José Luis Cortés, enfermero alicantino de 26 años, publicó el siguiente tuit en enero. Pedía que las personas que escriben la letra a como en la foto de la izquierda retuitearan su mensaje y los que lo hicieran como en la de la derecha dieran un "me gusta".
Sin lugar a dudas en el mundo hay dos tipos de personas...
— Josev (@joseluiscort) 16 de enero de 2019
Foto 1: 🔁
Foto 2: ❤️ pic.twitter.com/6lQZrihxPq
"Estaba estudiando para un examen cuando me di cuenta de que en mis propios apuntes tenía la a escrita de distinta manera. De ahí el tuit", cuenta Cortés a Verne por mensaje privado. La opción de la derecha gana por goleada: el tuit tiene 8.400 retuits (izquierda) y 93.698 me gusta (derecha). La a más utilizada, según este tuit, "es como nos enseñan a escribirla en el colegio", explica a Verne Anna Coll, fundadora del estudio de caligrafía Deletras y autora del libro El taller de la buena letra.
En las respuestas al tuit hay varios usuarios que hacen la misma pregunta con otras letras, como la r. Cortés también escribe de distinta forma, sin tener muy claro por qué, la s y la z. Y nos ha mandado una foto para demostrarlo.
Antes de explicar por qué no coincide el trazo de nuestras letras, de dónde sale cada versión o cuánto tiene que ver la tecnología en todo esto, en esta tabla puedes ver las formas más comunes de escribir las letras que más varían en función de la persona. No se incluyen las mayúsculas convertidas en minúsculas, una costumbre cada vez más extendida, como explicaremos después.
¿De dónde salen nuestras letras?
Todas las letras de esta tabla son minúsculas, precisamente las que más cambian en función de la persona. "Las mayúsculas que usamos hoy en día son las mismas que utilizaban los romanos", comenta Coll. Y nuestras minúsculas son variaciones de esas mayúsculas.
Con el paso de los siglos, fueron apareciendo diferentes estilos de caligrafía en el Imperio Romano y en los reinos que surgieron tras su colapso. Un hito para entender nuestra caligrafía actual es la unificación de estilos que supuso la escritura carolingia, que, por orden de Carlomagno, se convirtió en el estilo estandarizado en su imperio en el siglo IX. "Es el eje que vertebra la escritura de hoy día", dice Coll sobre este estilo de caligrafía. Inspiradas en las letras carolingias, nacieron las humanistas, que ocupan la primera columna de la tabla anterior.
A partir de este tipo de letra, a lo largo de los siglos se fueron desarrollando otros estilos caligráficos. Entre los más extendidos está la itálica y la inglesa, que ocupan la segunda y la tercera columna de la tabla. "La itálica se empezó a desarrollar en el siglo XIV en las cancillerías vaticanas por la necesidad de escribir rápido y por el gran volumen de textos", explica Coll. Cuando escribimos a toda prisa, tendemos a inclinar la letra en el sentido de la escritura.
Ese tipo de letra derivó en el siglo XVII en la inglesa, también conocida como Copperplate, con un toque más refinado. Esta forma de escribir liga las letras unas con otras. Es importante mencionar este estilo porque en él se inspira el que casi todos hemos estudiado en las cartillas de lectura en España, una versión redondeada de letra inglesa. "Si te fijas bien en la letra inglesa, es la base de la escritura escolar en España", añade Coll. Esta versión redonda de la inglesa se desarrolló en Francia. "Las letras de cada persona suelen ser variaciones del estilo que aprendemos en el colegio", explica Coll.
¿Qué factores influyen en nuestra forma de escribir?
Esta experta considera que la letra redondilla que aprendemos en el colegio va cambiando cuando empezamos a escribir rápido, es decir, cuando tenemos que tomar apuntes. "En el colegio nos enseñan a escribir con letras redondas y ligadas. Cuando cogemos soltura y hay que escribir rápido, la letra se suele inclinar y se deforma creando nuevas ligaduras", comenta Coll.
El uso actual de la tecnología también afecta mucho a nuestra forma de escribir manualmente. "La constante exposición a tipografías hace que hagamos nuestras otras formas de letras", añade la experta. Las tipografías son estilos estandarizados creados para imprentas y pantallas, lo que en cualquier procesador de texto llamamos fuentes.
Es normal que, de tanto ver una determinada fuente en el ordenador, incorporemos alguna de sus letras a nuestra forma de escribir. La a que pierde el debate de Twitter con el que abríamos este artículo es la que forma parte de la fuente Calibri, la más utilizada en occidente por imprentas, programas informáticos y páginas web, según explica Simon Garfield en el libro No es mi tipo. Este texto lo estás leyendo en Roboto. Y también usamos esta a.
En opinión de Coll, otra tendencia que se observa últimamente en la escritura manual es un mayor uso de las mayúsculas como si fueran minúsculas. Y hay otros factores que nos cambian la letra. Por ejemplo, "adoptamos letras que vemos y que nos llaman la atención", dice la experta. Esas letras pueden ser de amigos, de familiares o de un grafiti que veamos por la calle. Y, con todas estas influencias en nuestra forma de escribir, es normal que de vez en cuando alternemos diferentes formas de escribir una misma letra.
¿Cómo escribes cada letra?
En los stories de Instagram de Verne te estamos pidiendo que nos enseñes cómo escribes las letras minúsculas que más cambian de forma. Puedes imprimir la plantilla, escribir cada letra, hacerle una foto y contestarnos por mensaje privado de Instagram o (más rápido) escribir la letra con el dedo y mandarnos la imagen.
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