En México solo el 23% las mujeres tiene acceso a la Seguridad Social (IMSS). Hablamos de 29 millones de mexicanas que representan un poco más del total de todos los usuarios afiliados al IMSS en el país. Por detrás quedan otros 60 millones de personas cuyo único acceso a la salud es a través del Seguro Popular o instituciones parecidas. De esta parte de la población, más de la mitad también son mujeres.
En la otra punta de la realidad del país, un 36.8% de la ciudadanía en México es usuaria de servicios de sanidad privados, donde cada vez más mujeres que ya cuentan con IMSS, deciden dar a luz. En 2017, el 14% de los nacidos en México, lo hizo en un hospital privado.
Olivia, madre de un niño de 9 meses explica por qué decidió tener a su hijo en la sanidad privada pese a contar con Seguro Social. “El padre de mi hijo y yo elegimos este hospital porque tienen salas de labor de parto grandes, acomodadas, iluminadas. Podía caminar y moverme, meterme en una tina o en una regadera. Elegimos un hospital en el que no sintieras la presión del tiempo para dar a luz. Yo por ejemplo, tuve una labor de parto de 12 horas”, cuenta a Verne en entrevista.
Olivia es consciente de que ella pudo permitirse un parto elegido acorde a sus ideas, pero también acorde a su bolsillo. “Dime cuanto ganas y te diré cuánto va a ser el nacimiento de tu hijo”, agrega. “No fui a la sanidad pública porque hay mucha violencia obstétrica. A mí misma me trataron muy mal en la clínica del IMSS en Coyoacán a la que iba a revisarme para el trámite de la baja laboral. Me regañaban, me trataban de asustar”, cuenta.
Las instituciones públicas de la Seguridad Social como el IMSS o el ISSSTE, dan un servicio gratuito a las derechohabientes en el embarazo y el parto con la condición de asistir a las 8 citas y recibir todas las atenciones previas en la institución.
Rosina, madre de un pequeño de 3 meses, comparte la misma opinión del trato que la sanidad pública da a las mujeres. “Por todas las experiencias previas que he tenido con el IMSS, en el parto hay mucha violencia obstétrica. Hacen cesáreas innecesarias, la episiotomía la aplican cada tiro por viaje, yo no quería eso para mi hijo. Por eso me fui a una clínica privada”, explica a este periódico.
“El asunto de la sanidad pública es que hay una sobresaturación en los servicios, falta calidez y trato humano. Como padre no puedes entrar al nacimiento de tu hijo, por ejemplo”, detalla el ginecólogo José Antonio Torres. “Si yo fuera mujer, no me sentiría muy a gusto sin saber quién me va a atender en el parto. Sin que exista empatía con el médico de confianza que me ha tratado siempre. En la sanidad privada hay más negociaciones entre el médico y la paciente, hay mayor toma de decisión de la mujer sobre su cuerpo”, ahonda el especialista.
Este es el caso de Blanca Gómez, madre de una niña de 2 años, quién acudió a punto de dar a luz, a la clínica del IMSS del Parque de los Venados, en la Ciudad de México y a la que no atendió ningún médico titular. El embarazo se complicó por una mala atención del personal de salud y su hija estuvo a punto de morir. “Los que estaban atendiendo eran médicos practicantes porque era un sábado. Me hicieron la episiotomía y la herida no se cerró bien porque me dejaron un coágulo y una parte de la placenta dentro. No paraba de sangrar”, recuerda la mujer de 36 años.
Desde el primer test de embarazo, todo tiene un precio. Según la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) las mujeres pueden gastar en el embarazo entre pruebas médicas, visitas al ginecólogo y medicamentos entre 15.000 y 35.000 pesos. Un ultrasonido obstétrico para confirmar el embarazo está entre 500 y 1.500 pesos, mientras que un estudio completo de sangre de 24 elementos cuesta en un laboratorio privado entre 600 y 1.500 pesos.
Los gastos del ginecólogo que dará seguimiento al embarazo durante los nueve meses de gestación y atenderá el parto, “dependerán de los honorarios de cada profesional y de si se trata de un especialista colegiado, el precio de una consulta está entre los 500 pesos y los 2.000”, explica a Verne el ginecólogo, José María Torres.
