¿Has cumplido nuestros propósitos lingüísticos del año? Ponte a prueba con este examen final

Envíale la nota a la RAE para que te dé tu sillón de una vez por todas

Venga, que es fácil Getty Images

Cuando arrancó 2019 nos propusimos repasar algo de ortografía y gramática, con una breve lección y un test cada mes. Algunos de nuestros lectores más aplicados habrán pensado que con el examen de diciembre ya se había terminado todo, pero no, queremos cerrar el año con un examen final. Un examen final sorpresa. Un examen final sorpresa que repasa los 12 temas del año. Un examen final sorpresa con nada menos que 50 preguntas.

Pero son fáciles, claro. Después de todo un año estudiando, cómo no iban a serlo. Lo que no quita que en caso de suspender, la RAE procederá a arrestar al infractor y quitarle entre dos y seis puntos del permiso lingüístico, indispensable para tuitear cosas como “los de la RAE aceptan cualquier cosa” y “pienso seguir poniéndole la tilde a solo”.

Os dejamos primero el test, pero al final hay un breve recordatorio con la teoría de los 12 propósitos lingüísticos del año, por si alguien quiere hacer otro repaso.

LA TEORÍA

1. Deber y deber de

- Deber + infinitivo puede denotar obligación o suposición. “Debo ir a trabajar” significa “tengo que ir a trabajar” y con “deben ser las nueve” quiero decir que “no tengo reloj, pero calculo así a ojo que son las nueve”.

- Deber de + infinitivo solo denota probabilidad. Siguiendo los ejemplos anteriores, podemos decir “deben de ser las nueve”, pero no “debo de ir a trabajar”. Más sobre deber y deber de en el diccionario panhispánico de dudas. Y nuestro test de enero.

2. Queísmo y dequeísmo

- El queísmo es la omisión indebida de la preposición "de" ante "que". Hay que decir “me acordé de que era tu cumpleaños” y no “me acordé que era tu cumpleaños”.

- El dequeísmo es la adición indebida de la preposición de ante que. Es incorrecto decir, por ejemplo, “pienso de que Juan va a venir tarde”. (Si te has quedado con ganas de más, aquí está nuestro test de febrero).

3. Extranjerismos

Se recomienda aceptar los extranjerismos necesarios o muy extendidos: ballet, blues, máster, chucrut… En algunos casos se mantiene la grafía y pronunciación originarias, como en walkman, que está en el diccionario desde 2001. Algunos de estos términos se escriben con cursiva o con comillas (en EL PAÍS, escribimos en redonda los muy extendidos, como ballet y blues). En otros casos, como en pádel y suflé, se adapta la escritura y no hace falta resaltar el texto.

En cambio, se recomienda rechazar los extranjerismos cuando “existe en español un vocablo del mismo significado con plena vitalidad”. Por ejemplo, no hace falta decir short si podemos decir pantalón corto.

En todo caso, “la RAE no considera una incorrección lingüística el empleo de cualquier extranjerismo por los hablantes, siempre y cuando lo resalte tipográficamente mediante letra cursiva o comillas”. Vamos, que of course que puedes decir lo que te apetezca.

Por cierto, el español también ha exportado a otras lenguas palabras como mosquito, guerrilla, embargo, adobe, bodega... Y siesta, claro. Más aquí, test incluido,

Cuando cumples 40 años a la gente le da por invitarte a jugar a pádel EyeEm / Getty Images

4. Solo va solo, sin tilde

La tilde diacrítica sirve para diferenciar dos palabras que se escriben igual cuando una de ellas es tónica y la otra es átona. Las palabras átonas son las que no tienen acento propio en la cadena hablada y por tanto se apoyan en otra palabra tónica para su pronunciación. Ocurre, por ejemplo, con de y dé en frases como “ese coche es de Sara” (átona) o “espero que me dé lo que me debe” (tónica).

Pero no pasa lo mismo con "solo", ya que tanto el adjetivo como el adverbio son palabras tónicas. Es decir, no hace falta el acento gráfico para diferenciarlas, igual que no diferenciamos "seguro" (adjetivo) de "seguro" (adverbio). Tampoco se acentúan los pronombres demostrativos, como esta, esa y aquella.

Ya de paso, recordamos que tampoco llevan tilde palabras como guion, truhan y hui, así como algunas formas verbales de pretérito perfecto simple (crie, crio, fio, lie, rio, lio...) y de presente (criais, fieis, fiais, riais…)". En la web de la RAE hay más información y aquí, otro test.

5. Laísmo, leísmo y loísmo

En general, se usan los pronombres "lo" y "la" (y sus plurales) para el complemento directo, y el pronombre "le" (y "les") para el indirecto.

- Cierra el libro y ponlo ahí. (El libro es complemento directo).

- A María la vi ayer. (María es el complemento directo).

- Voy a servirle un café a María. (María es el objeto indirecto y un café, el directo).

Se permite el leísmo referido a persona singular, pero no a cosa, como explica la RAE y como en “¿has visto a Jorge? Sí, le vi ayer en el parque”. Pero no: “A tu perro le vi en el parque”. Más sobre el leísmo en este artículo de Lola Pons (y otro test, por si te apetece).

