Estados Unidos ha ganado el Mundial femenino de fútbol de 2019 tras imponerse a Holanda en la final de este domingo en Lyon ante casi 60.000 espectadores. La selección estadounidense es la gran dominadora de la categoría, ya que se ha ganado cuatro de los ochos Mundiales que se han jugado.
Como cuenta El País en su crónica del partido, "antes de que Gianni Infantino, presidente de la Federación Internacional de Fútbol (FIFA), entregara los premios, todo el estadio empezó a cantar: 'Equal Pay' [igualdad de salarios]". Entre las grabaciones que circulan por las redes sociales, hay alguna que acumula varios millones de reproducciones:
🗣 EQUAL PAY #USWNT pic.twitter.com/hQMGz6q54H
— Mina Park (@minapark) 7 de julio de 2019
The #FIFA president just walked in along with President @EmmanuelMacron and #EqualPay is chanted in unison in the stadium. pic.twitter.com/9HW4058tNo
— Bénédicte Demarle (@BDemarle) 7 de julio de 2019
Infantino on the stage. Whole stadium chants “EQUAL PAY” #FIFAWWC pic.twitter.com/WIn9OCMdbU
— Lou (@loutalksfutbol) 7 de julio de 2019
La igualdad salarial es una reivindicación clásica de muchas deportistas, ya que suelen cobrar menos que los hombres que practican las mismas disciplinas. Este Mundial es un buen ejemplo, ya que la FIFA había previsto el reparto de 30 millones de dólares en premios, mientras que ese mismo reparto en el Mundial masculino disputado el año pasado en Rusia alcanzó los 400 millones, según explica un artículo de The New York Times.
Gianni Infantino aseguró durante el campeonato que el organismo aminoraría esa brecha, aunque algunas jugadoras, como Megan Rapinoe, capitana de la selección estadounidense, exigió más rapidez que la prometida por el dirigente de la FIFA. La propia Rapinoe, máxima goleadora y mejor jugadora del torneo según la organización, reiteró ese mensaje tras el partido de ayer: "Hay que pasar a la etapa siguiente. Todo el mundo está preparado para que cobremos lo mismo".
Estados Unidos ha sido el epicentro de esta lucha por la igualdad salarial en el terreno deportivo. El pasado 8 de marzo, durante las celebraciones por el Día de la mujer, 28 jugadoras denunciaron a la Federación Estadounidense de Fútbol por discriminación ante un tribunal de Los Ángeles. En la misma línea, la semana pasada, 50 miembros del Congreso dirigieron una carta a la misma Federación reclamando que las mujeres recibieran el mismo salario base que los futbolistas estadounidenses y los mismos bonus por victorias.
Este tipo de presiones sociales podría explicar la gran superioridad deportiva de la selección estadounidense, según apunta un artículo de The Guardian titulado "El formidable equipo de fútbol femenino estadounidense no es una accidente. Es resultado de una política pública" (en inglés).
Este artículo habla de la aprobación de una ley en 1972, por la presión feminista, que, entre otras cosas, eliminaba la discriminación por sexo contra las mujeres a la hora de practicar deportes en el ámbito escolar. Según el artículo, en 1972, solo 700 chicas jugaban al fútbol en un nivel educativo superior. En 1991, fecha del primer Mundial femenino, esa cifra había aumentado hasta 121.722. Y en 2018 la cifra ya alcanzaba las 390.482.
Esta ley, que obligaba a que la inversión en deporte femenino se equiparase a la inversión en deporte masculino, hizo que "el sistema educativo estadounidense se convirtiera en la organización más exitosa del mundo para el desarrollo del deporte femenino", y demuestra cómo "los grupos marginalizados pueden gozar de más oportunidades a través de intervenciones políticas", explica el artículo.
Además de doblar las dotaciones de los premios económicos para las mujeres en el próximo Mundial, que se disputará en 2023 en una sede que aún se desconoce, Gianni Infantino también ha propuesto la ampliación del número de selecciones participantes de 24 a 32.
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