En cuanto al parto, dependerá del hospital elegido para dar a luz y el tipo de alumbramiento que se desee. Las instituciones privadas cuentan con paquetes que se ajustan a la economía de los pacientes. En ellos además del parto van incluidas las noches de internamiento, medicamentos, material de curación, cama para el acompañante, cunero etc. Por ejemplo, un paquete de parto natural en el Hospital Español de la Ciudad de México está en los 23.500 pesos por dos noches y 35.000 pesos si se trata de una cesárea que suponga estar tres noches en el hospital.
El precio de dar a luz depende de si es parto natural, cesárea o si se solicitan otros servicios como parto en agua o parto en casa. Los costos por parto natural en un hospital varían entre los 15.000 y los 30.000 pesos y se incrementan en torno a un 20% si se trata de una cesárea, de los 20.000 a los 47.000 pesos, ya que se trata de una intervención que requiere de un quirófano y supondrá la hospitalización de la madre un mínimo de 2 días. A esto habrá que sumarle los honorarios del ginecólogo que tendrá que estar presente en el parto, de 10.000 a 30.000 pesos, los honorarios de un pediatra (de 1.500 a 6.000 pesos) y si se requiere de una intervención quirúrgica (cesárea), también se deberá pagar a un anestesista (entre 3.000 y 8.000 pesos).
El precio aumenta si se trata de un parto múltiple de 6.000 a 15.000 pesos por niño, más los honorarios de los profesionales, ya que cada niño requiere de una revisión pediátrica individual y equipo de reanimación.
“Yo recomiendo ahorrar lo más posible porque la vida está llena de improvisos”, dice vía telefónica la experta en Finanzas personales, Sonia Sánchez-Escuer. “Cuando una se entera que va a ser madre nuestros gastos van a cambiar completamente, así que recomiendo a la gente que en cuanto establezcan que quieren ser padres, empiecen a hacer un ahorro para que no sea tan pesado el gasto. Cuanto antes empiecen mas fácil será tener un dinero”, comenta. La especialista también recomienda contratar un seguro privado de gastos médicos para que la factura del embarazo y el parto sean más llevaderas.
Las aseguradoras piden una permanencia mínima de 10 meses para poder cubrir los gastos de un parto en una mujer. Dependiendo de la categoría contratada, los seguros privados pueden cubrir solo el parto, la cesárea o incluso los honorarios del médico. A mayores prestaciones, mayor prima cada mes. En el caso de Rosina, el seguro médico le cubrió 32.000 pesos tras el nacimiento de su hijo. Las aseguradoras ofrecen descuentos en la factura del hospital si se incorpora al bebé en los primeros 30 días de vida a la póliza de la madre. Finalmente Rosina, pagó de la cuenta 20.000 pesos ya que metió al bebé en su seguro, lo que aminoró el gasto.
Según la Asociación Mexicana de Seguros en 2017, solo el 8% de las mexicanas tenía un seguro médico privado. Las aseguradoras señalan que una de las principales causas de esta cifra baja se debe al costo elevado de las pólizas para mujeres entre 25 y 35 años, edad en la que muchas deciden embarazarse. Comparando el precio de algunas de las aseguradoras más contratadas, la medida de un seguro en México para una mujer está en 1.200 pesos al mes.
Después del nacimiento, la Condusef dice que los gastos para recibir al bebé pueden ir de los 14.000 pesos a los 60.000. Pañales, ropa, carriola, cuna, bañera, fórmula son algunos de los productos que suman a la factura de las familias que reciben a un nuevo integrante.
Según la web especializada bebe2go.com el gasto se puede disparar hasta los 90.000 pesos, todo dependerá de los gustos, preferencias y presupuesto de cada familia. Una cuna puede costar entre 5.000 y 15.000 pesos, la silla para el coche entre 3.000 y 6.000, un sacaleches entre 600 y 4.000 pesos y una carriola entre 2.000 y 20.000.
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