6. Siempre detrás de mí

Como dice el Libro de estilo de la RAE, “las combinaciones del tipo de detrás suyo, delante mío, encima nuestro, etcétera, no se han integrado todavía en la lengua culta general, por lo que es preferible evitarlas y usar en su lugar las variantes con la preposición de: detrás de ella, delante de mí, encima de nosotros". Sí se admite la combinación con alrededor: alrededor mío, alrededor vuestro. Más información y casos, aquí, todo seguido de nuestro test de junio.

7. Infinitivo e imperativo

No se considera correcto el uso del infinitivo en lugar del imperativo para dirigir una orden a una segunda persona del plural. No se debería decir “¡venir ahora mismo!”, sino “¡venid ahora mismo!”.

Es válido el empleo del infinitivo con valor de imperativo cuando aparece precedido de la preposición "a", uso propio de la lengua oral coloquial: "¡Tú, a callar! Niños, a dormir".

El infinitivo también se puede usar “con valor exhortativo en indicaciones, advertencias, recomendaciones o avisos dirigidos a un interlocutor colectivo e indeterminado”, como en las instrucciones o en los carteles. Por ejemplo: consumir a temperatura ambiente, no fumar, lavar a mano. (Haz el test de julio, si te gusta obedecer nuestras órdenes).

8. ¿Por qué? ¿¡POR QUÉ!?

- “Por qué” es la secuencia formada por la preposición "por" y el interrogativo o exclamativo "qué". Introduce oraciones interrogativas y exclamativas directas e indirectas. Ejemplos: ¿Por qué no has venido? No entiendo por qué te pones así. ¡Por qué calles más bonitas pasamos!.

- “Porque” es una conjunción y se usa para introducir subordinadas que expresan causa (no fui a trabajar porque tenía fiebre) y como conjunción final, con sentido equivalente a "para que" (hice cuanto pude porque no terminara así).

- “Porqué” es un sustantivo que equivale a causa, motivo, razón y se escribe con tilde por ser palabra aguda terminada en vocal. Ejemplos: No comprendo el porqué de tu actitud. Todo tiene su porqué.

- “Por que” introduce un segmento que no expresa causa (se caracteriza por que no come por la boca) y cuando que es un relativo y la expresión equivale a “por el / la / los / las que”. Esta es la razón por que no puedo hacerlo. En este caso es más corriente usar el relativo con artículo antepuesto (esta es la razón por la que no puedo hacerlo).

Más sobre porqué, porque, por qué y por que en la RAE. Y otro resumen aquí.

9. Sino y si no

- "Sino" es la conjunción que aparece en contextos en los que se ha negado la frase anterior, como en “no lo hizo Juan, sino Pedro”. También en construcciones como “no solo…, sino también; no porque…, sino porque”. Y cuando tiene un valor similar a más que o excepto. Ejemplo: "¿Quién sino Juan podía hacerlo?".

- "Sino" también puede ir junto cuando es un sustantivo con el significado de “destino”: "Mi sino es trabajar y trabajar".

- En cambio, "si no" es la combinación de la conjunción condicional "si" seguida del adverbio "no". Introduce una oración condicional: “Si no lo haces tú, lo hará él”. Si no te ha quedado claro, aquí hay más (test incluido).

10. He perdido el habla, pero no la habla

El artículo "el" se emplea con nombres femeninos que comienzan por a- o ha- tónicas: el asa, el hambre, el ancla, el habla… (y no la asa, la hambre, la ancla).

El indefinido "una" generalmente también toma la forma "un" en estos casos: un aula, un hada, un asa, un hacha. Pero no es incorrecto, aunque no sea frecuente, usar una: una hacha, una águila, una alma…

Asimismo, los indefinidos "alguna" y "ninguna" pueden adoptar en estos casos las formas apocopadas (algún alma, ningún alma) o mantener las formas plenas (alguna alma, ninguna alma).

Si entre el artículo y el nombre hay otra palabra, la regla queda sin efecto: la misma agua, la extensa área… Los adjetivos han de concordar en femenino: el agua clara, el hacha afilada…

Los demostrativos y adjetivos determinativos (todo, poco, mucho, otro…) deben usarse en femenino: esta hacha, toda el agua, aquella misma aula... (Más en nuestro test de octubre).

Un águila. O una águila. O el águila Getty Images

11. ¿La mitad aprobó o la mitad aprobaron?

Ambos: estructuras como la mayoría de los manifestantes, el resto de los alumnos y la mitad de los presentes permiten concordar en singular y en plural, siendo más habitual la concordancia en plural. Más casos (y un test) en este enlace.

12. A ver y haber

Se escribe a ver:

- Cuando se combinan "a" y "ver" en sentido literal: Fue a ver a su abuela.

- En oraciones que empiezan por "a ver si": A ver si vas a ver a tu abuela.

- Seguido de un interrogativo: A ver quién sabe cómo se llama su abuela.

- Como expresión independiente: A ver, ¿qué le pasa a tu abuela?

Se escribe haber:

- Cuando es el infinitivo de "haber", también como auxiliar. No se puede aprobar sin haber presentado el trabajo.

- En construcciones con "haber + participio" con las que se le recrimina a alguien una situación pasada: Haberlo dicho antes, haber estudiado. (A ver si te animas a hacer el test de diciembre).