niños. Mis amigas iban en las cabeceras, y yo me uní a otros amigos en la parte de atrás. Sentí que esto había movido a muchísima gente, casi ni se podía avanzar. Fue una manifestación larga y muy animada. Cuando regresé a casa, me puse a pensar. Había sido algo positivo, pero aún queda mucho camino que recorrer y muchas cosas que aprender".

Claudia González, 28 años. A Coruña

"Lo recuerdo como un día muy emocionante y divertido también. Sentía que no me podía perder algo así, era casi una obligación. Las mujeres teníamos y tenemos que salir a la calle y gritar que estamos hartas. Ese día quedé para comer con un grupo de amigas y amigos y, antes de ir a la manifestación, hablamos de feminismo y del papel de la mujer. Nos tomamos unas cervezas, hicimos unas pancartas y a la calle. Disfruté y canté mucho. Estaba orgullosa porque no se había visto en A Coruña a tanta gente en una manifestación desde aquella del "No a la guerra". Había unión y así es cómo se cambian las cosas".

Gerardo Armero, 30 años. Madrid

"Fui con dos compañeros de trabajo y con un grupo de amigas de uno de ellos. No conocía a la mayoría, y sin embargo desde el primer momento me sentí parte del grupo. Cuando acudes a una manifestación así conectas directamente con las personas que están a tu alrededor, aunque no las conozcas... porque sabes que te une algo muy importante con ellas. Estar allí me hizo darme cuenta de que formo parte de algo grande, de que las personas no estamos solas y de que, apoyándonos, podemos cambiar las cosas. Pero también sentí rabia por tener que reclamar algo que considero absolutamente obvio. Me acordé de mis padres, especialmente de mi madre, por la educación que me dieron y que me ha permitido ver una realidad que muchos otros quieren ignorar. Tenía una necesidad muy grande de gritar ante estas injusticias y la obligación de luchar para que los derechos y libertades de las mujeres no retrocedan ni un milímetro. Sentí muchas cosas, pero, sobre todo, me sentí orgulloso de participar en aquella manifestación y de ser feminista".

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