¿Latino o hispano? Parece lo mismo, pero no es igual

Al igual que las sociedades han cambiado por la migración, la identidad de las comunidades también

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Ilustración de la activista Maribel Valdez González para la campaña 'We are people' en Estados Unidos. Montaje con ilustraciones de Shepard Fairey.
Ilustración de la activista Maribel Valdez González para la campaña 'We are people' en Estados Unidos. Montaje con ilustraciones de Shepard Fairey.

Cuando un cantante español triunfa en Estados Unidos, ¿es un artista latino? ¿hispano? Cuando estos adjetivos se han usado para hablar del éxito en América de Enrique Iglesias y David Bisbal, entre otros, han sido frecuentes los debates y las críticas. El último caso es el de Rosalía, después de que ganara un MTV Video Music Award al mejor vídeo latino por la canción Con altura. ¿Su canción no era latina? ¿Era europea? ¿Española?

El diccionario de la RAE define latino como el hablante de una lengua derivada del latín, pero en Estados Unidos la palabra ha adquirido un valor de identidad que la distancia de este significado, incluida su relación con el concepto "hispano". El debate viene mediado por el cambio sociohistórico que ha vivido la comunidad latina en Estados Unidos durante los últimos 50 años.

Es decir, esta controversia reciente sobre la diferencia entre latino e hispano, y sobre si podemos usar la etiqueta “latina” con Rosalía, se refiere sobre todo al uso que se le da a estos términos en América Latina y Estados Unidos. En Europa, el uso de la palabra es diferente y por eso decimos que los países del Mediterráneo que hablan lenguas procedentes del latín son países latinos. Y por eso el cantante alicantino Francisco pudo cantar su Latino en 1981 sin que a nadie le sonara raro.

Blanco, negro u otro

En los años setenta la Oficina del Censo estadounidense creó la clasificación "hispano" para agrupar a todas las personas que procedían de países donde se habla español: México, Puerto Rico, Cuba... Antes de eso las opciones solo eran "blanco", "negro" u "otro".

Sin embargo, “la palabra hispanic cobró una connotación negativa por su relación con la conquista, por lo que los activistas comenzaron a usar la palabra latino para referirse a alguien de Latinoamérica”, explica a Verne Ed Morales, profesor del Centro de Estudios de Etnicidad y Raza de la Universidad de Columbia.

Con la palabra “latino” no solo se alejaban de estas connotaciones, sino que también se incluía a “indígenas y afrodescendientes”, además de personas de países en los que no se habla español, como Brasil.

Aunque el término “latino” a menudo se usa en Estados Unidos para referirse a quien habla español y como sinónimo de hispano, en realidad es más amplio: “La industria musical norteamericana es culpable en estas definiciones porque ha reducido lo latino a cantar en español, pero la comunidad latina en Estados Unidos habla inglés, portugués, quechua y spanglish, por ejemplo”, dice a Verne Arlene Dávila, antropóloga de la Universidad de Nueva York.

Desde este punto de vista, ligado a la historia de América, tanto Rosalía como cualquier español sería considerada europea e hispana, pero no latina: “Ella es hispana, es española, es europea”, apunta Eva Bravo, directora del Instituto de Estudios sobre América Latina de la Universidad de Sevilla. Lo latino haría referencia a América Latina, incluyendo también a Brasil, mientras que lo hispano se aplicaría a los países en los que se habla español.

Eso sí, como añade Morales, profesor de la Universidad de Columbia, Rosalía “no ha compartido la experiencia de los latinos, pero viene de una cultura que tiene tendencias parecidas a la nuestra y que hacen los experimentos musicales de ella válidos en el contexto de la música latina”.

Una etiqueta en evolución

Al igual que las sociedades han cambiado por la migración, también lo ha hecho la identidad de las comunidades. Actualmente el 18% de la población de Estados Unidos es latina. Cuatro generaciones, unos 60 millones de personas que representan el segundo grupo étnico del país. El 81% de los latinos consultados en 2015 por el centro de estudios sociológicos Pew Research consideraron que hablar español no era necesario para ser latino.

La etiqueta “latino” ha cobrado peso de nuevo durante la presidencia de Donald Trump. Políticas migratorias férreas, discriminación desde la propia Administración y un aumento de las muestras de odio contra la población migrante en Estados Unidos, han alentado la unión de la comunidad. “Una cosa que tenemos en común es que venimos de países que han sufrido la intervención de Estados Unidos de alguna forma. Afectando la economía, cambiando presidentes…”, dice Ed Morales quien se define como “niuyorriqueño” (puertorriqueño de Nueva York).

Desde 2014 la comunidad latina enfrenta su propia revolución interna por los derechos LGTBIQ, por lo que se ha comenzado a extender la palabra "latinx" (pronunciado latinex) para huir de las categorías binarias y ser más incluyente, como explica Ed Morales, autor del libro Latinx: The New Force in American Politics and Culture (Latinx: la nueva fuerza en la política y la cultura estadounidense). El investigador plantea que el nuevo nombre es un rechazo también a la división única de heterosexual y homosexual. “El latinx es el primer grupo racial y étnico que está reclamando sus derechos, es algo que sale de la tradición y la cultura de América Latina”, responde Morales.

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